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Síndrome del gato paracaidista

Resumen breve

Con la llegada del calor, el volumen de gatos que se precipitan al vacío desde ventanas, balcones, etc., aumenta. Las caídas pueden producirse en animales de cualquier edad, por despistes o por instinto de caza con algún pájaro, objeto volador, entre otros, aunque es más común verlo en animales jóvenes y no castrados. Diversos estudios coinciden en que la edad promedio de estos animales es de 2 años. El objetivo de este artículo es conocer con un poco más de profundidad las lesiones más…

Resumen

Con la llegada del calor, el volumen de gatos que se precipitan al vacío desde ventanas, balcones, etc., aumenta. Las caídas pueden producirse en animales de cualquier edad, por despistes o por instinto de caza con algún pájaro, objeto volador, entre otros, aunque es más común verlo en animales jóvenes y no castrados. Diversos estudios coinciden en que la edad promedio de estos animales es de 2 años. El objetivo de este artículo es conocer con un poco más de profundidad las lesiones más comunes que se producen en este tipo de accidentes, así como el manejo del animal desde que cae hasta que llega a la clínica, siendo este punto el más importante en nuestro trabajo como ATV.

Fracturas óseas

Una de las lesiones más comunes en los gatos paracaidistas son las fracturas óseas.

Estas fracturas suelen darse en las extremidades, en los huesos de las zonas distales del cuerpo debido al impacto contra el suelo, siendo la tibia la más fracturada según estudios1, seguido del fémur. En el grupo “otros huesos” incluimos pelvis, costillas, mandíbula, etc. (figura 1).

Figura 1: Tabla donde se muestra el porcentaje de los huesos fracturados en relación con el total de casos en un estudio realizado entre 1998 y 2001.
Figura 1: Tabla donde se muestra el porcentaje de los huesos fracturados en relación con el total de casos en un estudio realizado entre 1998 y 2001.

Como se puede observar en la figura 2, vemos que existe una fractura transversa de tibia y una fractura de cadera.

Los tratamientos para los diferentes tipos de fracturas van desde el reposo absoluto hasta la cirugía. Dependiendo del tipo de fractura y hueso fracturado, el especialista decidirá que tratamiento es el adecuado para el animal.

Figura 2: Fracturas en gato paracaidista. El circulo azul señala una fractura de cadera, mientras que el circulo amarillo señala una fractura transversa de tibia.
Figura 2: Fracturas en gato paracaidista. El circulo azul señala una fractura de cadera, mientras que el circulo amarillo señala una fractura transversa de tibia.

Lesiones orofaciales

Otra de las lesiones más comunes en este tipo de animales son las lesiones orofaciales, entre las cuales hablaremos sobre fracturas palatinas, epistaxis y heridas de tejidos blandos.

En referencia a las fracturas palatinas, el impacto contra el suelo y la presión provoca que se lleven a cabo este tipo de lesiones. De igual forma, los gatos que caen de menos altura tienen más posibilidad de dar con la cabeza contra el suelo.

La gravedad y, por tanto, su pronóstico, dependerá del grado de apertura de la fractura.

En animales que presenten una fractura palatina menor a 1mm de amplitud (figura 3), es posible que el tratamiento sea conservador, siendo reposo y dieta la opción más viable (si bien es cierto que la dieta más palatable es la dieta blanda, existe cierta controversia en este tema. Siempre y cuando el paciente no tenga otra lesión que lo impida, nosotros administraremos dieta sólida, ya que la dieta húmeda puede adherirse al paladar y provocar complicaciones indeseadas). Nunca se descarta un tratamiento quirúrgico, suturando el paladar.

Figura 3. Gato con fractura palatina menor a 1mm
Figura 3. Gato con fractura palatina menor a 1mm
Figura 4. Gato con fractura palatina mayor a 1mm
Figura 4. Gato con fractura palatina mayor a 1mm

En animales con una fractura mayor a 1mm de amplitud (figura 4), pasar por quirófano será la opción recomendada. Se procederá a cerrar este paladar con una sutura, realizando una o dos incisiones a ambos lados de la fractura para liberar la tensión.

En ambos casos, siempre será el cirujano el que decida el plan a seguir. (figura 5).

En el caso de la epistaxis (hemorragia nasal), fue vista en el 36’1% de los gatos estudiados2. En la mayoría de los gatos, es autolimitante y no necesita tratamiento.

Respecto a las heridas de tejidos blandos, nos encontramos que es un hallazgo muy común. Va desde laceraciones o abrasiones hasta heridas abiertas debidas a fracturas. Su manejo, dependiendo del tipo de herida que se produzca, lo veremos en el apartado correspondiente.

Figura 5: Resolución quirúrgica de fractura palatina dependiendo del criterio del cirujano y de la gravedad de la fractura.
Figura 5: Resolución quirúrgica de fractura palatina dependiendo del criterio del cirujano y de la gravedad de la fractura.

Lesiones torácicas

Otras de las lesiones que comentaremos serán las relativas a la cavidad torácica. Pueden darse neumotórax, contusiones pulmonares y hemotórax, entre otros.

El hallazgo más común es el neumotórax (figura 6). A causa del impacto se produce una fuga de aire del parénquima o vías aéreas hacia el espacio pleural.

Figura 6.1. A la izquierda, radiografía de tórax sin alteraciones.
Figura 6.1. A la izquierda, radiografía de tórax sin alteraciones.
Figura 6.2. Resolución quirúrgica de fractura palatina dependiendo del criterio del cirujano y de la gravedad de la fractura.
Figura 6.2. Resolución quirúrgica de fractura palatina dependiendo del criterio del cirujano y de la gravedad de la fractura.

En los casos menos graves, se trata de una fuga pequeña que se cierra rápidamente. Se puede realizar una toracocentesis para mejorar la respiración del paciente.

En los casos más graves, encontraríamos el neumotórax a tensión. Es una condición grave en la cual la fuga es más grande y actúa de manera que, en cada respiración permite la entrada de aire, pero no permite la salida de éste. La presión entre pleuras (parietal y visceral) aumenta y comprime los pulmones. En este caso, la colocación de un drenaje torácico de manera urgente es vital para el paciente.

Otro de los problemas a nivel torácico que podemos encontrarnos son las contusiones pulmonares.

Debido al impacto, se produce una ruptura de vasos del pulmón, dando lugar a hematomas, sangrado e hinchazón. En la auscultación, podemos escuchar un sonido que recuerda a “crujidos”.

Estas contusiones requieren como tratamiento: analgesia, suplemento de oxígeno y, dado que una de las sospechas principales es el sangrado, podemos añadir, siempre bajo prescripción veterinaria, un antifibrinolítico (p.ej. Ácido tranexámico) acompañado de antieméticos, a menos que comprometan la vida del animal; entonces necesitará una ventilación mecánica.

En cuanto a la fluidoterapia, hay que ser cuidadosos, ya que un exceso de fluidos puede empeorar esta condición.

Habrá que vigilar que este hematoma no sangre y evolucione a un hemotórax (donde nos encontraríamos con un pronóstico peor).

Shock

El shock en los pacientes politraumatizados puede ser debido a diferentes causas.

Podemos encontrarnos con un shock hipovolémico, donde hay una disminución del volumen de sangre, comúnmente producido por hemorragia o perdida de otros fluidos corporales; p.ej., gato con una fractura de fémur donde se ha visto afectada la arteria o vena femoral.

Otra opción es que sea un shock distributivo, donde hay una mala distribución del flujo de sangre, normalmente por vasodilatación asociada a sepsis o a SRIS (Síndrome de Respuesta Inflamatoria Sistémica), y en nuestro caso, debido a traumatismo.

El otro tipo de shock (menos común) que podemos encontrarnos puede ser el shock obstructivo, donde hay una obstrucción del flujo de sangre que va desde o hacia el corazón o a través de los grandes vasos. Una de las causas sería el neumotórax a tensión (del que hemos hablado anteriormente).

Los síntomas son comunes para los diferentes tipos de shock y encontraremos, en el caso de los gatos (en perros es diferente): bradicardia, mucosas pálidas, hipotensión e hipotermia. En la tabla siguiente encontraremos los valores de referencia del paciente felino (tabla 1).

Tabla 1. Valores fisiológicos del paciente felino.
Parámetro normal Valores de referencia
Frecuencia respiratoria (FR) (respiraciones /minuto) 8 - 30
Frecuencia cardíaca (FC) (pulsaciones por minuto) 150 - 210
Temperatura corporal 37,7 - 39ºC
Presión arterial sistólica (PAS) (mmHg) 100 - 150
Presión arterial diastólica (PAS) (mmHg) 60 - 110; 80 - 120

El tratamiento del shock se basa, principalmente, en corregir la volemia mediante fluidoterapia y mantener los parámetros dentro de sus valores de referencia.

Traumatismo craneoencefálico

La última de las lesiones que comentaremos será el traumatismo craneoencefálico.

Como en el caso de las lesiones orofaciales, el traumatismo craneoencefálico se acostumbra a dar cuando la altura de la caída no es suficiente para poder voltearse, y dan el golpe con la cabeza en el suelo, o por la presión que ejerce el cuerpo contra el suelo en la caída.

El traumatismo craneoencefálico presenta un daño primario y un daño secundario.

El daño primario consiste en una disrupción de los tejidos blandos que puede estar asociado a heridas abiertas, fracturas, rotura de vasos sanguíneos o heridas, entre otras. De mayor a menor gravedad encontramos laceración, contusión y finalmente conmoción.

El daño secundario se basa en una serie de reacciones en cadena como consecuencia del daño primario.

Las posibles lesiones debidas al traumatismo craneoencefálico son las siguientes:

  • Hemorragia craneal: Encontramos cuatro localizaciones posibles: intraparenquimatosa (dentro del propio tejido nervioso encefálico), subaracnoidea (entre piamadre y aracnoides), subdural (entre aracnoides y duramadre) y epidural (entre duramadre y periostio)
  • Aumento de la presión intracraneal (PIC): Se puede valorar de diferentes formas, aunque la menos invasiva es el llamado reflejo de Cushing, que incluye la valoración de la presencia de tres parámetros: hipertensión arterial, bradicardia y disminución del nivel de consciencia.
  • Hernia encefálica: se produce cuando la presión intracraneal aumenta por encima del límite de compensación y los contenidos del encéfalo se desplazan.

El tratamiento se basa sobre todo en un tratamiento de soporte, aparte de farmacológico.

Manejo del paciente politraumatizado

Si bien lo primordial es valorar al animal en persona, desde el momento que el propietario llama al teléfono debemos empezar el triage telefónico realizando una serie de preguntas para encaminar el manejo del animal cuando llegue a nuestro centro.

  • ¿Respira? Si el animal no respira, daremos indicaciones para empezar reanimación cardiopulmonar mientras avisamos que es un síntoma muy grave y deben venir lo antes posible.
  • ¿Está consciente? Dependiendo del estado de consciencia, el pronóstico cambiará.
  • ¿Sangra? ¿Tiene alguna herida o fractura visible? El propietario debe mirar si el animal presenta hemorragia externa en algún sitio o si puede ver algún tipo de fractura.
  • ¿Desde que altura ha caído y hace cuánto tiempo? Son dos preguntas que deberemos hacer como factor pronóstico del animal. No es lo mismo un animal que ha caído hace 10 minutos a uno que ha caído hace 5 horas en pleno invierno. De la misma forma, no es lo mismo un animal que cae de un segundo a uno que cae de un sexto piso.
  • ¿Puede moverse? En el caso que el animal no pueda moverse, daremos indicaciones sobre como movilizar en bloque al animal para evitar agravar o producir lesiones neurológicas.

Una vez el animal llegue al centro, empezaremos el triage presencial.

Para ello, valoraremos el ABC y daremos prioridad a las lesiones más graves.

  • Airway; valorar permeabilidad de las vías aéreas.
  • Breathing: Valorar frecuencia y esfuerzo respiratorios, y diferenciar entre disnea espiratoria o inspiratoria. Los pacientes felinos con disnea severa tienden a respirar con la boca abierta y es un síntoma de urgencia.
  • Circulatory: Evaluación del sistema circulatorio. Valorar color de mucosas, tiempo de relleno capilar, pulso, y presión arterial.

Una vez hayamos hecho una valoración inicial del animal, tendremos constancia de sus signos clínicos y nos pondremos con el manejo y el tratamiento que requiera. Aquí explicamos a grandes rasgos algunos de los más importantes:

    • Suministro de oxígeno para todos los pacientes politraumatizados, tengan o no lesiones a nivel torácico, pues también ayuda a mantener la oxigenación cerebral: los métodos de administración más utilizados en medicina felina son las cámaras y las mascarillas. Si no está extremadamente grave (en ese caso, precisará de una intubación endotraqueal) es preferible usar la cámara antes que la mascarilla para minimizar el estrés del paciente.
    • Cateterización para administración de fármacos y fluidoterapia:
  • Selección del vaso: Será importante localizar si el animal tiene fracturas para evitar cateterizar las extremidades afectadas. En animales de tamaño pequeño, muy hipotensos o que necesiten una reanimación cardiopulmonar, colocar un catéter yugular.
  • Selección del catéter: Respecto al tamaño del catéter, siempre intentaremos colocar el de calibre más grande que puedan tolerar los vasos del animal.
  • Selección de los fluidos: En función de la patología que presente el animal, será importante escoger el tipo de fluidos más adecuado.
  • Cristaloides isotónicos: su concentración de solutos es prácticamente igual que la concentración plasmática, p.ej.: NaCl 0’09%, Ringer Lactato
  • Cristaloides hipertónicos: Su concentración de solutos es más elevada que la plasmática, p.ej.: Suero salino hipertónico.
  • Cristaloides hipotónicos: su concentración de solutos es más baja que la plasmática, p.ej.: Glucosado 5%
  • Coloides: formulado a base de moléculas de gran tamaño. Sirven para aumentar la presión oncótica del plasma.
    • Evaluación neurológica:
      • Examen neurológico: Nos da información sobre si el paciente presenta un problema neurológico y posible localización del problema en el sistema nervioso. Valora las reacciones posturales, los reflejos espinales, los nervios craneales y la sensibilidad, así como el estado mental.
      • Escala de coma de Glasgow modificada: Se usa en caso de traumatismo craneoencefálico. Se evalúan tres categorías y se le asigna un número a cada una. Dependiendo de la puntuación que le demos al animal, valoraremos su pronóstico.
        • Categorías: nivel de consciencia, actividad motora voluntaria y reflejos del tronco encefálico.
        • Puntuación:
          ✔ De 3 a 8: pronóstico grave
          ✔ De 9 a 14: pronóstico reservado.
          ✔ De 15 a 18: pronóstico favorable.
    • Mantenimiento de la perfusión cerebral: Mantener la presión arterial sistólica entre 80-100 mmHg a través de la fluidoterapia. Si no mejora, habrá que empezar con medicación prescrita por un especialista.
    • Disminución de la presión intracraneal: Colocar al animal con la cabeza levantada en un ángulo de 15-30º. No levantar más, ya que podría disminuir la llegada de sangre al cerebro. En caso de que los signos neurológicos no mejoren o que su escala de coma de Glasgow Modificada esté por debajo de 8, habrá que empezar con tratamiento farmacológico.
    • Disminuir la demanda metabólica encefálica: se trata de mantener al cuerpo en un estado de gasto metabólico mínimo. Puede ser importante, si el animal está hemodinámicamente estable, sedar al animal y reducir su temperatura corporal (nunca por debajo de sus valores fisiológicos).
  • Inmovilización de las fracturas: Siempre y cuando sea posible y esté prescrito por el veterinario, inmovilizaremos las fracturas que pueda tener el animal. Dependiendo de la zona y el tipo de fractura, escogeremos un tipo de vendaje u otro, siendo Robert-Jones (con férula o sin férula) el más usado para las extremidades.
  • Extracción de sangre para hemograma y bioquímicas.
    • Hemograma: Muy útil en todos los casos, nos da una visión general de cómo puede estar el animal.
    • Bioquímicas: Nos da información del funcionamiento de los órganos más importantes.
      Valorar sobre todo el nivel de lactato. Los pacientes que llegan en shock presentarán hiperlactatemia. El lactato es un factor predictivo de la supervivencia del animal, indicándonos el estado de perfusión. En condiciones normales, los niveles de lactato son casi inexistentes. Analizar a su llegada y monitorizar cada dos horas (debería haber reducido un 50% en las dos primeras) hasta llegar a las 6 horas desde el primer análisis. Si no ha habido una reducción en ese tiempo, el pronóstico pasa a ser muy grave.
  • Radiografías: Realizar radiografías de tórax (siempre) y de las partes del cuerpo que creamos que pueden estar afectadas después de hacer una valoración exhaustiva. Tenemos que recordar hacer siempre dos proyecciones, una ventrodorsal /dorsoventral y una laterolateral. Una sola proyección no nos da suficiente información. Si es necesario, habrá que sedar al animal para poder obtener unas buenas imágenes.
  • Ecografía FAST para valorar lesiones internas. En casos de urgencia, lo ideal es realizar esta prueba, la cual se centra en cuatro puntos abdominales: caudal al xifoides, craneal a la vejiga y flancos derecho e izquierdo. Cuando el animal esté estable, se realizará una ecografía abdominal completa.
    El objetivo de dicha ecografía es la búsqueda de líquido libre en abdomen como puede ser orina, sangre o contenido intestinal.
  • Limpieza profunda de las heridas (si son heridas producidas por fracturas abiertas, limpiar con especial cuidado y empezar con un tratamiento antibiótico). Es posible que haya heridas que requieran un vendaje húmedo para su tratamiento. Ésta será una decisión que tome el veterinario correspondiente.

Estos pacientes se consideran graves (aunque sus lesiones sean leves) durante las 24 primeras horas y es recomendable que se queden hospitalizados en nuestro centro para control de dolor y prevención de posibles complicaciones.

Bibliografía

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  3. K. Borgeat, M. Pack, Approach to the acutely dyspnoeic cat, In Practice, volume 43, issue 2, (60-70); 2021.
  4. L. G. King, A. Boag; BSAVA Manual of Canine and Feline Emergency and Critical Care; 3rd Edition; 2018
  5. J. Engel Manchado, L. Garcia Guasch; Manual del ATV, 1ª Edición; 2008; España
  6. K. J. Drobatz, E. Reineke, M. F. Costello, W. T. N. Culp; Feline Emergency and Critical Care Medicine, 2nd Edition; 2022.
  7. C. Morales, P. Montoliu; Neurologia Canina y Felina, 1ª Edición; 2012; España.
  8. S. L. H. Ellis, I. Rodan, H. C. Carney, S. Heath, I. Rochlitz, L. D. Shearburn, E. Sundahl, J. L. Westropp; Directrices de la AAFP y la ISFM sobre las necesidades medioambientales felinas; Journal of Feline Medicine and Surgery 15, 219–230; 2013.

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