Perfil cardiovascular de los lebreles: particularidades anátomo-fisiológicas y su relevancia clínica y diagnóstica
Resumen breve
Los lebreles o sighthounds constituyen un grupo racial singular dentro de la especie canina, seleccionado históricamente por su capacidad atlética y por rasgos morfofuncionales que los distinguen de otras razas. En países hispanohablantes, suele utilizarse el término "galgo" como sinónimo de lebrel, aunque esto resulta equívoco, pues designa en realidad a una raza específica dentro un grupo más amplio. Su fenotipo cardiovascular, adaptado al esfuerzo físico intenso, se expresa…Índice de contenidos
Introducción
Los lebreles o Sighthounds constituyen un grupo de razas seleccionadas históricamente por su rendimiento atlético y su habilidad para la caza1. En muchos países de habla hispana, el término galgo se utiliza de manera genérica para referirse a todos los lebreles. No obstante, esta denominación es imprecisa, ya que en sentido estricto alude únicamente a razas específicas, como el Galgo español o el Greyhound —las más frecuentes en Argentina—, mientras que el conjunto de los lebreles es mucho más amplio e incluye, entre otros, al Saluki, Borzoi, pequeño lebrel italiano, Whippet, Lebrel irlandés, Lebrel escocés, Lebrel afgano, Lebrel húngaro, Azawakh, Sloughi y Lebrel polaco².
En las últimas décadas, la utilización de perros para deporte y caza ha sido tema de debate por cuestiones éticas y de bienestar animal. Tal es así, que muchos países han prohibido estás prácticas. Históricamente, la presencia de estas razas se concentraba casi exclusivamente en zonas rurales o regiones con canódromos, donde eran criados y utilizados con fines deportivos. Sin embargo, muchos de estos perros comenzaron a ser adoptados y reubicados en contextos urbanos y familiares, lo que fue posible, en gran medida, porque el Lebrel tiene un temperamento dócil y apacible. Esta transformación ha favorecido su creciente popularidad como animales de compañía en zonas donde antes eran poco comunes.
El origen de estos perros se remonta a miles de años atrás. Aunque no está completamente dilucidado cuándo ni cómo surgieron, sí se ha demostrado que muchas razas de lebreles no provienen de una misma línea ancestral1. Aunque razas como el Galgo español, el Saluki, el Whippet o el Borzoi surgieron en contextos tan diversos como Europa, Medio Oriente y Asia Central, todos comparten rasgos anatómicos y funcionales similares, como el tórax profundo, las extremidades largas, la musculatura y un corazón preparado para el esfuerzo3-6. Este fenómeno, conocido como evolución convergente, explica cómo la presión de selección orientada al rendimiento físico y a la caza dio lugar a individuos con somatotipos similares, a pesar de haberse desarrollado en regiones geográficas y poblaciones genéticas muy distintas.Este patrón morfológico, repetido en linajes sin relación directa entre sí, subraya la importancia del entorno y la función como motores de la selección fenotípica, más allá de la herencia genética directa1.
Dentro de los procesos adaptativos que caracterizan al Lebrel y le confieren una mayor eficiencia atlética, aquellos que afectan al sistema cardiovascular juegan un papel preponderante. Estas adaptaciones se reflejan en particularidades clínicas y variaciones en los hallazgos obtenidos mediante los métodos complementarios de diagnóstico, lo que subraya la importancia de reconocer y comprender sus rasgos raciales distintivos para alcanzar interpretaciones precisas y evitar conclusiones erróneas basadas en parámetros convencionales. Por lo expuesto, este artículo se propone revisar los conocimientos actuales sobre las particularidades cardiovasculares de este grupo racial, las consideraciones diagnósticas y enfermedades cardiovasculares más frecuentes.
Características anatomofisiológicas
A fin de comprender en profundidad los cambios adaptativos que confieren al Lebrel su capacidad atlética, resulta indispensable analizar su perfil fisiológico distintivo y las modificaciones que se manifiestan en su anatomía y función cardiovascular, así como en parámetros hematológicos, bioquímicos y endocrinológicos. Numerosos estudios han demostrado que dichas particularidades en este grupo racial tienen una fuerte base genética, y que estas se expresan desde etapas tempranas del desarrollo, incluso antes de iniciar el entrenamiento físico3-8.
Numerosos reportes demuestran que los lebreles, particularmente los Greyhound, presentan una relación peso del corazón/peso corporal (HW/BW) significativamente mayor que la de otras razas caninas, incluso en ausencia de entrenamiento4-6. En un estudio donde se evaluaron 230 Greyhounds, incluyendo corredores activos, retirados y no entrenados, se encontró que la relación HW/BW fue consistentemente elevada, sin diferencias significativas entre grupos por sexo, edad o nivel de entrenamiento6. Asimismo, se observó que la relación HW/BW aumentada en los Greyhound no se vio modificada significativamente tras ocho meses desde el cese del entrenamiento, comparado con Greyhound recientemente retirados4. Sumado a esto, en los lebreles se ha descrito un mayor tono vagal que se traduce en frecuencias cardíacas relativamente bajas, así como la presencia frecuente de arritmia sinusal respiratoria marcada. Estas manifestaciones, no representan un trastorno patológico, sino una expresión fisiológica de su regulación autonómica particular3,8. Estos hallazgos que distinguen a los lebreles en comparación con otras razas caninas también se observan en otras especies seleccionadas por su capacidad física. En el caso de los caballos, la raza Sangre pura de carrera (SPC) desarrollada para la velocidad, presenta un corazón proporcionalmente más grande, mayor volumen diastólico y sistólico, una eficiencia miocárdica superior, cualidades que le permiten mantener esfuerzos cortos, pero de altísima intensidad9,10. En ambos casos (Lebrel y SPC) se observa un fenotipo cardiovascular orientado al rendimiento explosivo, donde el corazón no solo responde al entrenamiento, sino que parte de una base genética que optimiza la contractilidad, el volumen de eyección y la eficiencia del gasto cardíaco3-8.
En concomitancia con las variaciones cardiovasculares reportadas, los cambios hematológicos, bioquímicos y endocrinológicos como parte de las adaptaciones que confieren mayor eficiencia atlética en esta raza, han sido objeto de estudio. En tal sentido, en Greyhounds se ha descrito un aumento en la masa eritrocitaria, en los índices hematimétricos, en la concentración de creatinina, en la tasa de filtración glomerular y en la actividad de enzimas hepáticas; así como una disminución en los valores de leucocitos, neutrófilos, plaquetas, tromboelastografía, haptoglobina sérica, globulinas totales y hormona T47. Asimismo, se ha reportado una reducción en el valor de P50, que representa la presión parcial de oxígeno necesaria para saturar al 50 % de la hemoglobina, sugiriendo una mayor afinidad del eritrocito por el oxígeno. Además, se ha observado que los Greyhound alcanzan sus valores característicos de hematocrito, concentración de hemoglobina y recuento de glóbulos rojos alrededor de los 9 a 10 meses de edad, sin grandes diferencias con los Greyhounds atletas7.
En conjunto, estos hallazgos apoyan la noción de que el perfil hematológico y cardiovascular del Lebrel está determinado genéticamente y debe considerarse desde una perspectiva diagnóstica diferencial, por lo que deben ser interpretados como variantes fisiológicas propias del fenotipo racial y no como signos patológicos adquiridos, utilizando rangos de referencia específicos para estas razas.
Particularidades semiológicas
Una de las particularidades cardiovasculares de los lebreles es la presencia de soplos cardíacos en ausencia de alteraciones estructurales evidentes. En estas razas, particularmente en el Greyhound, Borzoi y Whippet, diversos estudios han documentado una alta prevalencia de soplos sistólicos, generalmente de baja intensidad y con localización predominante en la región de la base izquierda11-13.Estos soplos se asociaron a un leve pero significativo aumento en la velocidad pico aórtica, sin evidenciar alteraciones en la válvula aórtica ni otros parámetros ecocardiográficos11-13. Asimismo, no se encontraron diferencias en función del sexo, tipo de linaje (línea de carrera o de exposición) o nivel de entrenamiento, sugiriendo que se trataría de soplos funcionales, carentes de relevancia clínica11.
Parámetros ecocardiográficos
Un tema de constante debate en la ecocardiografía veterinaria es la utilización de tablas para los valores de referencia específicos de la raza. Diversos estudios han demostrado que los lebreles presentan particularidades morfométricas cardíacas en comparación con perros de tamaño corporal similar8,12,14. En particular, se ha observado que muchos parámetros considerados normales en estas razas se encuentran en el límite superior o incluso por encima de los valores de referencia. Por ejemplo, en Greyhounds con antecedentes de competición, el espesor de la pared libre del ventrículo izquierdo tanto en diástole como en sístole fue significativamente mayor que los valores de referencia establecidos para perros de un tamaño corporal similar14,15. En Whippets también se describió un aumento del diámetro ventricular izquierdo, así como del septo en ambas fases del ciclo cardíaco8. Asimismo, mediante el método de discos de Simpson, se reportaron en Whippets y Salukis mayores volúmenes diastólicos en comparación con otras razas, independientemente del antecedente de competencia16. En contraste, en Borzois el volumen sistólico final indexado al peso corporal (ESVI) resultó inferior a los valores de referencia descritos para otros lebreles12.
Por otra parte, se han identificado variaciones relacionadas con el sexo. Se observaron mayores diámetros del ventrículo izquierdo en diástole y en sístole en hembras respecto a los machos, junto con un aumento en valores como el punto de separación septal E (PSSE), ESVI, espesores parietales del ventrículo izquierdo, diámetro de la raíz aórtica (Ao) y la fracción de acortamiento (FA), especialmente cuando dichos parámetros se ajustaban al peso corporal8.
En esta línea, se ha observado que la FA, uno de los parámetros más utilizados para la evaluación de la función sistólica, se correlaciona negativamente con el tamaño corporal: cuanto mayor es el tamaño del perro, menor es el porcentaje de acortamiento. Así, en razas pequeñas como el Pequeño lebrel italiano, los valores promedio alcanzan 43±7 %, mientras que en los Whippets y Greyhounds se sitúan en 33±5 % y 25±4 %, respectivamente¹⁷. Valores similares se han descrito en Borzois (27.2±3.5 %)12 y en Salukis, donde un 23 % presentó una FA menor al 25 %18. Es importante tener en consideración que este parámetro, además de estar influenciado por la precarga, la poscarga y la contractilidad, puede verse modificado por la rotación tridimensional del corazón durante la sístole, lo que puede generar errores de estimación, sobre todo considerando que el transductor ecográfico permanece en una posición fija. Este efecto es particularmente relevante en el Greyhound, cuyo corazón es más largo y dinámico, aumentando la posibilidad de subestimar la función real14.
Adicionalmente el uso de técnicas ecocardiográficas más sofisticadas, como Feature Tracking o Speckle Tracking han puesto de manifiesto las particularidades funcionales del miocardio en los lebreles. Se ha reportado que estos perros presentaron valores de strain y strain ratesignificativamente más negativos que los de otras razas, indicando una mayor eficiencia en la deformación miocárdica19.
La ecocardiografía Doppler es una herramienta útil a la hora de evaluar la presencia o ausencia de turbulencia y la velocidad del flujo sanguíneo en el corazón. En los lebreles es habitual identificar turbulencias de flujo y regurgitaciones valvulares leves que, en muchos casos, no se asocian a enfermedad estructural cardíaca11. En los Greyhounds se han visto velocidades de flujo aórtico más elevados respecto a otras razas sin evidencias de estenosis aórtica11. En Borzois, cerca de la mitad de los animales presentaron insuficiencias valvulares leves, principalmente mitral y tricuspídea, sin diferencias según historial deportivo12,20. Asimismo, en Whippets de línea de carrera, se reportó una mayor prevalencia de insuficiencias mitral, tricuspídea y pulmonar respecto a las líneas de exposición, con mínima repercusión clínica8.
Electrocardiografía
Se han descrito varias particularidades de los lebreles en base a su electrocardiograma y ninguna escapa de las características anatomo-fisiológicas mencionadas anteriormente. El alto tono vagal se ve reflejado como una marcada arritmia sinusal respiratoria con tendencia a la bradicardia, mientras que el aumento en el espesor de las paredes y el tamaño de las cámaras del corazón pueden asociarse a una mayor amplitud y duración de la onda P y el complejo QRS21,22,23. Asimismo, se ha documentado en razas como el Borzoi y el Saluki una duración prolongada del complejo QRS y de los intervalos PR y QT, sin que ello represente una anormalidad funcional21,22.
Por otra parte, se ha reportado que puede ser frecuente observar patrones de repolarización temprana en algunas variedades de lebreles. En tal sentido, se encontraron ondas J o muescas en el complejo QRS o inicio del segmento ST en más del 80 % de los Borzoi clínicamente normales21. Diversos estudios en humanos han demostrado que ciertas variantes del patrón de repolarización precoz pueden estar asociados a un potencial arritmogénico, particularmente cuando presentan una muesca o deflexión inicial seguida de un segmento ST horizontal o descendente24. Por el contrario, cuando dicha deflexión es seguida por un ascenso rápido del segmento ST, suele considerarse benigna24. En Borzoi, cerca del 70 % de los individuos con repolarización precoz mostró un segmento ST plano, convexo o descendente posterior a la muesca, lo que indica que el patrón ascendente benigno en humanos es menos prevalente en esta raza y que los patrones considerados arritmogénicos no plantean potenciales riesgos21.
Biomarcadores
Durante las últimas décadas el estudio de biomarcadores en cardiología veterinaria ha sufrido un crecimiento exponencial. Su análisis permite identificar y cuantificar procesos asociados a daño miocárdico, insuficiencia cardíaca congestiva, activación neurohumoral, sobrecargas de volumen e hipertrofia del miocardio25-30. Su principal contribución se observa en el diagnóstico precoz de cardiomiopatías, incluso de estadios ocultos o subclínicos, así como en su valor pronóstico y en el seguimiento de la evolución de las enfermedades25-30.
En lebreles, uno de los biomarcadores más estudiado fue la troponina cardíaca I (cTnI), altamente utilizado en humanos como un indicador de daño miocárdico26. Un estudio realizado en 2009 comparó los valores de cTnI en grupos de Greyhound, Bóxer (sanos y diagnosticados con cardiomiopatía arritmogénica del ventrículo derecho) y un grupo control con perros de otras razas. Los resultados arrojaron valoreselevados de cTnI en los Greyhound, similares a ambos grupos de Bóxer y mayores que en el resto de las razas. Durante meses de seguimiento, los Greyhound del estudio descrito no sufrieron ninguna enfermedad cardíaca que permitiera sospechar que los valores de cTnI hallados correspondieran a una cardiomiopatía oculta26. Adicionalmente, se ha descrito que este biomarcador se incrementa transitoriamente después del ejercicio, retornando a valores basales 24 horas después del mismo26.
Por otra parte, se ha estudiado en lebreles el propéptido natriurético cerebral N-terminal (NT-proBNP). En medicina humana, este biomarcador tiene un rol importante en el diagnóstico de la insuficiencia cardíaca congestiva, así como un alto valor pronóstico27,28. En Greyhound sanos y retirados de la competencia, fue reportado un aumento en la concentración plasmática de este biomarcador en comparación con animales de otras razas29. Sin embargo, en Salukis con estudios ecocardiográficos normales se encontraron valores dentro de los rangos pre-establecidos para el NT-proBNP30.
Patologías cardiovasculares frecuentes en lebreles
En los lebreles, la enfermedad valvular mitral degenerativa (EVMD) no se ha descrito como una entidad de alta prevalencia, sobre todo estadios avanzados. No obstante, existen numerosos registros de perros en estadio ACVIM B1, especialmente en Borzoi, Greyhound y Whippets6,8,12,20. Este hallazgo sugiere que, si bien la progresión hacia formas clínicas graves puede no tener relevancia clínica, la detección temprana de engrosamiento valvular y regurgitación no es infrecuente en estas razas.
Estudios anatomopatológicos realizados en Greyhounds por bajo rendimiento o enfermedades no tratadas, evidenciaron que la EVMD estaba presente en alrededor del 10 % de los casos6. Por otra parte, en Whippets, se ha descripto que la regurgitación mitral era más común en ejemplares de líneas de carrera que en los de exposición, lo que respalda la hipótesis de que el estrés hemodinámico asociado al ejercicio intenso podría contribuir al daño valvular8. Resultados similares se han descripto en humanos y caballos, donde tanto el entrenamiento prolongado como el envejecimiento se asocian con regurgitación mitral y tricuspídea31-34. Sin embargo, en Borzoi y Greyhound, la presencia de regurgitación y engrosamiento valvular no mostró diferencias claras según el historial deportivo, lo que indica que el ejercicio probablemente sea un factor importante, pero no el único determinante12,17,20. Se requieren estudios prospectivos para establecer con mayor certeza este vínculo. Adicionalmente, aunque los datos en Salukis son más escasos, hallazgos preliminares apuntan a una posible incidencia elevada de valvulopatías en esta raza18.
La cardiomiopatía dilatada (CMD) representa una de las principales enfermedades cardíacas hereditarias en determinadas razas de lebreles, en especial en el Lebrel irlandés35. En esta raza, los estudios genéticos sugieren un patrón de herencia mixto, con componentes monogénicos y poligénicos, influenciados además por el sexo, ya que los machos presentan mayor predisposición que las hembras35. En estos perros se distinguieron tres tipos de presentación clínica: pacientes que desarrollaron insuficiencia cardíaca congestiva asociada a fibrilación atrial, pacientes con fibrilación atrial sin signos de insuficiencia y perros sin arritmias patológicas ni manifestaciones de congestión. Todos los perros con insuficiencia cardíaca presentaron efusión pleural, generalmente de carácter leve. También se describieron algunos casos de derrame pericárdico y, con menor frecuencia, ascitis. Llamativamente, ninguno de los individuos mostró edema pulmonar como única manifestación de la insuficiencia36.
En otras razas de lebreles, como los Borzoi, también se han identificado casos de CMD, con mayor frecuencia en machos jóvenes, aunque con menor evidencia epidemiológica que en Lebrel irlandés. Por su parte, en ebrel escocés la prevalencia es elevada: un 21 % de los perros evaluados presentó CMD confirmada, a menudo acompañada de arritmias ventriculares, mientras que un 11 % mostró hallazgos sugestivos sin confirmación definitiva37.
La presencia de enfermedades cardíacas congénitas no parece ser frecuentes en este grupo racial, habiéndose reportado casos de displasia de la válvula tricúspide y estenosis pulmonar en Borzoi 12,20. Adicionalmente, aunque no se logró establecer la causa del incremento en la velocidad transaórtica, no puede descartarse la presencia de una estenosis leve o subclínica11.
Como fue descripto previamente, los lebreles presentan diversas particularidades electrofisiológicas, que pueden derivar en el desarrollo de alteraciones con impacto clínico. En tal sentido, las arritmias pueden ser un hallazgo frecuente en distintas razas de lebreles, aunque su presentación y relevancia clínica parecen variar según la raza y el contexto. Se ha reportado una alta incidencia de muerte súbita en Borzoi asociada a una elevada prevalencia de arritmias ventriculares, en particular complejos prematuros ventriculares (CPV) aislados21. Estas arritmias fueron también detectadas en Salukis, durante estudios Holter de siete días en perros clínicamente sanos22. Sin embargo, la mayoría fueron escasos y de baja complejidad sugiriendo que los CPV aislados pueden ser un hallazgo benigno en esta raza, aunque su detección sigue justificando una evaluación detallada para descartar enfermedad cardíaca subyacente22.
En el caso de los Greyhound, estas arritmias se han estudiado en relación con la actividad física38. Antes del ejercicio son comunes las arritmias de origen vagal, principalmente la arritmia sinusal respiratoria marcada. Tras el esfuerzo de corta duración y durante la recuperación precoz, se observó un aumento de taquiarritmias, principalmente taquicardia sinusal, junto con CPV y, en menor medida, taquicardia ventricular. Estos hallazgos parecen tener un carácter fisiológico, vinculados a la liberación de catecolaminas, la hipoxia transitoria inducida por el ejercicio y la variación del eje eléctrico por los movimientos respiratorios38. El patrón es comparable al observado en atletas humanos, donde la recuperación se asocia con mayor actividad de focos ectópicos ventriculares39. Aunque se describieron algunos casos de taquicardia ventricular sostenida e incluso un paro cardiorrespiratorio, la ausencia de estudios complementarios limita la interpretación pronóstica de estos hallazgos38.
La fibrilación atrial se presenta con elevada prevalencia en Lebrel irlandés, incluso en perros sin alteraciones estructurales evidentes36,40. Lejos de ser un hallazgo incidental, esta arritmia se asocia con un riesgo casi cuatro veces mayor de desarrollar CMD y más de siete veces mayor de mortalidad por causas cardíacas40. En el Lebrel escocés, esta arritmia se vinculó principalmente con estadios avanzados de agrandamiento atrial, mientras que las arritmias ventriculares fueron más frecuentes en animales aún sin manifestaciones clínicas37.
Discusión
La revisión sistemática sobre las características cardiovasculares de los lebreles pone en evidencia que el fenotipo cardiovascular de estas razas no puede ser evaluado ni comprendido bajo los mismos parámetros utilizados para la población canina general. Su morfología cardíaca y sus particularidades fisiológicas, así como los hallazgos obtenidos por los métodos complementarios de diagnóstico, reflejan adaptaciones propias de linajes seleccionados históricamente para el rendimiento atlético. Esta singularidad, lejos de constituir una alteración patológica, representa una variante fisiológica. Sin embargo, su desconocimiento puede derivar en interpretaciones erróneas, diagnósticos incorrectos y decisiones clínicas inapropiadas. De allí se desprende la necesidad de contar con rangos de referencia específicos para estas razas.
Un segundo aspecto clave a considerar es la heterogeneidad dentro de este grupo con distintos orígenes geográficos y trayectorias de selección genética. Greyhounds de competición, Lebrel español, Salukis, Whippets o Borzois, entre otros, presentan diferencias notables tanto en su conformación corporal como en sus parámetros cardiovasculares. Incluso dentro de una misma raza, los animales destinados a la carrera profesional, la caza o la compañía pueden exhibir perfiles cardiológicos distintos. Esta diversidad limita la posibilidad de generalizar conclusiones y obliga a una interpretación crítica de los datos disponibles.
Por otra parte, un aspecto relevante a considerar es la interacción entre las adaptaciones fisiológicas y la expresión de enfermedades cardíacas. El conocimiento detallado de los parámetros normales en lebreles permite discriminar con mayor precisión qué hallazgos corresponden a variaciones fisiológicas y cuáles representan la manifestación temprana de una cardiopatía. Asimismo, conocer la prevalencia, formas de presentación y grado de severidad que pueden adquirir las distintas entidades que afectan a las razas dentro de este grupo resulta fundamental para establecer diagnósticos diferenciales adecuados, optimizar las estrategias de seguimiento y orientar el pronóstico de manera más precisa.
Finalmente, el estudio de los lebreles y sus características cardiovasculares conlleva un interés que trasciende a las Ciencias Veterinarias. Estas razas constituyen un modelo natural de adaptación cardiovascular al ejercicio y la selección atlética, que aporta información valiosa para la medicina comparada. El análisis de sus particularidades no solo contribuye a mejorar el abordaje clínico en la práctica veterinaria, sino que también puede enriquecer la comprensión general de la fisiología cardiovascular en mamíferos sometidos a distintas presiones selectivas.
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