Sarna otodéctica: caso clínico
Resumen breve
La sarna otodéctica es una enfermedad parasitaria, muy contagiosa y producida por el ácaro Otodectes cynotis y se considera que podría ser el responsable de provocar entre el 50 % y hasta el 80% de las otitis externas en gatos.Índice de contenidos
Resumen
La sarna otodéctica es una enfermedad parasitaria, muy contagiosa y producida por el ácaro Otodectes cynotis y se considera que podría ser el responsable de provocar entre el 50 % y hasta el 80% de las otitis externas en gatos1,2. Desde hace casi una década, el tratamiento de estos pacientes ya no se basa en el uso periódico de otras moléculas como ivermectina o selamectina, entre otras, siendo mucho más sencillo el control de la enfermedad con fármacos de aplicación única con efecto trimestral o mensual. En este artículo se expone un caso de sarna otodéctica con lesiones secundarias asociadas al proceso pruriginoso que provoca este ácaro, y que fue tratado con fluralaner spot on, haciendo hincapié en la efectividad, seguridad y comodidad a la hora de la aplicación, así como la ventaja añadida de la eliminación de otros parásitos externos.
Sarna notoédrica
En dermatología veterinaria Otodectes cynotis se considera el responsable del 50 % hasta el 80 % de los casos de otitis externa felina y se considera muy contagioso1,2. Es el ectoparásito de los gatos más prevalente en Europa, seguido de Ctenocephalides felis16.
No existe un huésped específico para este ácaro, por lo que se debe suponer que todos los animales de la casa pueden estar infectados, así como también los humanos, donde se han reportado casos de dermatitis papulares transitorias en personas o incluso se han observado dentro del oído3.
Este parásito pertenece al grupo de los ácaros de la familia Psoroptidae, los cuales presentan un ciclo de vida de 3 semanas, y que desarrollan complemente en el canal auditivo externo de los animales infectados. Ocasionalmente se puede encontrar en zonas del cuerpo como el cuello o la cola, debido a las conductas de acicalamiento, sobre todo en los felinos1,2.
En cuanto a sus características anatómicas, son de tamaño grande, de color blanco y se mueven libremente. Se distinguen por presentar un ano terminal y cuatro pares de patas, presentando ventosas apicales en el caso de los machos, y que también están presentes en los dos primeros pares de patas de las hembras17.
Después de 4 días de incubación, los huevos que han sido pegados con un cemento al sustrato, compuesto por restos epiteliales y cerumen, pasan a ser larvas, protoninfa, deutoninga y finalmente adultos17. Los ácaros pueden sobrevivir en el medio ambiente hasta 12 días dependiendo de la temperatura y se cree que su infectividad fuera del huésped es de 3 a 4 días. Los adultos dentro del conducto auditivo pueden vivir hasta dos meses aproximadamente18.
Según la zona geográfica se habla de una prevalencia entre 0.5 % a 37.0 %. Como ocurre con las sarnas de la familia Sarpcotes, es más frecuente encontrar este parásito afectando a gatos callejeros19.
Con respecto a la susceptibilidad relacionada con la edad, existen diferentes estudios que hablan de un mayor riesgo de contagio en gatitos que en adultos1, pero en otras publicaciones sobre esta enfermedad, no se han observados diferencias20-22.
Este ácaro no escaba túneles, como ocurre con los Sarcoptes, ya que se alimentan de los restos tisulares y líquidos de la superficie epidérmica del conducto auditivo, que se producen por la irritación, el eritema y el prurito de canal auditivo externo1,2.
En cuanto a los signos clínicos, algunos animales pueden no presentar signos clínicos o, por el contrario, desarrollar un prurito intenso y otitis externa con una descarga marrón negruzca en forma de gránulos que imita a los pozos de café1,2,23. Existe prurito en el 41.5 % de los casos y secreciones auriculares anormales en el 85.4 % de los animales2.
Muchos de los pacientes presentan lesiones secundarias producidas por autotraumatismo como escoriaciones, costras hemáticas e incluso otohematomas24, como el caso aquí expuesto.
En los animales que desarrollan dermatitis pruriginosa, lesiones alopécicas o dermatitis miliar1, pueden llevar a confusión por su similitud con la hipersensibilidad a la picadura de la pulga, el síndrome atópico felino o la reacción adversa a alimentos.
De manera secundaria, se pueden observan en el conducto auditivo, bacterias o agentes fúngicos, siendo los microorganismos aislados con mayor frecuencia el Staphylococcus spp. y la Malassezia spp.25
Otodectes cynotis puede inducir una reacción de hipersensibilidad en algunos individuos. De esta manera, el huésped al exponerse al ácaro queda inmunizado contra los antígenos de éste. Este tipo de reacción no se trata de una hipersensibilidad tardía, pero se desarrolla un anticuerpo reagínico (proteína similar a un anticuerpo, en este caso a IgE) en la etapa temprana de la enfermedad y aparecen anticuerpos precipitantes más adelante durante su curso26.
Existen estudios que han demostrado que, a menudo, la infestación por Otodectes cynotis produce una respuesta positiva en las pruebas intradérmicas a otros ácaros, en concreto a Dermatophagoides farinae, Dermatophagoides pteronyssinus y Acarus siro. Estas reacciones cruzadas se convierten en negativas una vez que se elimina la infestación por el ácaro27.
Los perros, gatos y zorros con otitis crónicas e hiperplasia de las glándulas ceruminosas, secundarias a una infección por este ácaro, pueden estar predispuestos a desarrollar un tumor de glándulas ceruminosas28.
El diagnóstico de esta enfermedad parasitaria se confirma mediante la observación directa del ácaro con la inspección del conducto auditivo, utilizando un otoscopio, así como la toma de muestra con hisopo del canal auditivo para visualizar los ácaros vivos. En un estudio realizado para comparar ambas técnicas diagnósticas fue más sensible la observación microscópica (37 %) que la otoscopia (22.55 %), ya que se comprobó que en algunos casos no siempre se podían ver los ácaros en el canal auditivo29. También se considera que la cinta de acetato es una técnica de diagnóstico factible en estos casos, como ocurre con la infestación por Cheylletiella spp.15
Según un estudio publicado en 2019 para el diagnóstico de esta enfermedad, existe una mayor sensibilidad con el uso de cureta (por ejemplo, de tipo Wolkman) en la toma de muestras, ya que permite aislar mayor número de ácaros o con más posibilidad de hacerlo, comparado con el uso de un hisopo o la otoscopia. Aun así, se recomienda combinar siempre la otoscopia junto con la cureta30.
No existen evidencias de contagio a través del ambiente, por lo que no es necesario un control de ácaros a nivel ambiental18, como ocurre en las sarnas producidas por ácaros del género sarcoptes.
Se deben considerar varios factores a la hora de seleccionar el tratamiento acaricida, como puede ser la edad del animal, la gravedad de los signos clínicos, la posibilidad de infecciones secundarias, número de animales afectados, presencia de ácaros ectópicos (fuera del canal auditivo), asistencia a revisiones, la formulación del producto y las características del tutor del animal (para asegurar el cumplimiento de la pauta)2.
Existe un estudio donde se demostró la eficacia de productos oleosos como la vaselina o ceruminolíticos que “ahogan” al ácaro8 y son útiles para tratar la enfermedad. En el mercado también se pueden encontrar productos comerciales de tipo spot on con imidacloprid al 10 % combinado con un 1 % de moxidectina o selamectina, que se indican aplicar quincenal o mensualmente9,15.
Los fármacos que se pueden usar para tratar la enfermedad son: piretrinas, fipronil (instilado en el oído), ivermectina (ótica, oral o subcutánea), milbemicina en formulación ótica, selamectina en spot on (con administración en intervalo semanal o quincenal), moxidectina en spot on, inyectable u oral, y las isoxazolinas. Como se ha comentado anteriormente, existe la posibilidad de aplicar tratamientos sin efecto acaricida, como los productos combinados con antibióticos, antifúngicos y glucocorticoides10-15.
El pronóstico de esta enfermedad parasitaria, cuando se aplican los tratamientos adecuados, es muy bueno1,2.
Caso clínico
Se presentó en consulta un gato macho sin esterilizar, con una edad estimada de 8 años, de raza común europeo, de pelo corto y capa negra.
Los responsables del animal lo llevaron porque se rascaba intensamente la zona periocular y presentaba edema y tumefacción importante en el ojo y párpado derecho, presentaba legañas en la comisura palpebral y tenía la oreja izquierda caída.
El animal pasaba la mayor parte del tiempo fuera de la casa, ya que había aparecido por la zona, y debido a esto, se desconocía el estado vacunal o si había recibido tratamientos antiparasitarios anteriormente. No se conocía tampoco si presentaba alguna enfermedad vírica.
Los tutores le habían alimentado con pienso comercial de baja gama, y clínicamente no presentaban lesiones dermatológicas fuera de las observadas en la zona derecha de la cara y la oreja izquierda. Posiblemente en su estancia fuera de la casa podía haber tenido contacto con más animales, principalmente gatos de la zona.
En la exploración física presentaba una tumefacción importante en el ojo derecho acompañado de exudado amarillo, edema del tejido y molestias a la hora de la manipulación. El animal era incapaz de abrir el ojo debido a la inflamación (Figura 1). La oreja izquierda presentaba el cartílago doblado y deforme, y al tacto, el tejido estaba duro y fibrótico.
El resto de la exploración fue normal, no observándose alteraciones en los parámetros normales y fisiológicos, para un animal de su condición y edad.
En la inspección dermatológica, presentó en ambos oídos, abundante cerumen marrón oscuro que formaba grumos. A la entrada de ambos oídos y alrededor del ojo derecho, se observaron algunas escoriaciones leves sugerentes de rascado. En la escala visual analógica del prurito (pVAS), los tutores asignaron un valor de 7 sobre 10. A la observación con el otoscopio, se pudieron ver unos pequeños puntos blancos, los cuales realizaban movimientos entre el cerumen y el tejido, y eran similares a arenilla de color blanco. Durante la manipulación en busca de más lesiones se realizó un cepillado del pelaje y se aislaron heces de pulgas.
Según los signos clínicos dermatológicos se establecieron los siguientes diagnósticos diferenciales:
- Sarna otodéctica.
- Sarna notoédrica.
- Otitis bacteriana y/o por Malassezia ssp.
- Hiperplasia glándulas ceruminosas.
- Cheyletiellosis.
- Pediculosis.
- Pelodera.
- Picadura de nigua.
- Síndrome atópico felino (SAF) y/o reacción adversa a alimentos (RAA).
Se realizó, además del examen otoscópico, el examen del exudado ótico mediante hisopado, dónde se observaron abundantes ácaros grandes, con cuatro pares de patas, con un par que se extendía fuera del borde del cuerpo en individuos compatibles con hembras con estructuras en su interior compatibles con huevos (Figura 2). Las patas de los ácaros compatibles con machos se identificaron estructuras de tipo tallos cortos inarticulados con ventosas (Figura 3). Se pudieron ver en las preparaciones abundantes huevos, algunos con parásitos bien desarrollados en su interior (Figura 4).
En base a las características morfológicas de los ácaros1 y los signos clínicos que presentaba el animal, se concluyó que el diagnóstico era de sarna otodéctica producida por el parásito Otodectes cynotis, junto con blefaritis unilateral secundaria y atrofia del cartílago auricular, posiblemente debida a un otohematoma (reabsorbido ya en el momento de la visita) y también secundario al rascado.
Se realizó un único tratamiento tópico con fluralaner (Bravecto® 250 mg pipeta gatos, MSD, Merck, Madrid) y se desparasitó internamente con milbemicina oxima combinado con praziquantel oral (Milbemax® 16 mg/40 mg comprimidos; Elanco, UK). Se tomó una muestra de sangre para hacer un test de leucemia e inmunodeficiencia felina (Urano Elisa fast test FelV/FIV, Uranovet, Eurovet Veterinaria S.L.), siendo negativo a ambas enfermedades.
Se añadieron limpiezas de las lesiones escoriativas con tratamiento tópico en formato de mousse a base de clorhexidina, climbazol y fitoesfingosina, (Douxo pyo mousse®, CEVA Salud Animal, Barcelona) cada 12 horas. Fue recomendado el uso del collar isabelino, las dos primeras semanas, para evitar que continuase dañándose la zona afectada de la cara y el ojo.
Para mejorar el dolor y la inflamación de la zona ocular y palpebral se pautó tratamiento oral antiinflamatorio con meloxicam (Metacam®gatos, 0.5 mg/ml solución oral, Proyma Ganadera S.L., Ciudad Real) cada 24 horas durante 10 días y analgésico a base de buprenorfina (Bupaq®0.3 mg/ml solución inyectable, Karizoo, Barcelona) cada 12 horas durante una semana.
Se hizo un control de la evolución de la enfermedad, mediante la toma de muestras con hisopo de cerumen de ambos oídos en los días 28 y 56, tras la administración de la dosis única de fluralaner, siendo ambos negativos a ácaros adultos y huevos.
Los signos clínicos y las lesiones secundarias al prurito mejoraron desde la primera semana del tratamiento, y se observó además una ganancia de peso.
No se observaron reacciones adversas durante el transcurso de las 12 semanas que mantiene su eficacia este tipo de molécula y la recuperación fue completa.
Discusión
Hasta hace unos años, el tratamiento de esta parasitosis se realizaba con lactonas macrocíclicas como ivermectina, moxidectina, doramectina o selamectina principalmente9,15, como ya se ha comentado anteriormente. El uso de este tipo de tratamientos suele requerir la aplicación de varias dosis en el paciente, y los efectos secundarios registrados de algunas de estas moléculas en la especie felina, pueden limitar su uso por el efecto tóxico en el organismo de los pacientes31.
La formulación de fluralaner spot on es eficaz contra los artrópodos y hasta un 100 % contra O. cynotis durante el período de observación de 28 días14.
Con la aparición de las isoxazolinas, la terapéutica antiparasitaria en pequeños animales ha avanzado mucho, principalmente por su eficacia, seguridad y facilidad de uso. En el caso aquí expuesto se optó desde un primer momento por este tipo de tratamiento, ya que el animal procedía de la calle y el manejo médico es diferente en cuanto a manipulación, presencia de otros parásitos externos (pulgas) y cumplimiento de las pautas.
No se optó por controlar el prurito con ningún tipo de inmunosupresor como por ejemplo un glucocorticoide, ya que se desconocía el estado del sistema inmune o si padecía alguna patología más que pudiese empeorar con un tratamiento de este tipo. Para ello se prefirió usar productos tópicos que facilitaran la limpieza de las lesiones.
Una opción terapéutica para el picor asociado a esta parasitosis podría ser el oclacitinib (Apoquel® comprimidos, Zoetis, Madrid), fuera de registro en la especie felina y siendo la dosis reportada como efectiva en esta especie entre 1-1.2 mg/kg/12 horas. El oclacitinib puede ser un tratamiento alternativo útil cuando los glucocorticoides están contraindicados y se requiere un rápido alivio del prurito32,33.
Otra opción que ya se ha comentado, y que ya se ha reportado como efectiva también en esta parasitosis14, es la pipeta combinada de fluralaner y moxidectina (Bravecto plus®, pipeta gatos, MSD, Merck, Madrid), donde ambas moléculas presentan efectos acaricidas. Existen publicaciones de estos dos principios activos administrados de manera simultánea en la especie felina para el tratamiento de otras parasitosis, en concreto el Lynxacarus radovskyi34, siendo eficaces y no observándose efectos secundarios.
Teniendo en cuenta que esta patología es más común en animales ferales o de colonias y algunos terminan siendo devueltos a sus puntos de alimentación, la eficacia de estos productos con una sola aplicación y efecto mantenido durante 12 semanas (mayor que el ciclo reproductivo del parásito), es una gran ventaja a la hora de tratar a este tipo de pacientes. Otra ventaja añadida en estos animales procedentes de colectivos, donde la infestación por diferentes tipos de parásitos externos suele ser frecuente, es el control de los ciclos de las pulgas y garrapatas, ya que la duración del producto supera también el ciclo de estos parásitos.
El poder utilizar un producto con margen de seguridad alto, como es el caso de las isozaxolinas, favorece aún más si cabe, su uso en todo tipo de pacientes, independientemente de su edad o condición corporal.
En la clínica diaria, actualmente, es menos frecuente que consulten por este tipo de parasitosis, (excepto los animales abandonados o callejeros), pues la revolución farmacológica que se ha producido con la entrada de estas moléculas ha hecho que las sarnas hayan pasado a ser enfermedades raras dentro de la clínica diaria y en dermatología9.
Se recomienda, en el caso de animales ferales de colonias, atraparlos y aplicar el tratamiento tópico en formato de pipeta, no estando indicado poner en el alimento el producto en su versión oral para la especie canina (comprimidos masticables), ya que en las colonias y puntos de alimentación puede no ser ingerido por el animal afectado o usarse de manera incorrecta en cuanto a la dosis en la especie felina.
En conclusión, es un gran avance en la terapéutica actual, poder contar con este tipo de productos de fácil aplicación, largo efecto y margen de seguridad para los pacientes que padecen este tipo de enfermedad parasitaria, que, aunque no es frecuente hoy en día, podemos encontrarnos alguna vez en la práctica diaria.
Introducción
Otodectes cynotis (Gk. oto=oído, dectes=mordedor, cynotis=del perro) o ácaro del oído, es una enfermedad parasitaria altamente contagiosa por contacto directo. A pesar de su significado etimológico, esta especie es responsable hasta en un 80 % de las otitis externas en la especie felina1,2.
Este ácaro de la familia Psoroptidae puede infectar también a otros animales como perros, zorros, hurones y ocasionalmente al ser humano3-6.
Hasta hace unos años, el tratamiento se basaba en el uso de ivermectina, selamectina, doramectina, moxidectina, fipronil, e imidacloprid7, así como otros productos sin efecto acaricida como aceites, ceruminolíticos8 o preparados otológicos a base de antibiótico, antifúngico y glucocorticoide9, que normalmente requieren ser administrados en varias dosis semanales, quincenales o incluso diariamente.
Actualmente con la aparición en el mercado veterinario de las isoxazolinas, la terapéutica de las sarnas en pequeños animales ha avanzado mucho, principalmente por su eficacia, seguridad y facilidad de uso.
En la farmacopea actual se cuenta con varios productos de esta familia que poseen el registro, así como el respaldo de variedad de estudios clínicos que demuestra su efectividad para el tratamiento de las sarnas producidas por Demodex canis10, Sarcoptes scabiei var. Canis11, Notoedres cati12 así como Otodectes cati13,14.
Debido al amplio espectro antiparasitario de estas nuevas moléculas eliminando pulgas, garrapatas y los ácaros de sarna, en este caso clínico, se cumplía el objetivo de erradicar todos los parásitos externos lo más rápido posible, sin riesgos para el animal, y con solo una dosis de producto. Esto se logra porque el principio activo actúa durante 12 semanas, evitando así un nuevo ciclo de vida de este parásito, que en el caso de Otodectes cynotis es de 3 semanas15.
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