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Atención de urgencias y cuidados críticos en herbívoros exóticos de compañía

Resumen breve

Las últimas dos décadas han denotado un crecimiento importante de nuevos animales de compañía (NAC), entre los cuales destacan los pequeños herbívoros como los conejos, los cuyos y las chinchillas.
Estos animales, por su condición de presa, hasta avanzada la enfermedad no generan signos clínicos que propicien una visita al médico veterinario que, con frecuencia, acaba siendo una urgencia o emergencia.

Introducción

La tenencia de nuevos animales de compañía (NAC) o animales exóticos en el mundo data de varias décadas, aunque las últimas dos son las que han denotado un crecimiento importante de especies como hurones, erizos pigmeos africanos, diversas especies de aves, reptiles, anfibios y peces, así como de pequeños herbívoros como los conejos, los cuyos y las chinchillas.

Todos los NAC han evolucionado con la posibilidad de enmascarar signos agudos de enfermedad, debido a que la mayoría de ellos son especies presa; de lo contrario, evolutivamente hablando, serían eliminados más rápido. Esto tiene consecuencias serias en los cuidados de estas especies como mascotas, porque el propietario o tutor rara vez se percata de los cambios (si es que los pudieran detectar) en la rutina de la alimentación e ingestión del agua, el ejercicio, el acicalamiento y el comportamiento. Lo que pasa entonces es que el animal padece problemas o enfermedades subclínicas y ya hasta avanzada esa alteración es que genera signos clínicos que propicien una visita al médico veterinario que, con frecuencia, ya es una urgencia o emergencia, según el caso. Por ejemplo, la mayor parte del tiempo los herbívoros NAC pueden estar mal alimentados desde el inicio de sus vidas y súbitamente presentar problemas clínicos cuyo origen por estas razones es más bien crónico, pero agudizó debido al estrés, el agotamiento calórico, la deshidratación crónica, el dolor generalizado ocasionado por deficiencias nutricionales que alteran el sistema musculoesquelético, y otras razones de deterioro continuo.

Identificando las emergencias en los herbívoros NAC

En medicina veterinaria el triage, diferente del concepto que se tenía en medicina humana desde su nacimiento como concepto en 1792, es atender el paciente que tiene menos posibilidades de sobrevivir y ordenar en ese concepto los pacientes más estables para atenderlos y/o tratarlos posteriormente. En un paciente presentado en urgencias tenemos que observar e iniciar con el ABC (por las siglas en inglés de vía área, respiración y circulación, airway, breathing y circulation) es la aproximación sistémica de la evaluación en los animales enfermos y/o con trauma en la sala de urgencias.

A: vía aérea

Sabemos que los conejos y roedores histricomorfos (cuyos y chinchillas) tienen respiración nasal obligatoria y si existe alguna alteración en la cavidad nasal la intervención debería ser de inmediato, colocando una sonda endotraqueal (SE), nasotraqueal o un dispositivo supraglótico (este último hay únicamente para los conejos hasta la fecha y hay algunos estudios que están en transcurso de un modelo para cuyos). Recordemos que por la anatomía la colocación de la sonda endotraqueal en cuyos y chinchillas es más difícil por la presencia de ostium palatino (se recomienda siempre tener un endoscopio pequeño para tener mejor visualización y éxito en la colocación de la SE).

B: respiración

La frecuencia respiratoria de los conejos es de 30-60 respiraciones por minuto (rpm), cuyos 40-100 rpm y chinchillas 40-80 rpm. Si tenemos el paciente intubado considerar la respiración con presión positiva con la ayuda de un ambú o por ventilación mecánica a razón de 10-15 rpm.

Es importante mencionar que un porcentaje muy bajo de pacientes veterinarios con parada cardiorrespiratoria (únicamente alrededor del 7 %) sobreviven a la reanimación cardiopulmonar (RCP); sin embargo, es una obligación realizarla en cualquier paciente con cese de la función cardiorrespiratoria. Se sabe que en un estudio realizado en 15 conejos con parada cardiorrespiratoria, el 45 % de ellos lograron el retorno de la circulación espontánea (RCE) durante la RCP convencional como se aplica en otras especies como los perros y los gatos.
Si el conejo no ha podido intubarse y tiene solamente el dispositivo supraglótico o una mascarilla facial, al ejercer presión en la cavidad torácica durante las compresiones cuando la glotis está cerrada ocasiona que el aire vaya directamente al estómago, provocando timpanismo.
En los perros y los gatos, el estándar son 10 ventilaciones por minuto (vpm) durante la reanimación cardiopulmonar, aunque su frecuencia respiratoria normal sea mayor. La razón es porque, aun con la mejor RCP llevada a cabo, el gasto cardíaco logrado es solo del 25-40 % del normal, con una alta concentración de CO2 en la sangre periférica. De esta manera, se requiere menos O2 porque el gasto cardíaco es más bajo y la cantidad de CO2 que llega a los pulmones también es más baja. La ventilación durante esta maniobra es baja considerando lo normal, pero de todos modos ayuda al paciente a eliminar el CO2 y no incrementa la presión intratorácica, ya que si esto ocurriera, el gasto cardíaco sería más bajo debido a la presión sobre la vena cava que lleva la sangre a la aurícula derecha, lo cual conduciría directamente a un mal desempeño en la RCP y a un gasto cardíaco aún más bajo.


C: circulación

La frecuencia cardíaca normal en un conejo sano en descanso fluctúa entre 180 y 250 lpm (latidos por minuto), en cuyos de 230-280 y en chinchillas 40-100, dependiendo de la edad. En el caso del shock hipovolémico, que es el mejor estudiado en los conejos, la frecuencia cardiaca suele ser <180 lpm cuando se reciben de urgencia, lo cual se considera como bradicardia, ya que es muy raro que los pequeños mamíferos manifiesten la etapa inicial (compensatoria) del shock, donde incluso existe taquicardia. Existen varias enfermedades que afectan al sistema cardiovascular en los conejos; lo primero en estos casos es asegurar que estamos ante una parada cardiorrespiratoria y, si es así, lo siguiente sería indicar a cada miembro del equipo veterinario lo que debe hacer para ser útil en la maniobra. En este momento ya se habrán iniciado las compresiones torácicas previamente al detectar o incluso suponer que el corazón no está latiendo. Es muy importante recordar que las compresiones no deben detenerse para colocar la sonda endotraqueal o para realizar otro procedimiento (como canulación, conexión de monitores, etc.), ya que se sabe que cuesta aproximadamente un minuto alcanzar la presión estable máxima para mantener una perfusión aceptable en el cerebro cuando estamos realizando las compresiones torácicas. Detener las compresiones para llevar a cabo otras tareas retrasará o disminuirá el éxito de las maniobras de la RCP.
En los NAC aún no está determinada la frecuencia de las compresiones torácicas, pero partimos de las mismas directrices ya mencionadas de la Campaña de Reevaluación de la Reanimación en Veterinaria (RECOVER, de las siglas en inglés de Reassessment Campaign on Veterinary Resuscitation) para los mamíferos domésticos dentro de las pautas del soporte vital básico. De acuerdo con la iniciativa RECOVER, tras las compresiones y ventilaciones (soporte vital básico) continuaremos con el soporte vital avanzado, que se compone de monitorización, acceso venoso o intraóseo y de la administración de fármacos. La monitorización mínima debe incluir un electrocardiograma (ECG) y la medida del volumen de exhalación de CO2 (EtCO2), cuyo valor normal debería oscilar entre 35 y 45 mmHg en los mamíferos, y que durante la RCP debería alcanzar mínimo 15 mmHg para considerarse la probabilidad de que el paciente logre la RCE. Precisamente el EtCO2 es considerado el mejor indicador tanto del gasto cardíaco como del flujo de la sangre en los pulmones, ya que si se realiza bien la ventilación, estos parámetros son directamente proporcionales, lo que representa una ventaja en el cuidado de los pacientes que están intubados y que reciben ventilación asistida.
Transcurridos los primeros dos minutos con compresiones del tórax conectamos los monitores para verificar lo que se está logrando con la reanimación en cuanto a la ventilación y cómo están ayudando las compresiones ininterrumpidas. Los monitores se conectan mediante clips con gel (en lugar de alcohol) que no sea inflamable, ya que en caso de requerir algún tipo de desfibrilación el alcohol puede causar quemaduras en la piel. Estos monitores deben verificarse en cada pausa que se hace después de las compresiones torácicas, es decir, cada dos minutos, para evidenciar si el proceso de la RCP está siendo fructífero.
En los conejos, pero también en general en todos los pequeños mamíferos, los trazados electrocardiográficos más frecuentes que podemos observar en el monitor durante la RCP son asistolia, actividad eléctrica sin pulso (AESP) y taquicardia ventricular (TV).
Según varios autores, los estudios de RCP en los conejos han demostrado que la epinefrina (adrenalina) es efectiva para provocar que los pacientes logren el retorno de la circulación espontánea con dosis tan bajas como 0.015 mg/kg IV, no importando todas las dosis e intervalos tan amplios que han sido publicados para la especie.
La administración de atropina o, en el caso de los conejos, del glicopirrolato (se aconseja que la atropina se sustituya por este en esta especie), con la finalidad de incrementar la frecuencia cardíaca no ofrece evidencias de que genere diferencias relevantes en la tasa de supervivencia en los pequeños mamíferos durante las urgencias y tampoco en los conejos. No obstante, aunque su uso como anticolinérgicos no ha demostrado ser de gran ayuda, tampoco son perjudiciales en la RCP.
En los NAC aún es ambigua la información que existe con respecto al uso de la vasopresina en la parada cardiorrespiratoria, pero se describen dosis de 0.4-0.8 U/kg IV en animales de experimentación como las ratas y los conejos. Una ventaja de la vasopresina es que no provoca efectos inotrópicos o cronotrópicos que ocasionen la isquemia del miocardio (lo que sí ocurre con dosis repetidas de epinefrina por su actividad adrenérgica β1), por lo que es un vasopresor ideal en caso de parada cardiorrespiratoria en general en los pacientes veterinarios. Sin embargo, el uso de fenilefrina (en dosis de 2 μg/ kg/min) podría ser más recomendable que la vasopresina en los conejos en los que se intenta aumentar la presión sanguínea arterial media, aunque de momento este dato solo está respaldado por un estudio de investigación. En la experiencia de los autores, se utiliza más habitualmente la epinefrina en dosis de 0.015-0.02 mg/kg IV o IO en pacientes en situaciones de parada cardiorrespiratoria, aunque la terapia vasopresora actual incluye además a la vasopresina.
En casos de fibrilación ventricular (FV) y taquicardia ventricular sin pulso (TVSP) se recomienda usar el desfibrilador (2- 10 J/kg) en animales de más de 1 kg de peso corporal. En caso de que no contemos con un desfibrilador podemos golpear con el puño, teniendo en cuenta la talla del paciente para moderar la intensidad del golpe, ya que las fracturas de las costillas son más frecuentes en los conejos que en los perros y los gatos por este tipo de desfibrilación.
En los NAC de talla pequeña se recomienda poner un catéter intraóseo como alternativa por ser más rápido y más sencillo muchas veces que el acceso intravenoso, ya sea por la talla del paciente o debido a alteraciones como la hipotensión y la hipotermia. Todos los fármacos que apliquemos durante estas situaciones de RCP, y por el volumen reducido dada la talla de nuestros pacientes, deben ir seguidos de una dosis de fluidos para ayudar a que lleguen más rápido al corazón y de ahí a la circulación general, con la precaución de evitar una sobrecarga de fluidos.

Particularidades de la RCP en los herbívoros NAC

Las guías RECOVER también aplican a los mamíferos NAC, incluyendo a los herbívoros, aunque aún no existen datos suficientes de cohortes de tamaño importante. Sin embargo, en los herbívoros NAC se utilizan también el Soporte Básico de Vida (BLS, por las siglas en inglés de Basic LifeSupport), y el Soporte Avanzado de Vida (ALS, por las siglas en inglés de Advanced Life Support), los cuales se explican brevemente a continuación:

El BLS consiste en tres etapas:

  • Reconocimiento del arresto cardiopulmonar
  • Compresiones torácicas
  • Apoyo ventilatorio

Durante este proceso debemos estar seguros de que exista una vía aérea despejada, también saber si el paciente está respirando y tiene latidos cardíacos; de lo contrario, se deben de iniciar las compresiones torácicas a razón de 100-120/minuto (comprimiendo 1/3-1/2 del ancho del tórax), con ciclos ininterrumpidos de dos minutos.

Juntamente con las compresiones se debe asegurar la ventilación, ya sea con sonda endotraqueal a razón de 10 respiraciones/minuto, o bien con una mascarilla que ajuste a la cara y nostrilos permitiendo una expansión pulmonar adecuada con cada respiración, que en este caso será de 2 respiraciones cada 30 segundos. Esta última opción sin sonda endotraqueal, pero con mascarilla ajustada que pruebe una distensión adecuada del tórax es de mucha utilidad durante las emergencias y la RCP, particularmente en los pequeños herbívoros NAC. En primer lugar, porque todos son respiradores nasales obligados con un paladar blando alargado que cubre la glotis y no permite una intubación fácil (conejos). En segundo lugar, porque los cuyes y chinchillas además poseen una estructura particular llamada ostium palatino que es un orificio en el paladar blandoque se encuentra uniendo la orofaringe y la faringe, la cual se forma por la fusión del paladar blando con la base de la lengua, lo cual complica mucho más la intubación endotraqueal.

En esta fase debemos verificar la ventilación endotraqueal con el capnógrafo cuyas lecturas deben ser superiores a 15 mmHg para considerar que se está realizando un trabajo adecuado con las compresiones torácicas y las ventilaciones, lo que podría mejorar la posibilidad de la recuperación de la circulación espontánea (RCE), validando con esto desde luego la calidad de la ventilación que se realiza durante la RCP.

Por otro lado, la segunda fase de la RCP conocida en inglés como ALS, la cual evidentemente es una continuación del BLS, consiste en los métodos para el soporte de vida avanzado conectando al paciente a los equipos de monitoreo, facilitando de nuevo una valoración de la RCP y permitiéndonos hacer los ajustes necesarios. Se comienza con el monitoreo de la ETCO2 (la concentración máxima de dióxido de carbono espirado durante un ciclo respiratorio). El tipo de capnógrafo que se sugiere mayormente para los pacientes NAC de talla pequeña es el de flujo principal (o mainstream), aunque no está exento de efectos adversos porque podría aumentar el esfuerzo para respirar. Algunos reportes sugieren que la capnografía nasal tiene buena correlación con la PaCO2 (presión parcial de dióxido de carbono) en los conejos, pudiendo ser una posibilidad para el resto de los herbívoros NAC que son respiradores nasales obligados cuando no se ha logrado la intubación endotraqueal.

El electrocardiograma (ECG) es una herramienta importante en esta fase para detectar el ritmo cardíaco. Como mínimo en nuestros herbívoros NAC podríamos utilizar el Doppler directo para acompañar al corazón y evaluar la frecuencia y las posibles alteraciones en los sonidos cardíacos.

Las urgencias más comunes en herbívoros NAC son:

  • Sistema orogastrointestinal: crecimientos excesivos de los dientes (los dientes en los conejos, cuyos y chinchillas son elodontos, es decir que crecen todo el tiempo), maloclusión (origen dietario o genético), síndrome gastrointestinal (obstrucciones, íleo, dilatación gástrica, entre otros).
  • Abscesos mandibulares o maxilares con lisis ósea de moderada a extensa.
  • Problemas urinarios (urolitos uretrales, vesicales y ureterales), así como infecciones del sistema urinario.
  • Problemas respiratorios infecciosos (Pasteurella spp., Bordetella spp.)
  • Trauma localizado o múltiple.
  • Enfermedades del aparato reproductivo en la hembra (hidrometra, piometra, neoplasias, entre otros)
  • Enfermedades cardiovasculares.

Técnicas clínicas en herbívoros NAC

Las técnicas clínicas para la atención de las urgencias en NAC son las mismas que para las especies domésticas como los perros y los gatos, aunque una revisión de la anatomía y fisiología en textos especializados de estas especies es fundamental para que el clínico logre comprender las diferencias que pueden facilitar la realización de los procedimientos de urgencia en estas especies.

Debido a la talla, al temperamento y estrés que causa cualquier manejo, incluso y especialmente cuando están muy enfermos, la mayoría de las técnicas clínicas como la colocación del catéter intravenoso o intraóseo, la recolección de muestras (sanguíneas, orina, hisopados) para diagnóstico rápido, además de las radiografías, la ecografía enfocada en el trauma torácico (TFAST) y abdominal (AFAST), el triage y para el seguimiento del paciente, así como la tomografía computarizada (TC) requieren sedación (y analgesia) o anestesia la gran mayoría de las veces. Como ya se mencionó anteriormente, estos animales presa tan sensibles al estrés liberan catecolaminas que sensibilizan al miocardio pudiendo provocar daño estructural y bioquímico a este órgano trayendo consigo consecuencias desastrosas para el paciente, por lo que un manejo sutil en un ambiente con el menor ruido posible y lejos de la presencia y olor de depredadores como los perros, gatos, hurones, aves de presa, etc., es de gran valor para el paciente.

Sedación

La sedación de estas especies reporta enormes ventajas sobre un manejo físico estresante, en particular en los animales enfermos y debilitados, por lo que el uso de una benzodiacepina como el midazolam por vía intramuscular (IM) o intravenosa (IV) entre 0.2-0.5 mg/kg, ya sea solo o combinado con un opioide, de preferencia buprenorfina por su mayor poder analgésico a 0.01-0.05 mg/kg, o bien butorfanol (menor poder analgésico, mayor poder de sedación) a 0.05-0.1 mg/kg (no existe una dosis publicada para las chinchillas) son aliados de gran valor para el manejo, incluso en los pacientes en urgencias. No se recomienda utilizar los halogenados (isofluorano o sevofluorano) para inducir a un paciente enfermo o crítico sin antes administrar fármacos inyectables, debido a que el manejo para inducir una anestesia con gas es demasiado estresante (sobre todo con el isofluorano por el olor irritante), ya que incluye una mascarilla o una cámara de inducción, pero el paciente está consciente de lo que sucede. Además, los halogenados provocan vasodilatación periférica lo cual suele empeorar el estado de estos pacientes y reducir (aún más) la presión sanguínea. Después de administrar la sedación inyectable y colocar un catéter IV, puede elegirse algún otro fármaco en dosis bajas como, por ejemplo, la ketamina (1-2 mg/kg) para mejorar el manejo, si fuera necesario, o bien si el clínico lo juzga conveniente puede usarse un halogenado en porcentajes bajos para realizar otros estudios de diagnóstico si el paciente lo requiere y puede manejarse.

Terapia de fluidos

La terapia de fluidos es sumamente necesaria para los pacientes en estado grave o de shock (reanimación), también para la rehidratación, así como para el apoyo adjunto a través del mantenimiento de la hidratación en los pacientes críticos o enfermos. De forma práctica y debido a los mismos problemas y retos que se presentan actualmente en la sala de urgencias en medicina humana y veterinaria de perros y gatos con la solución salina al 0.9 % y con los coloides sintéticos, en los mamíferos NAC utilizamos específicamente cristaloides isotónicos como la solución de Hartmann, en ocasiones acompañada de cristaloides hipertónicos como la solución hipertónica al 7.5 %, dependiendo el caso. En la actualidad aún no se extiende la práctica del uso de la albúmina en NAC, aunque con frecuencia se usa la sangre completa de un donador homólogo con pruebas básicas de aglutinación intrahospitalarias para transfusión sanguínea si se corre con la suerte de contar con un donador apropiado durante alguna emergencia en herbívoros NAC.

De la misma forma, cada vez se extiende más el uso de la terapia de fluidos en NAC para mejorar las anormalidades electrolíticas y las alteraciones ácido-base, y no solo para expandir el volumen sanguíneo, implicando con esto el uso de pruebas diagnósticas como los electrolitos y el lactato para mejorar el manejo de urgencia con soluciones intravenosas.

Es muy importante destacar que en los herbívoros NAC los fluidos ingeridos diariamente se utilizan en un gran porcentaje para el funcionamiento adecuado del tracto gastrointestinal (TGI), por lo que se deduce la enorme cantidad de problemas que se suscitan por la simple deshidratación en estos pacientes. Estudios recientes sugieren que un conejo puede tener hasta 75 ml/kg de fluido en el TGI, mientras que un cuyo suele tener hasta 100 ml/kg de fluido en el TGI para lograr el funcionamiento adecuado.

La siguiente tabla nos muestra entre otros datos las cantidades de fluidos que requieren los herbívoros NAC sanos diariamente, lo cual ejemplifica que las terapias de mantenimiento son distintas entre las especies, y que no por ser exóticos o herbívoros todos son iguales (Tabla 1).

Nombre común
 
Nombre científicoRequerimientos de fluidos diarios de mantenimiento
 
Temperatura corporalRequerimientos de energía de mantenimiento  (REM) 
Conejo Oryctolagus cuniculus150 ml/kg/día38-40 ºC100 x peso corporal (kg)0.75
CuyeCavia porcellus200 ml/kg/día37.2-39.5 ºC110 x peso corporal (kg)0.75
Chinchilla Chinchilla lanigera 120 ml/kg/día34.9-37.9 ºCNo determinados**

Tabla 1. Parámetros fisiológicos e información de herbívoros NAC sanos de utilidad en las urgencias.

** Debido a que no están determinados los REM en esta especie los autores comienzan con el 4 % del peso corporal en las chinchillas.

Nota: los requerimientos de los fluidos son una combinación para administración IV, PO y SC.

Los datos de requerimientos de fluidos son de utilidad al establecer la terapia de mantenimiento exclusivamente después de la reanimación con fluidos si fue necesaria, y la terapia de rehidratación que siempre se suma a las necesidades diarias del mantenimiento. Por lo tanto, para lograr administrar la cantidad de fluidos a un herbívoro NAC se suelen utilizar combinaciones de rutas como la IV, la VO y la SC, de forma intrahospitalaria en los pacientes ya estabilizados.

No obstante, si hablamos de un paciente de este tipo que llega en estado de shock y requiere fluidos porque presenta signos como hipotermia, hipoglucemia, color pálido de mucosas, tiempo de llenado capilar (TLLC) mayor a 2 segundos, piel con turgencia retardada, saliva espesa, enoftalmos, estuporoso, comatoso, o con presión arterial sistólica indirecta menor a 90 mmHg cuando se puede medir (sobre todo en los conejos) en conjunto con varios de los signos anteriores, se requiere reanimación con fluidos. Esta reanimación se intenta con un bolo de fluidos isotónicos (Hartmann) tibios a 10-15 ml/kg en 20 minutos, lo cual pretende aumentar el volumen intravascular.

En ocasiones un solo bolo de fluido isotónico es suficiente para mejorar los signos y la presión sanguínea, mientras que en otras ocasiones es necesario administrar más de un bolo, casos en los cuales se suele acompañar además de un bolo de 3-5 ml/kg de cristaloide hipertónico al 7.5 %.

Todos los fluidos que se apliquen en cualquier momento a un animal NAC y más aún en urgencias y cuidados intensivos, deben ser calentados intentando una temperatura de 38 ºC para evitar la hipotermia iatrogénica o contrarrestar la hipotermia previa.

La fórmula para calcular solamente la deshidratación de un herbívoro es igual que en perros y gatos:

Peso corporal en kg x % de deshidratación x 1000= cantidad en ml

Colocación del catéter intravenoso

En los conejos se suelen utilizar las venas marginales auriculares para la administración de los fluidos y los fármacos de urgencia, debido a que son asequibles en la gran mayoría de los casos, aunque en los neonatos o en los animales severamente deshidratados se podría dificultar la colocación del catéter IV. Otros sitios para la colocación de un catéter IV en los conejos son las venas cefálicas y las safenas laterales de la misma forma como se realiza en un gato.

En los cuyos y las chinchillas los accesos venosos habitualmente accesibles son las venas cefálicas y safenas laterales, aunque el manejo requiere sedación más profunda a menos que el paciente esté estuporoso o comatoso, por lo que el clínico debe evaluar el temperamento y la reactividad del paciente crítico para decidir los fármacos. En los neonatos que no presentan un acceso intravenoso fácil y mucho menos cuando están en estado de shock, se puede colocar un catéter intraóseo, ya sea en el trocánter del fémur o en la tibia, con la misma técnica que se realiza en los gatos. No obstante, esta técnica es sumamente dolorosa (según los reportes en los humanos), y solamente está justificada para el bolo inicial de reanimación con fluidos y tal vez para la administración conjunta de fármacos de urgencia como la adrenalina. En otros casos, el bolo inicial se puede colocar subcutáneo en pacientes muy pequeños si el paciente crítico aún no presenta una hipotermia marcada y si no está notablemente deshidratado (>7 %).

Monitoreo de la temperatura corporal

Debido a la tasa metabólica elevada, a las frecuentes descompensaciones por una dieta inapropiada, a los problemas dentales que ocurren particularmente en los herbívoros NAC y que les limitan o impiden comer, y a la falta de reconocimiento oportuno de los signos de enfermedad, estos pacientes suelen presentarse con una temperatura más baja de lo normal o con hipotermia severa. Como se ha dicho antes, esta es una alteración que es sumamente grave y se debe atender de inmediato, ya que precede a una descompensación potencialmente mortal.

Algunos autores afirman que los conejos que llegan a la sala de urgencias con hipotermia son más propensos a complicarse severamente o morir, en comparación con aquellos que están descompensados, pero normotérmicos. No obstante, aun hipotérmicos en la recepción de la urgencia se deben realizar todos los pasos antes establecidos e intentar devolver la normotermia porque varios pacientes logran estabilizarse con los cuidados adecuados. En nuestra experiencia, un herbívoro hipotérmico definitivamente debe ser atendido y apoyado desde el momento que llega a la clínica con varios métodos para elevar la temperatura corporal como mantas calientes, ventiladores ambientales para mejorar la temperatura del cuarto, fluidos parenterales tibios, unidades de cuidados intensivos (UCI) o incubadoras donde se pueda controlar la temperatura, y mesas de exploración aisladas con cobijas o toallas para reducir la pérdida de calor por contacto. El monitoreo de la temperatura debe ser mínimo cada 3-5 minutos durante la atención de urgencias o señal de decaimiento durante la atención, o bien mientras el paciente lo permita sin estrés ni forcejeo.

Por otro lado, es muy importante comprender que la medición de la temperatura corporal debe realizarse por vía rectal porque es el método que ha demostrado mayor veracidad en los mamíferos, aunque el clínico debe realizar un manejo gentil y suave para evitar mayor estrés porque este es altamente factible en los pacientes graves que están conscientes, lo cual empeoraría el cuadro.

Es importante comentar que, de acuerdo con algunas investigaciones, el termómetro rectal o la sonda del monitor multiparámetros debe insertarse 2 cm en el recto de los herbívoros para lograr una lectura adecuada.

De la misma forma, el clínico debe saber que no todas las temperaturas corporales normales son iguales incluso entre los herbívoros NAC, por ejemplo, siendo más baja en las chinchillas (ver Tabla 1).

Oxigenoterapia

En cualquier casoque afecte al sistema cardiovascular, respiratorio, trauma o incluso abdominal que restrinja la dinámica respiratoria en los herbívoros NAC, la oxigenoterapia es crucial durante la atención de urgencias. Los signos clínicos que nos indican que el paciente necesita oxigenoterapia son: taquipnea, respiración con boca abierta, cianosis (observar los labios, las orejas en general), disnea, etc. En estas especies es habitual colocarlos en una UCI o caja de inducción anestésica o bien en una jaula de oxígeno, evitando el manejo que requiera sujeción para colocar una mascarilla o puntas nasales, debido al estrés que estos procedimientos generan. Si el paciente requirió sedación y el clínico considera oportuna la provisión de oxígeno a través de mascarilla, esto es más factible puesto que se reduce el estrés considerablemente.

Otras técnicas clínicas de apoyo durante las urgencias en herbívoros NAC

Pruebas sanguíneas complementarias

  • Hematocrito, proteínas plasmáticas, microhematocrito: en los herbívoros NAC es muy importante colectar muestras sanguíneas ya sea para pruebas completas de hemograma y química sanguínea, o mínimo para microhematocrito, proteínas plasmáticas y glucosa dependiendo del estado general del paciente (triage) y el examen físico inicial. En todos los NAC la medición del hematocrito es fundamental para conocer no solamente el volumen del paquete celular, sino una aproximación más objetiva de la deshidratación del paciente. Asimismo, la evaluación de las proteínas plasmáticas nos da un indicio de posibles desbalances en la dieta que son tan frecuentes en estas especies de compañía, indicándonos los posibles problemas que podría tener el paciente con los fluidos intravasculares.
  • Glucosa sanguínea: por otro lado, la medición de la glucosa sanguínea es fundamental porque como antes se dijo, los diversos problemas nutricionales, el estado crítico y la hipovolemia complican el cuadro de urgencias junto con la hipoglucemia. En los conejos sanos no estresados el valor normal de glucosa es de 7.76±2.76 mmol/l. Por otra parte, se sabe que en los conejos la glucosa sanguínea es un indicador muy útil de la obstrucción gástrica cuando los valores fluctúan entre 24.7±3.9 mmol/l, la cual es una de las principales razones para la presentación de estos pacientes a la sala de urgencias. Por el contrario, si el paciente herbívoro presenta hipoglucemia la suplementación con dextrosa al 50 % por vía intravenosa se realiza a razón de 0.25-2 ml/kg de peso, diluida 1:1 con solución salina al 0.9 %.
  • Lactato: el lactato, como en cualquier especie, nos permite detectar posibles problemas con el estado de perfusión, y de esta manera poder realizar los ajustes necesarios a la terapia de fluidos. En general, para el resto de los mamíferos el valor normal del lactato es <2.5 mmol/l. No obstante, no solo la hipoperfusión es la causa de la hiperlactatemia en los NAC, sino también la sepsis, el estrés, la anemia, la hipoxemia y el shock séptico, entre otras, además de que, en particular en los conejos, el valor que se ha establecido como normal es de entre 6.6-7.3 mmol/l (L-lactato), muy por encima de los valores de otros mamíferos. Sin embargo, y contrario a lo que sabemos de otras especies, el valor sostenido bajo de lactato se asocia con mayor morbilidad/mortalidad en los conejos, siendo que el mejor pronóstico se tiene cuando hay incremento del lactato en la sangre por arriba de 3.3 mmol/l dentro de las primeras 48 horas después de la llegada a la sala de urgencias. En los cuyos se ha evaluado el lactato usando dos tipos de equipos obteniendo rangos de 0.49-1.83 mmol/l con el iSTAT, y de 0.60-2.2 mmol/l con Lactate Plus.

Intubación orogástrica

Con este procedimiento sencillo se libera el contenido estomacal que en las urgencias de los pequeños herbívoros habitualmente se compone de cantidades considerables de gas y/o líquido. Este volumen que ocupa el estómago suele complicar o provocar estasis gástrica y presionar severamente el diafragma, ocasionando por sí solo una disnea que tiende a complicar el estado general del paciente.

Colocación de sonda nasogástrica: algunos clínicos inexpertos le temen a la idea de colocar una sonda nasogástrica en un roedor o un conejo, por falta de información real sobre los casos de éxito en el manejo de las urgencias y los problemas gastrointestinales con el apoyo de esta técnica. Los autores de este artículo han colocado innumerables sondas nasogástricas en conejos y algunas ya sea en cuyos en chinchillas, en emergencias y urgencias, pudiendo liberar contenidos estomacales, colectar muestras para citología/cultivo, utilizar esta vía para medicaciones orales una vez estabilizado, usar esta vía para administrar medio de contraste si se sospecha de algún tipo de obstrucción gastrointestinal, y como medio para complementar el apoyo con líquidos y alimento especial que pueda administrarse con este método.

Conclusiones

La medicina de urgencias también ha avanzado en los NAC, incluyendo los herbívoros que son pacientes habituales en las clínicas y hospitales veterinarios en la actualidad. Es muy importante y necesario que cualquier clínico veterinario, aun enfocándose únicamente en perros y gatos, esté actualizado en el manejo de estas especies en la sala de urgencias, conozca los valores generales fisiológicos, así como la generalidad de las técnicas que se aplican a estas especies, ya que es a la clínica veterinaria general donde muchas veces estas especies llegan en situación crítica y es aquí donde se define la atención inicial y el destino de ese paciente.

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