Clinfelivet

Identificación del dolor en el gato: desafíos y soluciones

Resumen breve

Los gatos van menos al veterinario y una de las razones es que suelen enmascarar los signos de enfermedad como, por ejemplo, los signos de dolor. Además, no siempre se previene y se trata de forma correcta el dolor. Además de afectar de forma muy negativa el bienestar del gato, el dolor afecta a su recuperación y predispone a que sienta más dolor. El signo más común cuando un gato tiene dolor es un cambio de comportamiento.

Resumen

Los gatos van menos al veterinario y una de las razones es que suelen enmascarar los signos de enfermedad como, por ejemplo, los signos de dolor. Además, no siempre se previene y se trata de forma correcta el dolor. Además de afectar de forma muy negativa el bienestar del gato, el dolor afecta a su recuperación y predispone a que sienta más dolor. El signo más común cuando un gato tiene dolor es un cambio de comportamiento. Cuando se trata de dolor agudo, los gatos suelen mostrar sobre todo conductas de evitación y de escape mientras que cuando se trata de dolor crónico, el gato suele mostrar conductas más inhibidas y reduce en general su actividad. La utilización de escalas validadas es la mejor forma de evaluar si el gato manifiesta o no dolor. En el caso del dolor agudo las escalas más utilizadas son la de Glasgow, la versión corta de la escala multidimensional de evaluación del dolor felino de la UNESP-Botucatu (UFEPS-SF) y la escala de Grimace. Para monitorizar el dolor crónico, el índice de dolor musculoesquelético felino (FMPI) y las medidas de los resultados específicos de los clientes (CSOM) son dos ejemplos de escalas que pueden ser utilizadas fácilmente por los tutores.

Introducción

La población de gatos aumenta cada año. En 2021, se registraron en España aproximadamente 6 millones de gatos1 y en EE. UU., el 35 % de las casas tienen al menos 1 gato2.

Aunque el número de gatos atendidos en el veterinario ha aumentado, los gatos van mucho menos al veterinario en comparación con los perros. Por ejemplo, según un estudio del 2020, el 28 % de los tutores de gatos solo van al veterinario en caso de urgencia y un 7 % no van nunca3. Varias razones podrían explicar este aspecto:

  • Existe la creencia de que necesitan menos cuidados y menos atención veterinaria que los perros.
  • Se estresan más cuando van al veterinario.
  • Los gatos a menudo esconden los signos de enfermedad.

Este último aspecto es especialmente importante en el caso de las enfermedades que causan dolor. Además, los problemas de dolor son más frecuentes en edades avanzadas y debe tenerse en cuenta que la población de gatos geriátricos ha aumentado. Se estima que entre el 30 % y el 50 % de todos los gatos con tutor son mayores de 7 años4. Esto se traduce en una mayor prevalencia de enfermedades propias de edades avanzadas, incluyendo procesos que causan dolor crónico como la osteoartritis.

Además, el dolor no siempre se previene/trata correctamente por parte del veterinario. En un estudio, se observó que el 54 % de los gatos examinados por el servicio de urgencias del hospital veterinario de la Universidad de Ohio tenían dolor, aunque solo el 68 % recibió analgesia5. En otro estudio, realizado con veterinarios de Reino Unido, Nueva Zelanda y Australia, solo el 50.6 % de los veterinarios proporcionaban analgesia a los machos tras la castración y solo el 67 % proporcionaban analgesia tras la esterilización de las hembras. Cuando los gatos eran dados de alta, solo el 3.8 % y el 16.1 % de los veterinarios daban analgesia tras la castración de los machos y tras la esterilización de las hembras, respectivamente6. Hay varias razones por las cuales el uso de analgesia no es el adecuado:

  • Errores relacionados con el fármaco: a veces se debe a una dosis o pauta de administración inadecuada o a la selección errónea del fármaco.
  • Incapacidad para identificar el dolor (más común en los gatos). De hecho, entre un 39 y un 77 % de los veterinarios creen que les faltan conocimientos para reconocer y tratar el dolor.
  • Percepción de que el dolor causado por una determinada enfermedad y/o procedimiento es inferior al que realmente produce (Tabla 1).
Problemas cardiopulmonaresInsuficiencia cardíaca congestiva, pleuritis, accidente cerebral vascular, tromboembolismo
Problemas oncológicosTodos los tipos de cánceres
Problemas dermatológicosOtitis, quemaduras, prurito severo, abscesos
Problemas dentalesTumores orales, fracturas, úlceras
Problemas gastrointestinalesConstipación, obstrucción, impactación sacos anales
 
Problemas musculoesqueléticosDolor muscular, artritis, enfermedad degenerativa articular
Problemas ocularesÚlceras, problemas corneales, uveítis, glaucoma
Problemas urogenitalesUrolitos, FLUTD, fallo renal agudo, CIF
Procedimientos hospitalariosCateterización, obtención de muestras, vaciamiento sacos anales
Procedimientos quirúrgicosEsterilización, castración
Problemas neurológicosDiabetes neuropática
Procedimientos rutinariosColocación de un catéter, extracción de una muestra de sangre o de orina, limpieza de oídos, colocación de una sonda urinaria, vendajes, vaciamiento de sacos anales, etc.

Tabla 1. Ejemplos de enfermedades y procedimientos veterinarios en los que se suele subestimar el dolor experimentado por el gato7.

  • El veterinario crea que no es conveniente tratar el dolor debido a los posibles efectos adversos del fármaco o porque el tratamiento podría enmascarar algún problema en la evolución del paciente. Aunque los efectos secundarios asociados a la administración de algunos analgésicos suelen ser poco frecuentes, como la depresión respiratoria que puede aparecer con los opioides, algunos veterinarios son reticentes a utilizarlos8. Incluso, en ocasiones, no se administra la analgesia apropiada para evitar que el paciente se mueva, lo que – de forma completamente errónea- se cree que favorece la recuperación del animal. En realidad, sin embargo, esta mala praxis no solo reduce el bienestar del animal, sino que también perjudica su recuperación. Además, a menudo, los veterinarios desconocen las consecuencias de no prevenir y/o tratar el dolor de forma adecuada. Entre estas consecuencias destacan las siguientes:
    • El dolor reduce el bienestar del gato, sobre todo, en los casos de dolor crónico. Debe recordarse que el bienestar de un animal está afectado cuando sufre emociones negativas como estrés, frustración o dolor, y, además, cuando no puede llevar a cabo conductas importantes para la especie. En este sentido, el dolor, además de afectar al animal en el plano afectivo, impide a menudo que el gato pueda llevar a cabo conductas como el juego, el rascado o la conducta exploratoria.
    • El dolor -tanto agudo como crónico- afecta negativamente a la recuperación del gato. Por ejemplo, hay muchos estudios en personas y roedores que demuestran que el dolor reduce el apetito y el consumo de agua y, además, altera el sueño9. Estos y otros cambios hacen que, cuanto mayor sea el dolor posquirúrgico, más se retrasa la recuperación y mayor es la probabilidad de infecciones10,11.
    • El dolor predispone a que el gato sienta más dolor. En efecto, el dolor produce una sensibilización central y periférica que hace que el animal pueda responder de forma más intensa de lo normal a estímulos dolorosos (hiperalgesia) o incluso que experimente dolor frente a estímulos que en condiciones normales no serían dolorosos (alodinia)12.

Clasificación del dolor

Hay diferentes formas de clasificar el dolor13 y a continuación, se ofrece un breve resumen de los principales tipos de dolor en función del criterio de clasificación utilizado:

  • Según su duración:
    • Dolor agudo, cuando es de corta duración.
    • Dolor crónico, cuando supera los 3 meses.
  • Según el mecanismo subyacente:
    • Dolor nociceptivo o protector: dolor causado por la estimulación de los nociceptores en respuesta a un estímulo que causa un daño tisular (p. ej., al tocar algo caliente).
    • Dolor inflamatorio: dolor causado por la liberación de mediadores inflamatorios después de una lesión tisular (p. ej., tras una cirugía o un trauma).
    • Dolor neuropático: dolor iniciado o causado por una lesión primaria o una disfunción en el sistema nervioso (p. ej., tras una amputación, cáncer).
    • Dolor funcional: dolor causado por mecanismos desconocidos (p. ej., enfermedad inflamatoria intestinal, cistitis intersticial).
  • Según si se trata de un dolor de tipo adaptativo o no:
    • Dolor adaptativo: dolor en respuesta a un daño tisular. Se trata de un dolor reversible y de corta duración (dolor nociceptivo y el dolor inflamatorio).
    • Dolor no adaptativo: dolor en respuesta a cambios en el sistema nervioso central que causan un procesamiento sensorial anormal. Este tipo de dolor suele ser persistente y puede aparecer si el dolor adaptativo no se trata correctamente (dolor neuropático y el funcional).

Cómo identificar el dolor agudo y el dolor crónico

La mejor forma de identificar el dolor es observando el comportamiento del gato, su postura y su expresión facial. En general, cuando un animal tiene dolor agudo, muestra conductas de evitación y de escape con el fin de evitar que se le manipule la zona afectada (Tabla 2), mientras que cuando se trata de dolor crónico, los gatos suelen mostrar una inhibición de la conducta. En este último caso, los cambios de comportamiento suelen ser más sutiles y solo se detectan en el entorno del hogar (Tabla 3).

Reaccionan a la palpación 
Intentan escapar
Se esconden
Tienen menos apetito
Muestran una postura encorvada y/o cambios frecuentes de postura
Agachan la cabeza 
Vocalizan (emiten gruñidos y/o gemidos; sobre todo, cuando se intenta manipular la zona afectada)
Cierran parcialmente los ojos 
Se acicalan menos
Dirigen la atención hacia la zona afectada
Reducen las interacciones 
No se acurrucan para dormir
Su expresión facial está alterada
Según la zona afectada pueden salivar, sacudir las orejas, morderse la cola o lamerse intensamente la zona afectada
Si el dolor es intenso, se muestran deprimidos, inmóviles y silenciosos, como si estuvieran dormidos

Tabla 2. Cambios de comportamiento y signos clínicos más comunes observados en gatos con dolor agudo12,16.

Signos clínicos y de comportamientoDescripción
Reducción de la actividadSe reducen actividades como el juego y la conducta exploratoria y se incrementa el tiempo de descanso
Reducción de la capacidad para realizar determinadas actividadesDificultar para saltar, acicalarse, usar el arenero, rascar, etc.
Cambios en el apetitoPuede aumentar o reducirse el apetito
Eliminación inapropiadaDificultad para entrar y/o salir del arenero
Mal aspecto del pelo y de las uñasEl pelo puede estar graso y enredado al reducirse el acicalamiento si éste resulta doloroso; las uñas están sucias si se ha reducido la conducta de rascado
Áreas de alopeciaAcicalamiento excesivo debido al dolor o sensibilidad sensorial anormal 
Ondulaciones de la pielEspasmos musculares o espasmos de la piel a lo largo de la espalda después de ser acariciado 
Reducción de las interaccionesSe reducen las interacciones con los tutores y otros animales de la familia. El gato está más aislado. El gato está más irritable cuando lo acarician y/o manipulan
Pérdida del interésEl gato parece aburrido y/o ha perdido interés en su entorno y/o en cosas que antes le gustaban (por ejemplo, jugar, salir, saludar a los tutores, etc.)
Vocalizaciones o agitación repentinas Vocalizaciones repentinas o reacción de escape; este comportamiento puede ocurrir espontáneamente o en respuesta a los intentos de acariciar o acariciar al gato.
El gato de repente se fija en una parte de su cuerpo y comienza a lamerse intensamente sin una causa obvia.

El comportamiento normal se reanuda poco después de estos episodios (posiblemente indicando sensibilidad anormal como entumecimiento u hormigueo)

Tabla 3. Cambios de comportamiento y signos clínicos más comunes observados en gatos con dolor crónico13.

Hay enfermedades que son muy frecuentes en el gato y que causan dolor crónico14, afectando considerablemente al bienestar del animal. Entre estas enfermedades destaca, en primer lugar, el cáncer. En personas se sabe que la prevalencia de dolor es del 50 % en sus fases iniciales y hasta del 90 % cuando está en fases más avanzadas15. Se desconoce la prevalencia de dolor en los gatos con cáncer, pero se supone que las cifras pueden ser similares a las descritas en las personas. En segundo lugar, el dolor asociado a enfermedades dentales como el síndrome felino orofacial también puede ser muy intenso14. A menudo el gato se toca la mandíbula con las patas después de comer y puede tener dificultades para comer, menos apetito e incluso perder peso. En tercer lugar y no menos importante, destaca el dolor posquirúrgico persistente. Este dolor que aparece tras una cirugía puede persistir mucho tiempo. Parece ser que se debe a la lesión de un nervio durante la intervención quirúrgica que causa una sensibilización central. Este problema aparece sobre todo tras cirugías muy invasivas como la toracotomía, la mastectomía o una amputación14.

Cómo monitorizar el dolor agudo y el dolor crónico

Para reducir la subjetividad al evaluar el comportamiento del gato pueden utilizarse escalas validadas que permiten identificar si el gato tiene dolor y si el protocolo analgésico utilizado es el adecuado. Hay varias escalas validadas para evaluar el dolor agudo y el dolor crónico en el gato. En general, las escalas de dolor agudo que suelen utilizarse en un entorno hospitalario tienen en cuenta la actitud del animal y su postura sin que se interaccione con él, la actitud y reacción del animal cuando alguien se le acerca, y la actitud y reacción del animal cuando se manipula la zona afectada. Cuando los gatos están hospitalizados deberían monitorizarse al menos cada 2 horas utilizando dichas escalas. En el caso del dolor agudo, las más utilizados en la especie felina son la escala de Glasgow, la versión corta de la escala multidimensional de evaluación del dolor felino de la UNESP-Botucatu (UFEPS-SF) y la escala de Grimace (Tabla 4)12.

UFEPS-SFEscala de GlasgowEscala de Grimace
ComponentesPostura
Confort
Actividad
Actitud
Reacción al tacto y a la palpación
Vocalización
Postura y actividad Atención a la herida
Posición de la oreja
Forma del hocico Respuesta a la interacción con el observador
Palpación del área dolorosa Comportamiento cualitativo
 
Posición de las orejas
Forma de la órbita ocular
Tensión del hocico Posición del bigote Posición de la cabeza
Cómo utilizarlaHay cuatro preguntas, cada una de las cuales se responde con una puntuación de 0 a 3. La puntuación final (de 0 a 12) es la suma de las puntuaciones de cada pregunta. La evaluación comienza con la observación del gato tranquilo.
 
Se valora cada ítem (las puntuaciones varían de ítem al ítem) y la puntuación final es la suma de las puntuaciones de cada ítem. La evaluación comienza con la observación del gato tranquilo.Cada ítem se puntúa de 0 a 2 y la puntuación final es la suma de las puntuaciones de cada ítem.
Cuando se interviene≥4/12 ≥5/20 ≥0.4/1.0
FuenteVideo de cómo usarla en la web de “Animal Pain”newmetrica.com/acute-pain-measurement/
download-pain-questionnaire-for-cats
felinegrimacescale.com

Tabla 4. Escalas de dolor agudo para la especie felina (Modificado12).

A pesar de que se trata de escalas validadas y muy útiles, hay algunos aspectos que pueden influir en el resultado de la evaluación cuando se utilizan dichas escalas12. Entre estos aspectos cabe mencionar, por ejemplo, el temperamento del gato o el uso de determinados fármacos. Así, los gatos muy miedosos pueden mostrar conductas similares a las de un gato con dolor y tratar de esconderse y escapar, por ejemplo. El uso de ketamina puede también aumentar la puntuación obtenida en la escala y sugerir que se requiere analgesia cuando en realidad puede que no sea necesario. En segundo lugar, también puede haber un cierto sesgo según la formación del observador o su género. Por ejemplo, las mujeres y las personas que han sido formadas en el uso de las escalas obtienen puntuaciones más elevadas, es decir, identifican niveles más elevados de dolor, que los hombres o las personas que no han sido entrenadas respectivamente12. También es importante la edad del gato, ya que tanto los gatos recién nacidos como los gatos de edad avanzada no expresan el dolor de forma tan marcada. Finalmente, hay importantes diferencias individuales entre gatos debidas, entre otras cosas, a variaciones en el número y distribución de los receptores para los opioides17. Finalmente, en ocasiones puede confundirse el dolor con la disforia. Cuando un animal manifiesta disforia es difícil distraerlo o calmarlo y en ocasiones, no responde a la administración adicional de analgésicos. En cambio, si el gato tiene dolor, puede ser distraído y/o calmado temporalmente con la intervención del veterinario y, la administración de analgésicos ayuda17.

Por otro lado, las escalas de dolor crónico evalúan, en general, si el gato continúa tan activo como antes y realiza las mismas conductas. Por ejemplo, se evalúa si continúa acicalándose, si utiliza correctamente el arenero, si sube sin dificultad a los lugares elevados, etc. Estas escalas no requieren un entrenamiento y permiten a los tutores evaluar a su gato. En este caso, la evaluación debería realizarse cada 3 meses aproximadamente. Las escalas más utilizadas que están en proceso de validación para evaluar el dolor crónico en gatos con osteoartritis son el índice de dolor musculoesquelético felino (FMPI) y las medidas de los resultados específicos de los clientes (CSOM)13 (Tabla 5).

FMPICSOM
Cómo utilizarla17 ítems relacionados
con la movilidad, la capacidad de realizar distintas actividades (por ejemplo, saltar arriba y abajo, jugar con juguetes, aseo, uso de la caja de arena) y de interaccionar con otros animales y con las personas. Cada ítem se puede calificar de "normal" a "no, en absoluto"
El tutor, con la ayuda del veterinario, elegirá tres actividades propias del gato que realiza habitualmente en el entorno doméstico (p. ej., saltar a la encimera de la cocina, jugar con la cuerda por la noche durante más de 2 minutos, uso del arenero por la mañana que está en el piso de arriba
Cada actividad se califica como "no hay problema" a "imposible de realizar". La evaluación se repite a lo largo del tiempo
---Permite distinguir entre gatos sin dolor y gatos con osteoartritis y ayuda a evaluar la respuesta al tratamiento. Sin embargo, no está claro si puede discriminar la gravedad del dolor.----
Fuentewww.cvm.ncsu.edu/research/labs/clinical-sciences/comparativepain-
research/clinical-metrology-instruments
 
www.cvm.ncsu.edu/research/labs/clinical-sciences/comparativepain-research/clinical-metrology-instruments

Tabla 5. Ejemplo de escalas de dolor crónico para la especie felina (Modificado13).

Conclusiones

Es muy importante prevenir tanto el dolor asociado a determinadas enfermedades como aquel asociado a procedimientos rutinarios. Aunque los gatos suelen enmascarar el dolor, es importante familiarizarse con los principales cambios de comportamiento que pueden indicar que el gato manifiesta dolor agudo o crónico. Además, el uso de escalas validadas facilita la identificación del dolor tanto agudo como crónico.

Bibliografía

  1. ANFAAC (Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para animales de Compañía) https://www.anfaac.org/datos-sectoriales/
  2. APPA (https://www.americanpetproducts.org/research-insights/appa-national-pet-owners-survey).
  3. Bir C, Ortez M, Olynk Widmar NJ, Wolf CA, Hansen C, Ouedraogo FB. Familiarity and Use of Veterinary Services by US Resident Dog and Cat Owners. Animals (Basel). 2020 Mar 13;10(3):483. doi: 10.3390/ani10030483
  4. Laflamme D.P., Abood S.K., Fascetti A.J., Fleeman L.M., Freeman L.M., Michel K.E., Bauer C., Kemp B.L., Doren J.R., Willoughby K.N. Pet feeding practices of dog and cat owners in the United States and Australia. J. Am. Vet. Med Assoc. 2008;232:687–694. doi:10.2460/javma.232.5.687.
  5. Wiese, A. J., Muir, W. W., 3rd, & Wittum, T. E. (2005). Characteristics of pain and response to analgesic treatment in dogs and cats examined at a veterinary teaching hospital emergency service. Journal of the American Veterinary Medical Association, 226(12), 2004–2009. https://doi.org/10.2460/javma.2005.226.2004
  6. Farnworth et al. Veterinary provision of analgesia for domestic cats (Felis catus) undergoing gonadectomy: a comparison of samples from New Zealand, Australia and the United Kingdom. N Z Vet J. 2014;62(3):117-122.
  7. Hellyer, P., Rodan, I., Brunt, J., Downing, R., Hagedorn, J. E., & Robertson, S. A. (2007). AAHA/AAFP pain management guidelines for dogs and cats. Journal of feline medicine and surgery, 9(6), 466–480. https://doi.org/10.1016/j.jfms.2007.09.001
  8. Mathews, K., Kronen, P. W., Lascelles, D., Nolan, A., Robertson, S., Steagall, P. V., Wright, B., & Yamashita, K. (2014). Guidelines for recognition, assessment and treatment of pain: WSAVA Global Pain Council members and co-authors of this document. The Journal of small animal practice, 55(6), E10–E68. https://doi.org/10.1111/jsap.12200
  9. Jirkof P. 2017. Side effects of pain and analgesia in animal experimentation. Lab Anim (NY) 46:123–128.
  10. Bardiau et al. An intervention study to enhance postoperative pain management. Anesthesia and Analgesia. 2003, 96:179–185.
  11. McGuire et al. 2006. Pain and wound healing in surgical patients. Ann Behav Med 31:165–172
  12. Steagall, P. V., Robertson, S., Simon, B., Warne, L. N., Shilo-Benjamini, Y., & Taylor, S. (2022). 2022 ISFM Consensus Guidelines on the Management of Acute Pain in Cats. Journal of feline medicine and surgery, 24(1), 4–30. https://doi.org/10.1177/1098612X211066268
  13. Monteiro, B. P., & Steagall, P. V. (2019). Chronic pain in cats: Recent advances in clinical assessment. Journal of feline medicine and surgery, 21(7), 601–614. https://doi.org/10.1177/1098612X19856179
  14. Robertson, S. A., & Lascelles, B. D. (2010). Long-term pain in cats: how much do we know about this important welfare issue?. Journal of feline medicine and surgery, 12(3), 188–199. https://doi.org/10.1016/j.jfms.2010.01.002
  15. Marcus D. A. (2011). Epidemiology of cancer pain. Current pain and headache reports, 15(4), 231–234. https://doi.org/10.1007/s11916-011-0208-0
  16. Merola I and Mills DS. Behavioural signs of pain in cats: an expert consensus. PLoS One 2016; 11: 1–15.
  17. Epstein, M., Rodan, I., Griffenhagen, G., Kadrlik, J., Petty, M., Robertson, S., & Simpson, W. (2015). 2015 AAHA/AAFP Pain Management Guidelines for Dogs and Cats. Journal of the American Animal Hospital Association, 51(2), 67–84. https://doi.org/10.5326/JAAHA-MS-7331

Regístrate en CLINVET y podras acceder a todo nuestro contenido totalmente gratis

Sin cuotas, sin sorpresas, sin spam.
En 1 minuto estarás leyendo este artículo.

Especie

Perros382
Gatos289
Reptiles23
Conejos34
Aves22
Otros animales31

Revista

Clinanesvet

Clincardiovet

Clincirvet

Clinetovet

Clinnutrivet

Clinfelivet

Clininfectovet

Clindervet

Clinoncovet

Clinlabvet

Clinurgevet

Clinatv

Accede a CLINVET y podrás visualizar todo nuestro contenido

Recuerda que para poder leer nuestras revistas debes ser un usuario registrado y eso implica la aceptación del aviso legal y los términos y condiciones de uso. Si ya estás registrado inicia sesión.
@
*****
Acceder

Recordar contraseña


No tengo usuario, Registrarse gratis

Regístrate en CLINVET y podrás acceder a todo nuestro contenido

Las revistas Clinvet són exclusivas para veterinarios. Al registrarte, declaras ser veterinario y aceptar los Terminos y Condiciones.
@
*****
Nombre
País
Teléfono
Enviar

¿Has olvidado tu contraseña?

Indícanos tu correo electrónico y recibirás un correo con las instrucciones para restaurarla. Si no lo recibes, revisa tu carpeta de spam.
@
Enviar
Consultas