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Como puede un ATV ayudar a los propietarios en el duelo de su mascota

Resumen breve

Es bien conocido que la relación que establecen los propietarios con los atvs de los centros veterinarios, es más cercana que la que se establece con el veterinario.

Resumen

Es bien conocido que la relación que establecen los propietarios con los atvs de los centros veterinarios, es más cercana que la que se establece con el veterinario.

Por tanto, la facilidad de expresar sus sentimientos y sus dudas en un momento tan complicado como es el de afrontar la despedida de una mascota, considerada normalmente como parte de la familia, es más cómodo cuando hay presente un atv.

Nuestra función aquí debe centrarse en comprender al propietario y ayudarle a despejar muchas dudas antes, durante y días después de la pérdida.

El objetivo de este artículo es reflejar las etapas de un proceso de duelo desde antes de la despedida hasta después, y como los atvs pueden ayudar en este proceso.

Introducción

El duelo como definición general es una vivencia con una profundidad emocional que aparece en cada pérdida relevante.

La muerte de una mascota en ocasiones no está socialmente reconocida como una pérdida legítima. Es relativamente reciente reconocer a los animales como seres sintientes y dotados de sensibilidad, aunque su domesticación se conoce hace más de 11.000 años.

Por ello, cuando se pasa un proceso de este tipo, los propietarios tienden a mantener un duelo silencioso haciendo más difícil la pérdida.
Cada persona afronta esta situación con los recursos que tiene. La resiliencia, el apoyo social o las creencias tienen un papel fundamental.

Desarrollo

El vínculo humano-animal se compone de varias facetas, como el hecho de tener un estatus como miembros de una familia, del conocimiento de que tienen personalidades únicas, la normalidad para hablar con las mascotas, afecto compartido entre la mascota y el propietario, etc.

Y un animal en la vida de un humano puede representar papeles fundamentales como el de mejor amigo, único compañero, vínculo con un ser querido o con alguien fallecido.

Conocido es el beneficio físico, emocional y sobre el estilo de vida que supone tener un animal en casa. Algunos destacables son:

  • Disminución del estrés.
  • Disminución de riesgo por enfermedades cardiovasculares, ya que aumentan la actividad física del tutor.
  • Alivia los procesos depresivos.
  • Disminuye el sedentarismo y combate la rutina, ayudando a la socialización del tutor.

Por tanto, la pérdida de un elemento tan importante en la vida de un ser humano debe quedar como recuerdos, lo menos traumáticos posibles.

Antes del momento de la eutanasia

Como en todos los procesos de despedidas, el momento más difícil en este tipo de situaciones es saber cuándo hay que tomar la decisión.

Cuando esta duda surge en un tutor, la respuesta es que depende de su calidad de vida.

Cuando un propietario está tomando esta decisión o está en ello, lo único que se puede hacer es aconsejarle desde los conocimientos clínicos sobre la enfermedad del paciente, pero nunca juzgar su decisión final.

Algunos veterinarios han propuesto ideas para evaluar la calidad de vida del paciente y así saber con la mayor certeza posible si la mantiene o no. Esto se puede enseñar al propietario para que él mismo pueda evaluar la calidad de vida de su animal, y que el momento en el que tome la decisión esté totalmente convencido de que es lo mejor.

Varias de las herramientas útiles y muy fáciles para llevar a cabo pueden ser:

  • Tener dos botes vacíos etiquetados como “días buenos” y días malos”. En ellos al final de cada día el tutor puede escribir una nota y poner si el día fue bueno o malo y porqué, y dejarlo en el bote correspondiente. Al final de una semana si se analiza que bote está más lleno podrán hacer visible cuantos días fueron buenos y cuantos no.
  • Otra opción es enumerar las actividades que suelen hacer las mascotas y analizar si en el momento en el que se encuentran son capaces de seguir desarrollándolas.
  • Más cambios visibles se pueden apreciar visionando vídeos y fotos de un tiempo relativamente cercano y así se puede hacer una comparativa, ya que en ocasiones el cambio es gradual y los propietarios no son capaces de apreciar el deterioro real.
  • Usar las escalas de calidad de vida que ya están registradas, como la escala de la Dra. Gardner (Tabla 1) o la escala de calidad de vida HHHHHmm (Tabla 2). Ambas analizan factores como:
    • Movilidad: los problemas de artritis son comunes en animales geriátricos. Experimentan disconfort y dolor.
    • Dolor: los pacientes en ocasiones jadean, evitan la interacción o disminuyen la actividad.
    • Apetito: que disminuye o desaparece.
    • Hidratación: los pacientes dejan de hidratarse y el aspecto general se deteriora. El pelaje pierde brillo y la elasticidad de la piel disminuye.
    • Incontinencia: la funcionalidad de los órganos empeora y ya no son capaces de ser autónomos a la hora de orinar o defecar.
    • Higiene: sobre todo en los gatos, es muy relevante cuando dejan de acicalarse, o no son capaces, ya que es un elemento muy característico de su buen estado físico.
    • Alegría /felicidad: los pacientes pierden el interés por el juego y la interacción con el entorno y pasan más tiempo descansando.
    • Días buenos y días malos: establecer un balance entre los buenos y los malos ayuda al propietario a decidir.
Tabla 1. Escala de la Dra. Gardner.
Tabla 1. Escala de la Dra. Gardner.
Tabla 2. Escala HHHHHMM.
Tabla 2. Escala HHHHHMM.

En ambas escalas, se asignan puntuaciones a cada pregunta y al final el número total es el indicativo de si hay o no calidad de vida.

Durante la eutanasia

La persona que vaya a hacer la eutanasia del paciente debe ser, si es posible, la elegida por el propietario por cuestión de confianza y comodidad.

En estos momentos la reacción de cada propietario debe ser respetada. Si necesitan expresar de diferentes maneras sus emociones hay que entenderlo y facilitar que estén cómodos.

Lo ideal es tener una sala de duelos para que los propietarios si lo desean se queden solos con el animal hasta el momento de la eutanasia.

Si no es posible, se debe habilitar una zona donde no haya paso de gente ni ruidos y facilitar a los propietarios pañuelos, agua y asientos. Al animal una camita limpia y sobre todo para ambos privacidad.

Si hay un ordenador en la sala mejor apagarlo, e intentar que el aspecto de la sala no sea de sala prestada para el proceso.

Para el propietario posiblemente sea un proceso nuevo, pero debe quedarle totalmente claro de cómo va a ser. Para ello el veterinario o el atv, tomarán un tiempo en explicar que es lo que va a pasar. Hay que avisarles que el animal se quedará con los ojos abiertos, y que puede ser que tenga algunos movimientos involuntarios pero que no quiere decir que esté sintiendo ningún dolor o angustia. Todo esto evitará que recuerden el momento como traumático.

Justo antes de empezar se debe preguntar al propietario si tiene alguna duda y si necesita más tiempo en soledad con su animal antes de proceder.

El personal restante del centro debe saber que hay una eutanasia en curso para evitar escándalos y risas fuera de la sala.
Una señal adecuada de que esto está pasando es poner una vela eléctrica con un cartel en alguna parte visible del hospital y así el personal de fuera sabe que deben respetar el silencio durante ese periodo de tiempo.
En la recepción es un buen sitio, para que el resto de los clientes sepan que hay una familia que se está despidiendo de su animal y que deben ser pacientes si su vista se retrasa. Esto crea un ambiente respetuoso y es agradecido por todos los clientes.

Después de la eutanasia

Terminada en sí la acción veterinaria, los atvs podemos acompañar en estos primeros momentos a los propietarios y explicarles, cuando ya se hayan repuesto un poco, que pueden hacer con el cadáver.

En ocasiones los propietarios no son capaces de decidir en el momento, con lo que habrá que darles la oportunidad de reservar el cuerpo en el centro y en un plazo corto informar de la opción elegida y gestionarlo. Hay que darles su tiempo.

Normalmente hay tres opciones posibles:

    • Entierro en casa. El propietario decide llevarse el cuerpo. En ese caso, se debe preparar el cadáver cubriéndolo con empapadores para evitar que en el transporte a casa se derramen fluidos que sería desagradable para los dueños. Una caja es buena opción, debidamente cerrada.
    • Incineración común, donde se debe explicar que el cuerpo se va a incinerar con otros perros y que no se obtiene ningún tipo de cenizas al terminar.
    • Incineración individual, donde el cuerpo se recoge y se incinera de manera individual e incluso se pueden recibir las cenizas en una urna o ataúd destinada para estos servicios. En la mayoría de los crematorios, hay más servicios contratables, como asistencia al momento de la incineración, recuperación en distintos tipos de urnas, cofres, tarros, o también impresión de las huellas del animal en moldes de masa (Figura 1)
Figura 1. Cofres de cenizas.
Figura 1. Cofres de cenizas.

Con cualquier decisión del propietario nunca se prepara delante de ellos. Es muy desagradable ver como el cuerpo se mete en una bolsa o se envuelve en empapadores o demás. En ese momento se debe coger el cadáver y prepararlo en otra sala y entregarlo al dueño si es su deseo llevárselo.

El apoyo posterior a los propietarios consiste en pasados unos días contactar con ellos para ver cómo se encuentran y dejar que se desahoguen un poco si lo necesitan. Puede ser mediante llamada telefónica, que será más cercano, pero también las opciones de mensaje o mail son válidas.

Otro detalle muy valorado por los propietarios son las tarjetas de condolencia. En los siguientes días, normalmente esto lo debe gestionar recepción, se enviará una tarjeta de condolencia a la dirección que facilitaran en la ficha.

Para el personal del centro estos procesos son duros también ya que en ocasiones son casos muy conocidos o bien que llevan un vínculo emocional fuerte con el paciente. Es importante establecer límites emocionales, y abstenerse de analizar los pensamientos del propietario y ponerse demasiado en su piel. Se debe expresar la empatía necesaria.

Es conocida la fatiga por compasión y el agotamiento mental en la profesión, con lo que el personal debe cuidarse para fortalecer la capacidad de seguir apoyando emocionalmente a los demás, sin dañar su propia salud mental. Cuando aparecen las dificultades para llevarlo a cabo es porque dicha salud no está bien.

Comunicación con el tutor

En las bases de la comunicación con el propietario en los procesos de eutanasia hay unos puntos que ayudan a saber cómo enfrentarse a los sentimientos.

Cosas correctas:

  • Escuchar más que hablar.
  • Acompañar de manera amable al propietario si lo necesita.
  • Mantener el silencio junto al dueño y esperar con paciencia a que él sea capaz de comunicarse.
  • Hacerle saber que la presencia del vet o el atv es para su confort y ayudarle.
  • Prestarle todo lo necesario, tiempo, silencios, etc.
  • Referirse al paciente por su nombre.

Cosas incorrectas:

  • Abrazar en exceso al propietario sin asegurarse primero que lo va a recibir bien.
  • Recomendar otra mascota. Es un momento en el que su mascota es única y forzar la idea de tener otro puede ser ofensivo para algunos propietarios.
  • Mirar el reloj y dar la impresión de prisa o querer terminar pronto. Creará una barrera que el propietario interpretará como incómoda.

Terminado el proceso el tutor podrá elegir si quedarse en la sala hasta reponerse o marcharse. Entonces se le debe acompañar a la recepción y allí despedirle amablemente (Figura 2).

Conclusiones

El duelo es un proceso profundamente emocional.

Este momento cuenta con gran evidencia científica y nunca debe ser considerado un proceso irrelevante.

El atv debe saber conectar con el propietario e indicarle que se va a proceder de la manera más delicada posible.

Se debe elegir muy bien las palabras y los comentarios en estos momentos ya que los propietarios están especialmente sensibles.

El entorno ha de ser el adecuado para que el paciente y la familia sienta su privacidad respetada.

Los tiempos elegidos por la familia deben ser respetados, asi como todas sus decisiones.

El apoyo no debe acabar en la acción veterinaria, sino que luego el propietario debe sentirse acompañado con algún mensaje o llamada días después.

Los clientes deben llevarse una sensación de tranquilidad y paz de nuestro centro y recordarlo como un sitio de confianza.

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