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Animales geriátricos. Síndrome de disfunción cognitiva

Resumen breve

El sistema cognitivo de los animales es un proceso mental que implica la percepción, el conocimiento, el aprendizaje, la toma de decisiones y la memoria, que predispone al animal para recibir y gestionar la información del entorno en el que vive.El objetivo de este artículo es describir la disfunción mental que se produce debido a una serie de cambios morfológicos a nivel cerebral y comportamental en los animales geriátricos y que se conoce como el síndrome de disfunción cognitiva (SDC).…

Resumen

El sistema cognitivo de los animales es un proceso mental que implica la percepción, el conocimiento, el aprendizaje, la toma de decisiones y la memoria, que predispone al animal para recibir y gestionar la información del entorno en el que vive.

El objetivo de este artículo es describir la disfunción mental que se produce debido a una serie de cambios morfológicos a nivel cerebral y comportamental en los animales geriátricos y que se conoce como el síndrome de disfunción cognitiva (SDC). En este artículo se explican los efectos que esta patología causa en el organismo del paciente, los signos clínicos que se van a detectar, los métodos diagnósticos para su detección precoz, los diferentes niveles de evolución y los tratamientos que ayudan a paliar o incluso a modificar el curso de la enfermedad.

Introducción

El síndrome de disfunción cognitiva (SDC) es una degeneración neurológica que se presenta en animales mayores de 7 años en perros y 10 años en gatos. Presenta un curso progresivo y crónico que compromete el proceso cognitivo y en ocasiones puede cursar con sintomatología motora, sensorial y médica y suele impactar en el comportamiento del animal.

Salvando las diferencias que se pueden observar entre las modificaciones comportamentales entre perros y gatos, el deterioro que da lugar a la aparición de la enfermedad es común en las dos especies.

Fisiopatología de la enfermedad

El tejido nervioso de los perros y gatos es bastante sensible a la presencia de radicales libres debido a los lípidos y a la alta demanda de oxígeno. En los casos de SDC es común el depósito de una proteína conocida como la B-amiloide, que va formando placas a lo largo de zonas determinadas del cerebro, meninges y los vasos sanguíneos. Aunque se desconoce la influencia que tiene esta proteína cuando se deposita, se le atribuyen acciones neurotóxicas que degeneran la función neuronal provocando un déficit de neurotransmisores y la consiguiente muerte neuronal.

Hay que diferenciar entre el envejecimiento fisiológico de un animal y el envejecimiento patológico del mismo, en el que sí se observa mayor atrofia cerebral y los nombrados depósitos de B-amiloide. Como consecuencia del envejecimiento del organismo, el cerebro no puede regenerar neuronas e ir renovando para su correcto funcionamiento. El daño oxidativo aumenta ya que las células producen más radicales libres en la obtención de energía, pero el cuerpo ya no está al mismo nivel para contrarrestar esta producción. Por ello los neurotransmisores disminuyen y la comunicación neuronal se empobrece. Esto repercute también en patologías cardiacas y pulmonares ya que el transporte de oxígeno se ve reducido.

La superficie ocupada por los depósitos de proteína B-amiloide es lo que determina el grado de disfunción del paciente.

Signos clínicos

Los signos clínicos del SDC que se pueden observar en perros son:

Figura 1. Postura de head pressing en un paciente con SDC.
Figura 1. Postura de head pressing en un paciente con SDC.
  • Cambios en la interacción social con los miembros de la casa. Se disminuye el interés por el entorno y el contacto (son animales que no responden a los estímulos ni tienen interés por explorar alrededor), o por el contrario aparece el excesivo apego y los conflictos sociales.
  • Retraso en el aprendizaje del animal y pérdida de memoria. Aparecen los problemas de eliminación inadecuada, de seguimiento de órdenes e incapacidad de aprender nuevas. En algunos casos, los animales no reconocen a los dueños.
  • Desorientación en lugares conocidos. Dificultad de moverse en el entorno, en ocasiones son incapaces de evitar obstáculos, o se quedan en un punto fijo sin moverse. Un signo clínico muy característico en esta enfermedad es el head pressing, que es la colocación de la cabeza contra un punto durante un tiempo prolongado (Figura 1).
  • Vocalizaciones no asociadas a ninguna razón aparente, acompañadas a veces de estereotipias o conductas destructivas.
  • Cambio del ciclo de sueño vigilia. Se produce una reducción del descanso de noche e inactividad total por el día.
  • Cuadros de ansiedad por separación, aumento de irritabilidad.
  • Pérdida del sentido del acicalamiento y el aseo.

Los gatos también presentan:

  • Episodios de desorientación. Pierden el sentido de la orientación y se quedan fijos en un punto.
  • Pierden el hábito del aseo, imprescindible en el gato.
  • En ocasiones, los gatos aumentan o disminuyen la interacción con el propietario.
  • Dependiendo de si hay dolor o no, puede haber momentos de agresividad.
  • Los gatos que habitualmente son más activos de noche, sufren cambios del ciclo del sueño.
  • Aumento o disminución del apetito.

Diagnóstico

Los cambios comportamentales en un animal geriátrico pueden venir asociados a multitud de otras patologías que alteran en alguna forma el manejo y la manipulación del paciente y que provocan crisis de ansiedad, pánico o momentos de desorientación, por lo que se debe diferenciar muy bien si el problema ha podido estar presente antes en la vida del animal o ha aparecido ahora y si está relacionado o no con patologías orgánicas. No hay que descartar ninguna patología, ya que éstas pueden cursar con síntomas comunes a los producidos por el SDC como:

  • Disfunciones sensoriales enfocadas principalmente en la vista y el sentido de la audición que pueden cursar con una disminución de los estímulos del entorno y la dificultad de respuesta a las órdenes, y con desorientación.
  • La infestación por leishmania o la dirofilaria inmitis pueden provocar una disminución de la actividad del paciente, cierta letargia e intolerancia al ejercicio.
  • Aparición de artrosis y artritis que provocan rechazo al desplazamiento y falta de interés en el medio.
  • Enfermedades metabólicas, como el hiper o hipotiroidismo, diabetes, hipoglucemia, o deficiencia de tiamina/taurina.
  • Enfermedades con base neurológica como lesiones, tumores, hematomas o meningitis.

Aunque para obtener un diagnóstico certero de la presencia del síndrome, es necesario un estudio anatomopatológico post mortem del animal, ya que es donde se apreciarán los depósitos de B-amiloide, se puede hacer un diagnóstico presuntivo que sería de gran ayuda para la detección precoz de la enfermedad mediante una anamnesis exhaustiva, una exploración física y neurológica del animal por parte del veterinario, junto con pruebas de laboratorio (análisis de biomarcadores específicos, bioquímicas, hemogramas, control de funcionalidad tiroidea, urinaria, etc.).

Se puede reforzar el diagnóstico con estudios completos de diagnóstico por imagen mediante:

  • Tomografía computarizada (TAC), que se utiliza para descartar otras alteraciones cognitivas como hidrocefalias y tumores intracraneales.
  • Resonancia magnética (RM) con la finalidad de detectar cambios neuroanatómicos y cerebrovasculares en edades avanzadas, como agrandamiento de los ventrículos o atrofia cortical.

Estadío de la enfermedad

Para ver en qué estadío se encuentra el paciente, se podría hacer una clasificación dividiendo en cuatro grupos las áreas afectadas:

  1. Aprendizaje y memoria.
  2. Área de la orientación: confusión, inconsciencia y desorientación.
  3. Relaciones, comportamiento – interacción social.
  4. Ciclo sueño-vigilia, actividad, irritabilidad y ansiedad.

De forma básica se puede establecer el estadío de la enfermedad en base al número de grupos que se ven afectados en el paciente, siendo leve si solo se ve afectado un grupo, moderado si hay afectados dos de los cuatro grupos, grave si son tres grupos y muy grave si los cuatro grupos están modificados.

Otra forma de saber el nivel de afectación, es realizar un test mediante el que se señalan las anomalías que se observan en la exploración del animal. Como ejemplo sirve la siguiente tabla de VetPlus, que establece un registro de los signos clínicos y el momento de aparición de la anomalía (Tabla 1).

  • En el área del aprendizaje se observa: la incapacidad de aprender nuevas acciones, la capacidad de respuesta a órdenes y trabajos, si controla la orina y las defecaciones o por el contrario lo hace dentro de casa (que no es habitual en el paciente) y si reconoce a los miembros de la familia que conviven con él.
  • En el área de orientación: se observa si es incapaz de orientarse en lugares familiares, si confunde estancias y lugares puntuales (cama, sitio de comida, etc.), si se queda mirando en un punto fijo y si vagabundea sin dirección concreta.
  • Referente a las relaciones: se observa si pierde interés cuando alguien llega a casa y no sale a saludar, si aparecen episodios de agresividad, o si por el contrario no interactúa con el entorno.
  • En cuanto a la actividad: se observa si mantiene el ciclo sueño-vigilia, o cambio en los hábitos por más descanso de día y no de noche, si tiene la actividad aumentada o disminuida durante el día, si explora, vocaliza, si presenta ansiedad por separación, o está más irritable.
Tabla 1. Tabla de Vetplus para el reconocimiento del estadío del SDC.
Tabla 1. Tabla de Vetplus para el reconocimiento del estadío del SDC.

Tratamientos

No existe una cura como tal del SDC, pero sí es fundamental mejorar la calidad de vida de nuestro paciente.

Hay tres tipos de tratamientos según los problemas que se pretenden minimizar. Los tratamientos se clasifican en modificaciones comportamentales, tratamientos dietéticos y farmacológicos.

En caso de los problemas comportamentales es fundamental establecer unas pautas generales para el manejo de un paciente con SDC.

1.- Modificación comportamental

En sus actividades diarias:

  • Es necesario mantener una rutina en las actividades del animal. Son pacientes que necesitan reducir su nivel de estrés o ansiedad y vivir en entornos tranquilos y apacibles.
  • Es beneficioso que el animal tenga sistemas de enriquecimiento ambiental mediante diferentes estrategias dependiendo de si el paciente es perro o gato. Los paseos, el adiestramiento en positivo con órdenes simples, juegos de esconder objetos, tira y afloja con elementos, juguetes interactivos que posibiliten la opción de esconder comida en el interior o juegos masticables, son opciones muy válidas para ejercitar y ralentizar el sistema cognitivo del animal.
  • En perros, es útil ayudar a orientarse al animal con elementos, olores y sonidos, pero en gatos al ser muy sensibles a los cambios puede dar lugar a periodos de estrés.

Respecto al sueño:

  • Fundamental que todos los habitantes de la casa respeten sus horas de descanso, sin ruidos y con luces tenues en caso de que hayan problemas visuales.
  • Los masajes relajantes, en algunos casos relajan a los animales y los ayudan a conciliar el sueño.
  • Con los gatos, los difusores de feromonas son beneficiosos como método de reducción del estrés.
  • Si el animal deambula por la casa, no se le debe regañar ya que eso aumentará la ansiedad del animal porque no lo puede evitar.
  • Los paseos al aire libre ayudan al animal a mantener una estabilidad entre las actividades de día y el descanso de noche. Los paseos deben ser medio-largos si es posible y sino cortos pero permaneciendo en el exterior para reducir el estrés.

Es muy importante dar a conocer en todo momento al propietario como debe ser el manejo de su animal cuando se vaya a casa, ya que son ellos los que van a convivir y deben seguir las indicaciones que desde la clínica se le darán.

En caso de que tengamos un animal hospitalizado con SDC, deberemos seguir en la medida de lo posible las indicaciones que beneficien su estancia, intentando entre otras cosas minimizar el estrés y la sensación de confusión del paciente. En ocasiones, los animales están desorientados y pasan horas dando vueltas en su habitáculo sin opción de ir a ningún sitio, lo que puede producir una sensación de ansiedad por no encontrar ninguna salida. Por tanto, un truco útil es ponerles algo que reduzca el espacio y así permanecerá sentado y se tranquilizará.

2.-Tratamiento dietético

El cambio o suplementación de la dieta de estos pacientes también forma parte del proceso de recuperación o mejora del estado del animal.

En perros, es conveniente que las dietas sean ricas en ácidos grasos, antioxidantes (vitaminas C, E, carotenos, selenio, flavonoides y carotenoides) y suplementadas con L-carnitina y DL-alfa-lipoico.

Las dietas ricas en aceites vegetales ricos en triglicéridos proporcionan elementos que son fuente de energía para alimentar las neuronas.

En gatos, la dieta también deben contener antioxidantes, vitamina E, selenio, beta carotenos, Omega-3 y L-carnitina como mejora de las funciones cognitivas.

Hay variedad de dietas senior que están suplementadas con los componentes que ayudan a ralentizar el proceso de envejecimiento celular.

3.- Tratamiento farmacológico

Respecto al tratamiento mediante fármacos, hay infinidad de combinaciones pero lo más importante es conocer el efecto del uso de los mismos.

Estos fármacos:

  • Aumentan los niveles de Dopamina, que está relacionado con la neurotransmisión.
  • Tienen efectos neuroprotectores.
  • Incrementan la perfusión cerebral e inhiben la agregación plaquetaria.
  • Incrementan el flujo sanguíneo y aumentan el transporte de oxígeno al cerebro.
  • Aumentan el sentido de atención, de alerta, estabilizan el ritmo sueño-vigilia y el aprendizaje.
  • Ayudan a la mejora del ritmo cardiaco.
  • Algunos de estos fármacos se utilizan por su acción sedativa y ansiolítica en casos de estrés, impulsividad, agresividad y ansiedad a niveles altos.

Algunos de estos fármacos son: Nicergolina, Propentofilina, Diazepam, Lorazepam, Selegilina, Melatonina, etc.

La aplicación de uno o varios de estos tratamientos junto con una vida saludable, ejercicio físico y aporte de enriquecimiento ambiental para los pacientes puede ayudar a retrasar el proceso y la evolución del mismo.

Conclusiones

  • El síndrome de disfunción cognitiva, afecta a animales mayores de 10 años y puede ser un reflejo de una patología que se asocia al envejecimiento del organismo del paciente.
  • El proceso del sistema cognitivo de los animales es fundamental en su vida diaria ya que implica infinidad de acciones cotidianas que con la modificación debida a la enfermedad puede disminuir su calidad de vida y complicar la convivencia con el resto de habitantes de la casa.
  • Una buena exploración acompañada de una anamnesis completa ayuda a la detección precoz de la enfermedad y así es más fácil poner solución en lo posible a su deterioro.
  • Los test de observación de las acciones cotidianas y modificaciones que aparecen ayudan a establecer el nivel en el que la enfermedad ha sido detectada.
  • Los tratamientos (con sus variaciones entre gatos y perros) se centran en cambios comportamentales, aportes dietéticos y tratamientos farmacológicos.

Referencias

  • Perez-Guisado, J.; El síndrome de disfunción cognitiva en el perro. Canine cognitive disfunction syndrome; RECVET.Vol. II Nº 01-04; Enero-Abril 2007.
  • Á. González-Martínez. Rosado, S. García-Belenguer, M. Suárez; síndrome de disfunción cognitiva en perros geriátricos; Cl. Vet. Peq. Anim. 32 (3):159-167; 2012.
  • Ibáñez Talegón, Miguel, Síndrome de disfunción cognitiva en perros y gatos viejos; foyel portal veterinario;2010
  • Villagrasa Ferrer, María; El síndrome de disfunción cognitiva en gatos; argos portal veterinario; 2010

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