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La anestesia desde las manos de un atv

Resumen breve

El objetivo de este trabajo es guiar en su práctica diaria a un ATV a lo largo de todo un proceso anestésico, ya sea para una cirugía o para una prueba diagnóstica.

Resumen

El objetivo de este trabajo es guiar en su práctica diaria a un ATV a lo largo de todo un proceso anestésico, ya sea para una cirugía o para una prueba diagnóstica. Se describirán los siguientes puntos:

  1. El concepto de anestesia
  2. Las fases que componen el proceso anestésico
  3. Determinar las funciones clave de un ATV en cada una de ellas
  4. El material que sería necesario preparar en cada una de estas fases
  5. Que es una valoración pre-anestésica y como hacerla correctamente
  6. Fármacos necesarios con los que hay que estar familiarizado
  7. Diferentes procesos como la cateterización de una vía y la intubación del paciente
  8. Cómo preparar y posicionar al paciente
  9. La monitorización del paciente a lo largo de todo el proceso
  10. Posibles complicaciones que se pueden presentar durante el proceso y la forma de corregirlas
  11. Situaciones de emergencia para las que se debe estar preparado
  12. Factores a tener en cuenta en el traslado del paciente hasta su box de hospitalización

Además, se adquirirá la destreza necesaria para ir un paso por delante, con los beneficios que ello implica, facilitando el trabajo en equipo, y la colaboración que se puede prestar en la detección y resolución de complicaciones, influyendo de forma positiva en la recuperación post-anestésica del paciente.

Introducción

Todos los días en la práctica habitual como ATV’s se hace frente a procesos anestésicos, ya sea para que se realice una intervención quirúrgica, o bien porque es necesaria una prueba diagnóstica, como un TAC, una ecografía, una radiografía, etc.

En primer lugar, hay que tener claro que es una anestesia, e identificar las distintas etapas que la componen para poder desarrollar las funciones que se espera del ATV en cada una de ellas.

Una anestesia es un proceso por el cual mediante una combinación de distintos fármacos se consigue actuar sobre el sistema nervioso central obteniendo una pérdida de la consciencia, relajación de la musculatura y por tanto inmovilización y control del dolor a través de la analgesia. La última tendencia es la realización de una anestesia balanceada que permite, mediante la combinación de distintos procedimientos, obtener los mismos resultados con dosis más bajas de fármacos, reduciendo así los efectos secundarios de cada uno de ellos.

Una anestesia general se caracteriza por el cumplimiento de cuatro criterios, que son: el sueño involuntario por efecto de los hipnóticos que se administran, la ausencia de dolor gracias a la analgesia, la ausencia de recuerdo, y la reducción de reflejos como el deglutor, palpebral y corneal.

No hay que olvidar que un proceso anestésico siempre conlleva unos riesgos, que influirán en mayor o menor medida en la mortalidad del paciente. Con el objetivo de minimizar la morbilidad y mortalidad de los pacientes anestesiados, es importante identificar a los pacientes de riesgo y modificar el plan anestésico de acuerdo a ellos. La Sociedad Americana de Anestesiólogos (ASA) ha elaborado una escala para clasificar el estado físico o de salud de los pacientes, la cual ha demostrado ser efectiva en la predicción de la morbilidad y mortalidad de los pacientes veterinarios sometidos a anestesia general (Tabla 1).

Tabla 1. Clasificación ASA del estado físico o de salud de los pacientes.
ASA Estado
ASA I Paciente sano que se somete a una cirugía programada
ASA II Paciente con enfermedad sistémica leve, sin limitaciones, que se somete a una cirugía necesaria rutinaria
ASA III Paciente con enfermedad sistémica moderada, con limitaciones funcionales y aumento del riesgo anestésico
ASA IV Paciente con enfermedad sistémica grave que puede terminar con el fallecimiento del paciente con cualquier tratamiento médico o quirúrgico
ASA V Paciente en estado muy grave que tiene una alta probabilidad de fallecer a pesar de la intervención médica o quirúrgica

Evaluación pre-anestésica

Para clasificar el estado físico del paciente es necesario realizar una evaluación preanestésica, la cual se compone de un examen físico completo y unas pruebas complementarias necesarias para evaluar su estado de salud previamente a ser anestesiado.

En el examen físico se tendrán en cuenta varios puntos como:

  • La anamnesis que se haya hecho en consulta del paciente, que informará de sus antecedentes y patologías pre-existentes.
  • El peso del paciente, que se medirá de la forma más exacta posible, ya que el sobrepeso puede favorecer la aparición de complicaciones como el colapso de las vías respiratorias, atelectasias, y en consecuencia un rápido desarrollo de hipoxemia en periodos de hipoventilación e incluso apnea. Después de esto, se podría pensar que un peso bajo sería lo ideal, pero, por el contrario, el bajo peso del paciente también es un factor de riesgo anestésico.
  • Se explorarán sus constantes vitales basales, empezando por las menos invasivas y finalizando por las más invasivas, de este modo no se alterarán los resultados.
  • En primer lugar, hay que fijarse en su estado de ánimo, su patrón respiratorio y su frecuencia respiratoria, con ello se determinará si es un animal tranquilo, nervioso, miedoso y si presenta taquipnea o bradipnea.
    A continuación, se auscultará y medirá su frecuencia cardíaca, permitiendo valorar si el paciente tiene taquicardia o bradicardia y la existencia de soplos o arritmias.
    Se puede continuar valorando el estado de sus mucosas viendo su coloración, el grado de humedad y el tiempo de relleno capilar, con ello se observará su deshidratación, su perfusión y su oxigenación. Según la colaboración, el carácter del paciente y la pigmentación que presente, se puede observar en sus encías, en las mucosas oculares, o en la mucosa vulvar o peneana según el sexo del paciente.
    Seguidamente, y a ser posible, se medirá una presión arterial (PAS) del paciente, ya sea mediante método oscilométrico o Doppler, con esto se conseguirá identificar si es un paciente hipertenso, normotenso o hipotenso.
    En último lugar, se medirá su temperatura, preferiblemente rectal, si el paciente colabora y su estado lo permite, debido a su mayor exactitud.
  • También se prestará atención a su nivel de dolor.
  • Se finalizará la valoración anestésica con la realización de las pruebas complementarias que sean necesarias, tales como:
    • Analíticas, normalmente se realizará un hemograma y una bioquímica completa, aunque esto puede variar en función del estado del paciente y puede ser necesario añadir algún parámetro concreto.
    • Electrocardiograma.
    • Radiografías de tórax, abdomen, o de la parte anatómica que sea necesaria, por ejemplo, si el procedimiento a realizar fuese la reducción de una fractura, también se realizaría una radiografía de la extremidad afectada.
    • Ecografía y TAC, según el paciente y el procedimiento a realizar.

Toda la información obtenida se registrará en la ficha de evaluación pre-anestésica del paciente y será transmitida a los servicios necesarios, los cuales elegirán el protocolo analgésico y anestésico adecuado a cada proceso y a cada paciente.

Otro factor a tener en cuenta es la previsión de la duración de la anestesia, la urgencia y la complejidad de la realización del procedimiento. La raza del animal, su grado de deshidratación, la edad del paciente, etc., ya que, por ejemplo, en animales braquicefálicos, geriátricos, neonatos o hembras gestantes se debe tener especial cuidado.

Para intentar reducir los riesgos de una anestesia, se intentará como ATV, adelantarse a cualquier situación, yendo un paso por delante y teniendo todo el material necesario preparado, así, se reducirán los tiempos de anestesia y se facilitará el trabajo. También se ayudará en la estabilización pre-operatoria del paciente, sobre todo en casos de urgencia, ya que el ATV, normalmente, es la persona que conoce perfectamente de que material se dispone y donde se ubica.

Preparación del material

En primer lugar, se controlarán las existencias de los fármacos que se necesitan, hay que estar familiarizados con ellos, saber calcular sus dosis, si se administra en mcg o mg, si es por hora o por minuto, su concentración y su vía de administración.

Hay que preparar también todo el material necesario y comprobar que funciona correctamente.

Este material comprende:

  1. Jeringas y agujas para la administración posteriormente de la premedicación.
  2. Peladora, para rasurar la zona donde se colocará el catéter, preferiblemente se rasurará toda la circunferencia de la extremidad elegida.
  3. Unas gasas con jabón y otras con una solución antiséptica como clorhexidina para limpiar la zona donde se colocará el catéter intravenoso.
  4. Catéteres del calibre adecuado al paciente.
  5. Esparadrapo para fijar la vía, idealmente, para protegerla de agentes externos se cubrirá con venda de algodón y venda cohesiva.
  6. Abrebocas.
  7. Tubos endotraqueales, de varias tallas y preferiblemente con balón de neumotaponamiento en la mayoría de los casos.
  8. Laringoscopio, que facilitará la visualización y el acceso a la tráquea del animal.
  9. Vendas, para poder fijar el tubo endotraqueal al paciente y evitar extubaciones accidentales.
  10. Para la colocación de un catéter arterial cuyo objetivo será la medición de presión arterial de forma invasiva intraquirúrgicamente, también se preparará el material necesario, para ello se rasurará, limpiará y desinfectará la zona de colocación, normalmente será la arteria tarsal o la femoral. Además, se necesitará un catéter adecuado al paciente, esparadrapo y un tapón con punto de inyección.
  11. Si se realizan bloqueos loco-regionales, generalmente se debe tener preparado el ecógrafo, una aguja espinal, jeringas, un prolongador purgado, el anestésico local a administrar y un suero salino fisiológico.

A continuación, se preparará la máquina anestésica, para ello:

Figura 1
Figura 1
  1. Se conectará la máquina a la toma de gases conductores, es decir, al oxígeno y a la toma de aire.
  2. Se comprobará que la cal sodada tenga una coloración correcta.
  3. También se comprobará que el nivel de anestésico sea suficiente para toda la intervención.
  4. Se calibrará y comprobará que no hayan fugas en ninguna parte de la máquina anestésica.
  5. Se montará el circuito anestésico adecuado al tamaño del paciente, con su T de aire correspondiente y el balón de acumulación.
  6. Se conectará el circuito de espirometría.
  7. También se conectará el pulsioxímetro.
  8. Los cables del electrocardiograma.
  9. El cable y el manguito para medir la PAS del paciente.
  10. La sonda de temperatura.
  11. Si se ha colocado un catéter arterial se colocará el cable necesario, el transductor y el sistema purgado, a ser posible con suero heparinizado.
  12. Se preparará y montará también una bomba de perfusión con los fluidos adecuados al paciente y un sistema de administración purgado.
  13. Además, se tendrá preparado el material necesario en caso de urgencia como, por ejemplo, un ambú, fármacos, desfibrilador, etc. (Figura 1).

Premedicación

En esta etapa, hay que asegurarse de que el paciente haya hecho ayuno de sólidos y líquidos, si es una cirugía programada un mínimo de 8 horas, salvo excepciones como neonatos, animales de bajo peso, urgencias, etc. También, que los propietarios hayan firmado el consentimiento de anestesia y cirugía.

Esta fase tiene una gran importancia que radica en obtener una tranquilización adecuada del paciente, esto permite, por ejemplo, poder ponerle un catéter intravenoso para poder administrarle analgesia antes de que se produzca el estímulo doloroso, reducir las cantidades de fármacos requeridos para mantener un plano anestésico adecuado, poder hacer bloqueos loco-regionales con la certeza de que no habrá movimiento alguno por parte del paciente, y para conseguir una recuperación del proceso anestésico que sea tranquila y suave una vez haya finalizado la cirugía o la prueba diagnóstica a la que debía someterse el paciente.

En esta fase, las tareas principales del ATV son monitorizar al paciente y observar que sus constantes vitales sean normales según el animal, su patología y la premedicación administrada. Además, ayudará en la colocación del catéter intravenoso, calculará y preparará las dosis de los fármacos que hayan sido prescritos para la siguiente fase.

Inducción

Una vez administrados los fármacos inductores y tras pasar un periodo de latencia, el paciente perderá su estado de consciencia. El objetivo principal de esta etapa es conseguir un plano anestésico que permita la intubación endotraqueal del paciente, que se realizará cuando el paciente pierda el reflejo deglutor y palpebral, el cual se monitorizará en el borde medial del ojo.

Es importante intubar correctamente al paciente para tener un buen acceso al sistema respiratorio del animal y poder administrarle el oxígeno, el gas anestésico necesario y eliminar el CO2 que se produzca en el metabolismo celular del paciente.

Una vez conseguido el plano anestésico necesario, hay que fijarse, cuando se pueda visualizar la tráquea del paciente, que el tubo endotraqueal seleccionado es del diámetro y la longitud que más se adecua a la talla del paciente a intubar.

Figura 2
Figura 2

Una vez intubado el paciente, se necesitará una jeringa vacía para hinchar el balón del neumotaponamiento, y una venda o esparadrapo para fijar el tubo al paciente, evitando así que el tubo se mueva y haya extubaciones accidentales.

En este punto del proceso, se comprobará que la intubación es correcta, y que, efectivamente está en su tráquea. Esto, puede hacerse mediante varias técnicas, una de ellas es acercarse al paciente forzar un par de inspiraciones y observar si el tórax del paciente se expande. Se aprovechará para confirmar que el tubo utilizado es del tamaño correcto, y que el balón está correctamente hinchado, si no fuera así se escucharía algún tipo de fuga. También se puede observar si el tubo endotraqueal se empaña, esto solo es posible en tubos endotraqueales transparentes. Otra opción es observar el monitor, si se dispone de capnografía se observará la curva y valores de capnometría, confirmando entonces que el paciente está correctamente intubado (Figura 2).

En el momento de la intubación se pueden presentar diversas complicaciones, y hay que saber detectarlas en el menor espacio de tiempo posible, como, por ejemplo, que el calibre del tubo endotraqueal no sea el correcto, que haya una extubación accidental por una fijación incorrecta. Una intubación esofágica, es otra complicación que puede presentarse, con lo cual no se ventilaría, ni se administraría el anestésico inhalatorio al animal, ni se podría eliminar su CO2, por tanto, se debería intubar nuevamente. También se debería intubarlo nuevamente si hubiera una intubación bronquial por la longitud incorrecta del tubo endotraqueal, ya que, en este caso, solo se ventilaría un pulmón. Otras complicaciones que pueden encontrarse durante la intubación son la aparición de un edema de glotis y laringoespasmo, muy frecuente en gatos, por ello, se suele utilizar un anestésico tópico local en espray antes de la intubación.

Además, no se dejarán de monitorizar las demás constantes vitales del paciente y evaluar su estado, reflejando por escrito su evolución en su ficha anestésica, en la cual, se reflejará también la hora de intubación, calibre del tubo utilizado, fármacos y dosis utilizados.

La mayoría de las veces no es sencilla la monitorización del paciente, ya que los monitores y demás instrumental está diseñado para animales más grandes, por ello, siempre, deben ser verificados personalmente (Figura 3).

Otro punto a tener en cuenta, sobre todo en la mesa del quirófano, que es donde pasará la mayor parte del tiempo del proceso anestésico, sería el posicionamiento del paciente. Debe ser en una superficie suave, acolchada y en la posición más natural posible y que permita el proceso que se va a realizar.

Se prestará también especial atención al posicionamiento de la cabeza, idealmente, debe situarse a la altura del corazón, ya que, si la cabeza está en una posición más elevada que el corazón, disminuiría la perfusión cerebral, y si la cabeza estuviese en una posición inferior al corazón, aumentaría la presión intracraneal e intraocular.

También se tendrá cuidado con la hiperextensión o hiperflexión del cuello, ya que, se pueden afectar estructuras de la laringe, se puede alterar el diámetro o posición del tubo endotraqueal, con las complicaciones que esto desencadenaría y que se han mencionado anteriormente Figura 4.

Figura 3
Figura 3
Figura 4
Figura 4

Mantenimiento

Una vez posicionado el paciente se llega a la etapa de mantenimiento de la anestesia, teniendo en cuenta que el plano anestésico no es fijo, es decir, se pueden tener distintos grados de profundización en el plano anestésico, por lo que, es importante saber en que punto se está en todo momento.

Se puede identificar en que plano se está, por ejemplo, por la posición del globo ocular, que normalmente está en posición central, y que rotará ventromedialmente en el paciente anestesiado.

La presencia o ausencia de reflejo corneal y palpebral también son buenos indicadores de en que plano anestésico se está, ya que, en un animal anestesiado estarán ausentes, desapareciendo en primer lugar el reflejo palpebral. Por tanto, se deberá tener la precaución de lubricar el globo ocular constantemente, ya que el paciente no es capaz de parpadear por si mismo, y así, se evitará la aparición de úlceras corneales o complicaciones iatrogénicas derivadas de este proceso.

También se tendrá en cuenta la reactividad de la pupila, que en un animal despierto será midriática, y cuando esté anestesiado pasará a estar miótica y reactiva.

Si hay una profundización demasiado elevada en el plano anestésico, la posición del globo ocular del animal volverá a estar en posición central, y los reflejos seguirán ausentes, la pupila estará dilatada y menos reactiva.

Si el plano anestésico es excesivo, el globo ocular seguirá en posición central, con ausencia de reflejos y la pupila estará totalmente dilatada.

Por el contrario, si reaparecen los reflejos anteriormente mencionados, estarán indicando que el plano anestésico es insuficiente, y que el paciente se está despertando.

Por tanto, es importante que los ATV puedan detectar estas situaciones, y se monitoricen estos signos, además de las constantes vitales del animal.

Para ello, se observará la capnografía, ya que gracias a ella se puede detectar de forma precoz la apnea, hipoventilación e hiperventilación. Además, permite confirmar que la intubación sigue siendo correcta. También ayuda, en caso de que haya sido necesario, a valorar si las maniobras de RCP que se hagan al animal están siendo efectivas o no. Es recomendable valorar la capnografía tras 6 ciclos ventilatorios completos.

La pulsioximetría aporta información sobre si la saturación de oxígeno en la hemoglobina es la correcta, se esperan encontrar valores entre el 95 y el 100%, aunque, hay factores que pueden dificultar su medición como, por ejemplo, la temperatura corporal, ya que normalmente tiende a disminuir durante el proceso anestésico y, por tanto, se produce una vasoconstricción periférica, las mucosas secas o pigmentadas, y la luz artificial.

El electrocardiograma permite valorar la frecuencia cardiaca, detectar complicaciones como arritmias, bloqueos, dolor, hipovolemia, efectos secundarios asociados a las drogas administradas, etc.

También se monitorizará la presión arterial, ya sea mediante método oscilométrico, Doppler o catéter arterial, siendo, este último el más preciso y que aporta una medición instantánea. De este modo, se comprobará si el paciente está hipotenso o no, y se podrá corregir su volemia en caso de necesidad, asegurando así una correcta perfusión de los tejidos.

No se dejará de prestar atención a la coloración de las mucosas y el pulso, que debe ser fuerte, regular, igual, simétrico y sincrónico (FRISS).

Otro valor al cual se debe prestar una especial atención, y que parece no tan relevante a primera vista, es la temperatura y su regulación, ya que influirá tanto durante el proceso anestésico, como en la recuperación y postoperatorio del paciente.

Todas las drogas anestésicas deprimen el centro de termorregulación, por tanto, causan hipotermia, la cual altera la metabolización de muchos fármacos; disminuye la coagulación ya que altera las enzimas que intervienen en la cascada de coagulación, por tanto, podría aumentar la pérdida de sangre. Además, aumenta la incidencia de infecciones postoperatorias, debido a que la hipotermia reduce las funciones del sistema inmune. También causa vasoconstricción, viéndose disminuido el flujo de sangre, y disminuye la frecuencia respiratoria, con lo cual, se observará hipoventilación e hipoxemia, prolongando el tiempo de recuperación y hospitalización.

La hipotermia se puede clasificar en leve (de 38,5ºC a 36,5ºC), moderada (de 36,5ºC a 34ºC) o severa (temperatura inferior a 34ºC).

Figura 5
Figura 5

Pero, ¿qué causas pueden conducir a la pérdida de calor y cómo pueden corregirse?

Hay varias causas que justifican este hecho, por ejemplo, las hemorragias, la diferencia de temperatura entre el paciente y el medio, ya que la mesa de quirófano suele estar fría y el quirófano también, la evaporación de agua, etc.

Esta situación de hipotermia puede amortiguarse o revertirse atemperando los fluidos que se administrarán de forma intravenosa, calentando el ambiente y humidificándolo, poniendo una manta, preferiblemente eléctrica, entre el paciente y la mesa quirúrgica, tapando el animal con los paños de campo, colocando a su alrededor sueros de calor, etc. (Figura 5).

Todos estos datos que se han ido obteniendo, además de informar del plano anestésico del paciente, dan mucha más información, por ejemplo, si el paciente está teniendo dolor y necesita más analgesia, si hay algún problema ventilatorio y se debe ventilar, ya sea manualmente o conectándolo al ventilador de la máquina anestésica, prevenir complicaciones, etc.

Siempre hay que pensar que durante una anestesia pueden aparecer complicaciones y situaciones de urgencia, por ello, es tan importante la monitorización que se hace del paciente, ya que permitirá detectarlas y actuar según el protocolo de actuación establecido. Además, el personal participante debe tener claras sus funciones y trabajar correctamente en equipo para resolverlas en el menor tiempo posible.

Recuperación

Una vez finaliza el procedimiento quirúrgico o diagnóstico que se iba a realizar se llega a la fase de recuperación.

En este momento, se aumentarán el flujo de aire y oxígeno y se cerrará el gas anestésico, así se favorecerá su eliminación del circuito y se oxigenará al paciente. Si el paciente ha tenido que ser ventilado mecánicamente se desconectará del ventilador para intentar que comience a respirar por sí solo, si es preciso, se harán ventilaciones manuales hasta que se instaure de nuevo la respiración espontánea del paciente.

Hay que seguir monitorizando sus constantes vitales tal y como se ha venido haciendo hasta ahora durante todo el proceso anestésico. Adicionalmente, se monitorizará su nivel de consciencia y actividad, sus reflejos, y su temperatura, que como se ha mencionado anteriormente, es de vital importancia.

Se prestará atención a su ventilación y sus vías respiratorias, así como su circulación y perfusión mediante el pulso fijándonos en su calidad, y sus presiones PANI.

Además, se monitorizarán sus reflejos, para saber en qué momento se debe retirar el tubo endotraqueal, generalmente, se retirará cuando el animal recupere su reflejo deglutor y comience a toser, ya que indica que no tolera el tubo, aunque hay excepciones, como por ejemplo, en el caso de animales braquicefálicos, en los cuales el tubo se retirará lo más tarde posible debido a su anatomía, o en el caso de perros nerviosos se retirará lo antes posibles para evitar posibles complicaciones, reflejando en su ficha anestésica la hora de la extubación.

En esta fase, aunque parezca que se ha finalizado, también se pueden presentar complicaciones, como obstrucción de las vías respiratorias por vómitos, regurgitaciones, edema de glotis, etc.

La hipoxemia post operatoria es otro factor a tener en cuenta, que se puede producir por diversas causas, por ejemplo, por problemas ventilatorios, temblores producidos por la hipotermia posoperatoria, ya que aumentan el consumo de oxígeno, con lo cual, se monitorizará su oxigenación mediante el pulsioxímetro, si aún lo tolera y mediante la coloración de sus mucosas.

Para intentar solucionarlo, se administrará oxígeno al paciente mediante varios métodos, según la colaboración del paciente se optará por uno u otro, por ejemplo, en un paciente de escasa colaboración se colocará el circuito cerca de él a flujo libre aumentando el caudal de oxígeno, también se pueden utilizar mascarillas o un collar isabelino cubierto con un film transparente, o colocar al paciente en una incubadora si se dispone de ella. Si la colaboración del paciente es mayor se optará por gafas o catéteres nasales.

El control de la regulación de la temperatura es muy importante para una buena recuperación, en el caso de la hipotermia ya se ha descrito donde radica su importancia durante todo el proceso anestésico. Pero la hipertermia también hay que vigilarla y corregirla.

En un primer momento se optará por cambiar el catéter intravenoso, pasado un tiempo se reevaluará la temperatura, si no ha disminuido y se encuentra entre 39 y 40 ºC se comenzará con técnicas de enfriamiento activo, también se pueden enfriar los fluidos que se le administran al paciente, cubrirlo con paños húmedos, colocar frigorines cubiertos a su alrededor, colocar un ventilador, etc. Si la temperatura excediese de 40,5 ºC, además se precisará la administración de fármacos antipiréticos.

Otra complicación sería un control del dolor insuficiente, para ello, se realizarán escalas de Glasgow periódicamente, idealmente, lo evaluará siempre la misma persona ya que en algunos aspectos puede ser muy subjetiva su interpretación. Si se obtienen unos resultados superiores a 6 sobre 24, en caso que el paciente pueda caminar, o 5 sobre 20 en caso de que no pueda caminar, el paciente necesitará un rescate analgésico y reajustar su analgesia posterior.

Una recuperación brusca y con una excitación excesiva por episodios de disforia es otro motivo de complicación, ya que se puede producir sangrado alrededor de la zona quirúrgica debido a dehiscencias, extravasación del catéter intravenoso, etc.

Transferencia del paciente al servicio de hospitalización

Como ATV’S, otra de lras funciones en este proceso es avisar a hospitalización de que el proceso al que se sometía el paciente ha finalizado y que en breve será trasladado, de este modo se da tiempo para que vayan preparando lo necesario para su recepción. Por ejemplo, un box acondicionado adecuadamente, un monitor, bombas de infusión, perfusores, fuentes de calor o frío, etc. Según las necesidades del paciente.

Para saber cuando es el momento en el que se puede trasladar al paciente se atenderán varios criterios descritos a continuación:

  • El estado de consciencia del animal, debe estar alerta y ser capaz de levantar la cabeza.
  • También debe haber recuperado sus reflejos oculares.
  • Su temperatura corporal tiene que ser superior a 35 ºC.
  • La coloración de sus mucosas será rosada y su SPO2 superior al 94 %.
  • Su respiración, tanto la frecuencia, como el patrón respiratorio, tiene que ser normal y no deben observarse signos de obstrucción de las vías respiratorias superiores, causadas normalmente, por la pérdida del tono faríngeo, regurgitación o vómitos. En este caso, se tendrá especial cuidado de que no haya broncoaspiración para evitar una neumonía por aspiración. Para ello, si el animal está intubado no se deshinchará el balón de neumotaponamiento para extubarlo, y en cualquier caso se intentará, en la medida de lo posible, colocarlo en posición esternal. Otra causa probable de obstrucción de vías respiratorias superiores es el laringoespasmo y el edema laríngeo.

Durante el traspaso, se seguirán monitorizando las constantes vitales del paciente, intentando que se mantengan dentro del rango de la normalidad y por tanto mantener estable al paciente. Se evitará que se enreden cables, sistemas de fluidos para evitar que se extravase el catéter intravenoso.

En el momento en el que el servicio de hospitalización está preparado para la recepción del paciente, y el animal está consciente y estable, se procede a su traslado, ya sea desde el quirófano, o desde la sala de la prueba diagnóstica que se le ha realizado al paciente.

Este momento, es un momento muy técnico, y que puede influir negativamente en la recuperación del paciente, ya que toda la información recopilada, y todo lo que ha ocurrido durante el proceso anestésico, debe ser transmitido correctamente a los compañeros de hospitalización, sin que se pierda información por el camino, ya que puede ser información muy relevante, tanto para los cuidados, como para tener en cuenta los valores a vigilar en el paciente con mayor frecuencia.

Para evitar posibles errores técnico y pérdida de información se seguirán los siguientes puntos:

  • Se intentarán tener protocolos estandarizados.
  • Se habrán completado todas las tareas clínicas urgentes que haya requerido el paciente antes de su traspaso y antes de transferir la información.
  • Todos los miembros del equipo de cirugía y anestesia que hayan sido relevantes en el proceso deben estar presentes en este momento.
  • Solo se deben permitir preguntas específicas de cada paciente.
  • No debe de haber distracciones.
  • Se realizará en el tiempo que sea necesario evitando las prisas excesivas.
  • También se deben transmitir posibles preocupaciones por complicaciones que puedan presentarse dado el transcurso de la anestesia o el procedimiento quirúrgico.
  • Sería interesante que el equipo hubiera recibido formación en la habilidad de transmitir la información.
  • Debido a la complejidad del momento y la importancia que tiene se intentará que haya un ambiente positivo de trabajo.

Por el contrario, la transmisión de información incompleta, que haya otras cuestiones que se comenten inconscientemente, o que haya un aluvión de preguntas al mismo tiempo, que el equipo esté incompleto, que falten tareas pendientes de realizar antes del traslado o que no estén realizadas correctamente, que no existan protocolos, pueden hacer que haya errores técnicos en el traspaso del paciente y dirigir mal el diagnóstico provocando complicaciones iatrogénicas.

¿Qué información debe transmitirse y que resulta interesante para el ATV?

  • Que procedimiento se ha realizado al paciente.
  • Persona de contacto en caso de problemas.
  • Nombre del paciente.
  • Edad.
  • Peso.
  • Alergias.
  • Realización o no de RCP en caso de necesidad.
  • Diagnóstico.
  • Cirugías previas.
  • Hallazgos relevantes en su evaluación preanestésica.
  • Nivel de consciencia y carácter preoperatorio.
  • Evolución del proceso anestésico y complicaciones que se hayan presentado.
  • Medicación intraoperatoria, dosis y hora de administración.
  • Plan de antibioterapia y analgesia que debemos seguir.
  • Colocación y ubicación de elementos como clavos, placas, drenajes, sondas o tubos.
  • Eventos relevantes durante el proceso de cirugía y posibles complicaciones.
  • Si existe un diagnóstico distinto al que originó el proceso.
  • Constantes vitales.
  • Nivel de dolor.
  • Producción de orina, especialmente si se ha administrado anestesia epidural, si el animal tenía insuficiencia renal, o si su intervención ha sido por algún problema relacionado con el sistema urinario.
  • Cuidados y manejo postoperatorio que va a requerir el paciente, por ejemplo, fisioterapia, curas…
  • Plan de emergencia.
  • Hora de fin de la cirugía.
  • Pruebas pendientes de resultado como toma de biopsias, cultivos, etc.
  • Si el animal padece alguna enfermedad infecciosa.
  • Horas que debe permanecer en ayuno.
  • Cuando puede empezar a pasear.

Como se puede observar, es un proceso complejo, en el que el ATV tiene múltiples funciones en todo momento, y en el que su habilidad para detectar complicaciones e ir un paso por delante, conocer los protocolos del lugar de trabajo, el material, fármacos y saber reconocer y reaccionar ante una situación de emergencia, puede marcar una gran diferencia en el desarrollo del proceso anestésico y en la recuperación del paciente. Hay que ser consciente de que se trabaja con seres vivos y la importancia que ello representa.

Bibliografía

José Ignacio Redondo García, Roberto Gaztañaga Egusquiza, Pedro Miguel Castro Sousa; Anestesia; Manual del ATV; 2008; San Cugat del Vallés (Barcelona-España)

Tanya Duke-Novakowski, Martina Mosing, Marieke de Vries and Chris Seymour; General principles of perioperative care; BSAVA Manual of Canine and Feline Anaesthesia and Analgesia; third edition; 2016.

Segall N, Bonifacio AS, Schroeder RA et al.; Can we make postoperative patient hadovers safer? A systematic review of the literature; Anesthesia an Analgesia 115, 102-115; Durham; 2012.

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