Actualización en enfermedades entéricas bacterianas del perro
Resumen breve
Aunque existen diferentes agentes bacterianos que afectan el intestino delgado y grueso de los perros alrededor del mundo, en este artículo se hará énfasis en tres agentes etiológicos:Escherichia coli, Campylobacter spp y Salmonella spp.Índice de contenidos
Infección intestinal por E. coli
Escherichia coli es una bacteria gramnegativa, de la familia Enterobacteriaceae cuyo hábitat es el intestino grueso de los animales y el ser humano, formando parte de la microbiota.
Puede sobrevivir por periodos prolongados en heces, agua y suelo. Con base en su mecanismo de patogenicidad y cuadro clínico, las cepas (patovares) de E. coli causantes de diarrea se clasifican en los siguientes grupos: enterotoxigénica (ETEC), shigatoxigénica o verotoxigénica (STEC o VTEC), enteroinvasiva (EIEC), enteropatógena (EPEC), enteroagregativa (EAEC) y de adherencia difusa (ADEC). El rol de la mayoría no se encuentra completamente definido en los perros. La clasificación en serogrupos se basa en el criterio de Okrsov siendo el método convencional la aglutinación del antígeno O con suero de conejo. En la actualidad se reconocen 188 antígenos O que definen cada serogrupo. Estos se numeran del 1 al 188, sin embargo 6 han sido omitidos del esquema de clasificación. Serológicamente, se han definido 53 antígenos flagelares (antígeno H) los cuales se numeran del 1 al 56. Los diferentes patovares de E. coli se caracterizan, a grandes rasgos, por compartir el antígeno O (somático) y el antígeno H (flagelar) definiendo así el serogrupo o serotipo. Es importante destacar que la prevalencia de serotipos puede variar según la región epidemiológica.
Algunas cepas pueden transmitirse entre los perros de compañía y sus dueños. Los diferentes tipos de alimentos para mascotas a menudo contienen E. coli viable, lo que refleja su presencia universal en gran número de las especies animales de origen (p. ej.: STEC serotipo 0157:H7, involucrada en el síndrome urémico hemolítico, tiene como reservorio a los bovinos) y la facilidad con la que las heces pueden contaminar muchos ingredientes vegetales a través, por ejemplo, del agua. Según numerosos estudios, la prevalencia de muestras positivas para E. coli es más alta entre los alimentos crudos comerciales en comparación con alimentos procesados convencionalmente.
E. coli (principalmente ETEC) se asocia a cuadros de diarreas acuosas o mucoide, con mayor frecuencia en perros jóvenes. Sin embargo, se debe tener en cuenta otros cuadros.
EIEC ha sido involucrada en la colitis granulomatosa del Bóxer (y con menor frecuencia, en Bulldog francés y Border collie, entre otras razas). Esta infección, generalmente, afecta a perros jóvenes que muestran signos de colitis severa (engrosamiento y ulceración del colon) con pérdida de peso que, a menudo, es marcada. Se ha sugerido que existe una anomalía hereditaria que predispone a la infección. La fisiopatogenia no se encuentra completamente dilucidada, pero existiría un proceso inflamatorio crónico con pérdida de la integridad de la barrera entérica favoreciendo la invasión y la colonización de esta bacteria.
Figura 1. Colitis granulomatosa en paciente canino, Bulldog francés de un año y medio, con diarreas crónicas y hematoquecia. Nótese la presencia de granulomas en mucosa intestinal. Imágenes obtenidas por colonoscopia (imagen cortesía del Dr. Nicolas Gariboldi).
STEC, productora del síndrome urémico hemolítico en humanos, ha sido implicada en síndromes similares en caninos. La enfermedad renal aguda puede estar asociada a lesiones vasculares cutáneas (que son ulcerativas y se presentan en miembros posteriores). Este cuadro se describió por primera vez en Estados Unidos donde se lo denominó Alabama rot. El mismo se observó en Greyhound que eran alimentados con carne cruda. Posteriormente, se hipotetizó que era producido por la acción de las toxinas Shiga. También ha sido descripto en otras razas y pueden existir lesiones vasculares cutáneas sin falla renal.
Campilobacteriosis
Campylobacter spp son bacterias gramnegativas de la familia Campylobacteriaceae, delgadas, con forma en espiral y flagelos polares que le permiten un movimiento característico tipo dardo. El género Campylobacter agrupa aproximadamente 30 especies y subespecies, entre las que se destacan Campylobacter jejuni y C. coli. Los perros actuarían como reservorio de C. upsaliensis.
Las formas de transmisión son el contacto entre animales, contacto con heces infectadas (en forma directa o indirecta) y el consumo de carne cruda o mal cocida. La canal y las vísceras del pollo pueden considerarse como una de las principales fuentes de infección para Campylobacter, ya que las aves domésticas actúan como reservorio de C. jejuni.
Es probable que una pequeña proporción de los casos humanos de campilobacteriosis se adquieran por contacto con mascotas. Existen diversos estudios que evidencian la eliminación asintomática, pero intermitente y prolongada, de este patógeno en perros jóvenes. En estos casos, la dieta con productos cárnicos crudos sería un factor de riesgo.
Campylobacter coloniza el tracto intestinal inferior, incluido el yeyuno, íleon y colon. A diferencia de otras bacterias enteropatógenas, Campylobacter posee relativamente pocos factores de virulencia y los factores del hospedador son importantes para determinar la gravedad de los signos clínicos. Estos son, generalmente, diarreas acuosas que pueden alternar con cuadros de diarrea mucoide y/o hemorrágica. Pueden estar asociadas a decaimiento, dolor abdominal, pérdida de peso y en menor grado, vómitos e hipertermia. Generalmente, los signos clínicos se autolimitan en una o dos semanas. Sin embargo, pueden producirse cuadros crónicos e intermitentes de diarreas.
Los signos clínicos extraintestinales son poco frecuentes e incluyen colangitis/colangiohepatitis, meningoencefalitis, septicemia y abortos
Salmonelosis
Salmonella spp. es una bacteria gramnegativa, coco bacilo, de la familia Enterobacteriaceae, que produce enfermedad, tanto en animales, como en humanos. La transmisión se produce, principalmente, mediante la ingesta de agua y/o alimentos contaminados. El género Salmonella spp. está compuesto por dos especies, S. enterica y S. bongori. Con respecto a S. enterica, presenta mayor patogenicidad y se divide en seis subespecies que incluyen aproximadamente 2500 serotipos. La identificación de los serotipos (esquema Kauffmann-White-Le Minor) se basa en la presencia de diferencias en los antígenos flagelares H (proteicos), antígenos somáticos O (fracción polisacárida del lipopolisacárido presente en la pared celular) y el antígeno capsular (Vi) si está presente. Se debe considerar que esta bacteria no forma parte de la microbiota intestinal de perros y gatos.
El contacto con mascotas también se ha identificado como una ruta o un factor de riesgo de salmonelosis humana en varios informes de casos y estudios, lo que indica que las mascotas que han consumido alimentos contaminados con Salmonella constituyen un factor de riesgo de infección para los tutores. La transmisión de Salmonella a los perros y sus dueños a través de golosinas contaminadas, alimentos secos procesados convencionalmente y crudos se ha observado en algunos estudios recientes.
Después de la ingesta, Salmonella sobrevive a la acción de los jugos gástricos e invade, en el intestino delgado, los enterocitos, las células M y las células dendríticas. La localización en los linfonódulos mesentéricos permite que la bacteria evada la respuesta inmune y pueda ser eliminada, a través de las heces, por semanas e incluso meses. La mayoría de los casos son asintomáticos pero algunos perros pueden presentar enterocolitis e inclusive, enfermedad sistémica. Dentro de las manifestaciones clínicas se describe decaimiento, pérdida de peso, fiebre, anorexia, diarreas acuosas que alternan con hemorrágicas, dolor abdominal y vómitos. Las diarreas pueden requerir de semanas para su resolución. En forma infrecuente, pueden existir signos extraintestinales por la colonización de la bacteria en diferentes tejidos.
¿Cómo se diagnostican estas infecciones?
El diagnóstico constituye todo un desafío y se debe tener en cuenta la epidemiología, la clínica y el laboratorio del paciente. Dentro del diagnóstico específico, la herramienta más importante es el cultivo con el aislamiento del agente bacteriano involucrado. Sin embargo, estos hallazgos deben ser interpretados a la luz de la sintomatología y epidemiología del paciente.
E. coli
Se aísla comúnmente en medios bacteriológicos de rutina de heces de perros sanos y con cuadros entéricos. Cuando existe un brote o por fines de investigación, se intentan identificar específicamente las cepas de E. coli involucradas. También debe realizarse aislamiento y antibiograma de biopsias provenientes de perros con colitis granulomatosa con el objetivo de elegir la mejor estrategia terapéutica.
Figura 2. Colonias negruzcas (con cierto brillo verde metálico) de E. coli en agar Levine. Este es un medio de cultivo selectivo para enterobacterias que inhibe el crecimiento de grampositivos (imagen cortesía de la Dra. Liliana Fernández Canigia).
Existen pruebas serológicas para la identificación de toxina Shiga (en STEC), ST (toxina termoestable) y LT (toxina termolábil), estas últimas dos presentes en ETEC. La citotoxicidad en medios de cultivo celular vero permite identificar la verocitoxina.
Campilobacteriosis
Campylobacter no crece en los medios de cultivo de rutina. Requiere medios enriquecidos con aminoácidos y sangre acompañado de antibióticos para inhibir el crecimiento de otras bacterias. La muestra de materia fecal debe ser remitida lo antes posible al laboratorio, en forma refrigerada. También pueden enviarse hisopados rectales o la muestra de materia fecal en medio de transporte Cary Blair. Se incuba en un ambiente microaerófilo durante 72 a 96 horas, a una temperatura superior a los 37 °C. Algunas cepas no crecen en esos medios de cultivo y requieren enriquecimiento con carbono.
Figura 3. Colonias puntifomes de Campylobacter spp en medio de cultivo selectivo (imagen cortesía de la Dra. Liliana Fernández Canigia).
La identificación de especies se puede realizar sobre la base de pruebas bioquímicas o el uso de PCR seguida de la secuenciación del producto de PCR. También puede utilizarse la técnica de MALDI TOF para la identificación de especies de Campylobacter spp.
Salmonelosis
El aislamiento de Salmonella spp desde una muestra de materia fecal no confirma que sea la causa de la enfermedad, pero sí lo sugiere en aquellos casos de enterocolitis, además de alertar sobre el riesgo zoonótico para los tutores. Salmonella crece fácilmente a 37 °C en los medios convencionales cuando las muestras han sido recolectadas en forma adecuada. Se requieren medios selectivos cuando se utiliza materia fecal como muestra. Los ejemplos de medios selectivos incluyen al agar Shigella Salmonella y agar MacConkey. La preincubación en el caldo selectivo selenito ayuda al crecimiento de Salmonella spp. sobre el resto de la microbiota intestinal. La muestra es sembrada en uno de los medios mencionados e incubada por 18-24 horas a 37 °C.
Una vez que se aísla Salmonella, el organismo puede identificarse basándose en reacciones bioquímicas y serotipificación que implica la prueba de aglutinación con antisueros O, H y Vi. El uso del (MALDI-TOF) permite la identificación de especie (y subespecie) de Salmonella.
¿Debemos siempre tratar?
La instauración de un tratamiento debe corresponderse con una correcta valoración del paciente y a los hallazgos obtenidos.
El tratamiento para E.coli se basa en fluidoterapia y terapia de sostén en aquellos perros que presenten signos intestinales moderados. Solo estaría indicado el uso de antibióticos en presencia de fiebre y/o signos de sepsis. En pacientes con colitis granulomatosa (confirmada por biopsia y cultivo microbiano) se instaura, en forma empírica, enrofloxacino 10 mg/kg cada 24 h PO por un periodo de 6-8 semanas aproximadamente. Sin embargo, se han detectado cepas resistentes a las fluoroquinolonas. Por lo tanto, es clave realizar el antibiograma del aislamiento obtenido con el objetivo de indicar el antibiótico más adecuado para cada caso.
Con respecto a la infección por Campylobacter spp., generalmente, se administra un tratamiento de sostén y no se requiere el uso de antibióticos. El aislamiento en heces del paciente no implica necesariamente causalidad para los signos clínicos y, por lo tanto, el tratamiento específico puede no estar justificado y alterar aún más la microbiota intestinal. El tratamiento antibiótico debe ser considerado en perros gravemente enfermos o donde este agente infeccioso sea el responsable de los signos clínicos. Macrólidos (como eritromicina o azitromicina por 7 a 15 días) y fluoroquinolonas (como enrofloxacino a 5 mg/kg cada 24 h PO durante 5 a 7 días) suelen ser eficaces, aunque se ha documentado resistencia a estos antimicrobianos en algunos aislamientos de Campylobacter.
El uso de antimicrobianos para la infección por Salmonella spp está reservado solo para aquellos perros que presenten cuadros crónicos o compromiso sistémico. Usar antibióticos en todos los pacientes donde se realice aislamiento del agente puede ser contraproducente, ya que podrían prolongar el estado de portador y favorecer a la resistencia antimicrobiana. En caso de que sea necesario el uso de antibióticos, debe realizarse un antibiograma previo, ya que hay multirresistencia obtenida por transferencia de plásmidos en estas bacterias.
Dietas crudas (BARF) y enterobacterias: ¿un riesgo para la salud de la familia?
En los últimos años, se ha popularizado, a nivel mundial, un tipo de dietas conocida como BARF (Biologically Appropriate Raw Food). Las mismas están compuestas por carne y vísceras crudas, huesos carnosos, lácteos, vegetales y algunos suplementos, entre otros. Los productos cárnicos sufren, previamente, un proceso de congelación. El objetivo de estas dietas es suministrar alimentos más acordes a la fisiología de los carnívoros, cubriendo los requisitos nutricionales.
Sin embargo, algunos estudios revelan que la administración de estas dietas son un potencial riesgo para los perros, así como para sus tutores. Esto se debería a la contaminación que sufren los alimentos crudos con agentes bacterianos y parasitarios. Según la evidencia científica disponible, los perros (y gatos) que consumen dietas BARF tienenmás probabilidades de infectarse con bacterias patógenas, como Salmonella spp y E. coli (incluida la STEC serotipo O157:H7, que está asociada al síndroem urémico hemolítico en humanos) y, en consecuencia,transmitírselos a su cuidador. La mayoría de los perros no presentan signos clínicos, ya que actúan como portadores de estos patógenos. También se ha aislado el mismo subtipo de Campylobacter en perros y humanos de una misma casa, siendo el nexo las dietas crudas.
La manipulación de la carne cruda en forma frecuente, la ausencia de un correcto lavado de los utensilios y la eliminación crónica de estos patógenos por parte de los perros serían un factor de riesgo para los integrantes de la familia, principalmente los niños.
En conclusión, los tutores deben estar informados con respecto a estos riesgos potenciales frente a la administración de dietas crudas en animales de compañía.
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