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Retención de huevos en tortuga terrestre (Chelonoidis carbonaria) bajo cautiverio

Resumen breve

En este trabajo se estudia el tratamiento clínico en tortugas terrestres, con varios cuadros patológicos en particular, donde el paciente es valorado y se realiza un tratamiento, siguiendo un enfoque práctico. Aunque se realizaron los procedimientos típicamente sugeridos por la literatura y los análisis respectivos, no se logró salvar al paciente, debido al mal estado de este. A pesar de esta resolución desfavorable, se diagnosticó junto con su anamnesis y estudios complementarios (radiografía,…

Resumen

En este trabajo se estudia el tratamiento clínico en tortugas terrestres, con varios cuadros patológicos en particular, donde el paciente es valorado y se realiza un tratamiento, siguiendo un enfoque práctico. Aunque se realizaron los procedimientos típicamente sugeridos por la literatura y los análisis respectivos, no se logró salvar al paciente, debido al mal estado de este. A pesar de esta resolución desfavorable, se diagnosticó junto con su anamnesis y estudios complementarios (radiografía, citología, biometría sanguínea), para de este modo lograr instaurar el tratamiento indicado, para tratar de forma resolutiva las diferentes afecciones que presentaba el paciente para que casos futuros y de manera preventiva sea posible resolver de manera satisfactoria siempre y cuando la detención por parte del propietario y el clínico se realicen de manera oportuna.

Introducción

Día a día la clínica en animales no convencionales es mayor, en especial en reptiles, lagartos, camaleones, los cuales se convierten en pacientes usuales en las consultas. Por ende, es de vital importancia el conocimiento clínico de sus requerimientos y el manejo de estos pacientes. En particular, en el contexto de reptiles, es sumamente difícil el control del medio ambiente, y más aún en el caso de pacientes que se encuentran en condiciones de cautividad. Es bien conocido que alrededor del 10 % de tortugas terrestres criadas bajo cautiverio presentan retención de huevos1; aunado a este factor existen múltiples etiologías que predisponen la presentación de esta patología como lo son: sitio inapropiado para la puesta, alteraciones de temperatura y humedad, falta de exposición a luz solar, inadecuada complementación de calcio, déficit de vitamina D, enfermedad ósea metabólica, huevos infértiles o anormales, prolapso, enfermedad del tacto reproductivo, absceso o tumor que afecta al oviducto, entre otras1. Aunque muchas veces es difícil encontrar la causa principal, es importante la resolución de este cuadro lo antes posible, con el fin de garantizar el bienestar de los individuos afectados.

El género Geochelone (Chelonoidis) originaria de Colombia incluye las especies G. carbonaria y G. denticulada. La primera se encuentra distribuida en la cuenca del Amazonas, en el área comprendida entre Chocó, Norte de Santander, Orinoquía, inclusive en las islas de Providencia, mientras que esta última especie se encuentra en los Llanos Orientales, Vaupés y Amazonas2. G. carbonaria habita ampliamente al oriente de los Andes, Colombia, Venezuela, Brasil, Guayanas, Bolivia, Paraguay y Argentina; se han reportado colonias en las islas de San Andrés y Providencias y las Antillas y sur oriente de Panamá3.

La madurez sexual, en las tortugas terrestres, típicamente ocurre aproximadamente entre los 8 y 15 años. No obstante, existen variaciones según el género. A partir de ese lapsode años se pueden realizar posturas durante la primavera y el verano, aunque no haya un macho que las sirva, situación desconocida por muchos propietarios. En las tortugas terrestres en condición de cautividad, la retención de huevos es un problema de aparición frecuente originado en muchos casos por un mal manejo de la alimentación y el hábitat, aunque también puede tener otras causas4.

Por otro lado, es importante tener presente que las tortugas cautivas nunca tienen una ovoposición bajo las condiciones ecológicas, etológicas y biológicas que sí tienen los individuos silvestres, los huevos en las especies de tortugas terrestres, en su gran mayoría, deberían ser puestos en excavaciones de tierra que realiza la hembra para tal fin. Sin embargo, esto no siempre ocurre en el caso de las tortugas bajo cuidado humano5.

La tortuga carbonaria es principalmente herbívora y sólo ocasionalmente toma alimentos de origen animal; en la naturaleza se alimentan de hierbas, hojas, flores, legumbres, hongos, invertebrados (babosas, termitas, mariposas, entre otros). Por otro lado, bajo cuidado humano puede ser alimentada con vegetales, pocas frutas y de bajo índice glucémico, aunque sobre todo esta dieta debe incluir buen contenido de calcio (relación calcio/fósforo de 1.5-2:1) y aportar suplementos vitamínicos. Sin embargo, la suplementación de vitaminas y minerales puede causar excesos que muchas veces son más peligrosos que las mismas deficiencias, por lo que siempre que sea posible se recomienda la alimentación con una dieta balanceada específica para las tortugas terrestres. También y muy importante, es indispensable la exposición directa al sol y la disposición de agua fresca para beber y poder sumergirse6.

Caso clínico

Se presenta a consulta una tortuga terrestre del género Chelonoidis, especie carbonaria, de 20 años, hembra, con un peso de 4.23 kg, con historial de inapetencia y letargo desde un mes atrás aproximadamente. La propietaria indica que suele ser muy activa y que pasa todo su tiempo en el patio trasero de su casa (terreno de tierra). Desde entonces la paciente estuvo enterrada (supuesto periodo de hibernación), y cuando el periodo culminó, la tortuga solo quería estar en lugares cálidos, cambiando así, radicalmente su conducta, no aceptaba alimento (alimentación basada en vegetales y frutas). Además, la propietaria informa que ocasionalmente ofrece carne asada, así mismo manifiesta que no ha defecado en este tiempo, solo toma agua y ya no responde al llamado de la propietaria, indica que no le dio importancia a la situación porque en tiempos pasados esta había dejado de comer por una semana y luego retomaba sus hábitos normales. En cuanto a enfermedades anteriores, solo se realiza desparasitación hace 5 años por presentar moco en sus heces, pero se desconoce el desparasitante administrado. Cabe destacar que este ejemplar fue trasportado desde Venezuela hasta México cuando aún era una cría (1 mes de vida aproximadamente, la propietaria no recuerda con exactitud la edad).

En el examen físico se observa un paciente letárgico, miembros expandidos con notable flacidez en los mismos permitiendo auscultación pulmonar donde se logran auscultar sibilancias, cuello extendido con cabeza elevada y cavidad oral abierta logrando observar mucosa oral de color blancas/pálidas, en la glotis. Además, se observa secreción espumosa, ojos cerrados con evidente inflamación palpebral con secreción mucosa trasparente y acumulación de espuma, con 7 % de deshidratación aproximadamente (hay que tener en cuenta que, en los reptiles, es difícil categorizar el porcentaje de deshidratación7.

El paciente es hospitalizado bajo control térmico (28-30 °C) y humedad (40 %), se hidrata al paciente (1 % de su peso vivo, 10 ml cloruro de (solución previamente temperada) + 1 ml de glucosa al 5 %) con fluidoterapia epicelómica, a través de la entrada craneal del plastrón7 (cabe mencionar que el manejo se realizó antes de obtener evidencia de estasis folicular) y suero PO cada 12 horas (5 ml divididas en 2 tomas), antibioticoterapia (enrofloxacina a dosis de 5 mg/kg IM, cada 24 horas, sulfa/metropin a dosis 10 mg/kg, PO, cada 24 horas), nebulizaciones (cloruro de sodio y gentamicina a razón 4:1 cada 8 horas) y analgesia buprenorfina (0.01 mg/kg IM).

Dos horas después de su hospitalización se realiza toma de muestras sanguíneas mediante el acceso al seno subcaparacial localizado en la zona media de la entrada craneal del caparazón, justo debajo de las escamas nucales (es importante mencionar que la toma de muestra obtenida del acceso subcaparacial no es uno de los mejores accesos, ya que anatómicamente se ubican importantes plexos venosos, yugulares externas, motivo por el cual se debe realizar con mucho cuidado de no lesionar estos vasos y provocar lesiones importantes, en cuanto a la muestra se puede producir hemodilución por linfa de manera impredecible), otras opciones para toma de muestras incluyen: vena yugular, vena cefálica, vena coccígea dorsal, en cuanto a la calidad de la muestra esta es viable siempre y cuando sea tomada y su manejo sea de manera correcta, también se realiza citología directa de secreción ocular mediante la utilización de cotonete estéril, los cuales son enviados a un laboratorio externo (Tabla 1).

Tabla 7. Derivados de la lisina. Dosificación en pequeños animales.
Analito Unidades Resultado Valor referencial 1,8,9
Hematocrito L/l 0.44 18 - 47
Hemoglobina G/l 192 70 - 79
Eritrocitos 10 12 /l 2.9 0.02 – 0.90
VGM F/l 152 71 - 468
CGMH G/l 436 290 - 320
Proteínas Totales G/l 109 3.3 – 7.4
Heterófilos 109 /l 16.6 1.7 - 9
Linfocitos 109 /l 2.3 2.6 – 8.2
Monocitos 109 /l 1.4 0 - 0.4
Eosinófilos 109 /l 1.8 0 – 0.1
Basófilos 109 /l 0.5 0 -0.4

Al día posterior de su hospitalización, se instaura catéter en vena yugular izquierda (catéter amarillo 24 GA; Figura 1), para administración de fluidoterapia a razón de 20 ml/kg/24 horas con solución cloruro de sodio 0.18 % (0.83 ml/kg/h), protocolo usado para deshidratación hipertónica7, mediante infusor, tubo de control de flujo, administrando solución cloruro de sodio y bolos de glucosa al 5 %. Luego se realiza sondaje para alimentación (1 % de su peso vivo) y se procede a realizar toma radiográfica una vez que el propietario accede a la misma para evaluación de campos pulmonares (Figuras 2-3), donde se observa neumonía y se evidencia la presencia de huevos en cavidad celómica.

La Tabla 1. muestra una descripción detallada relacionada con el hemograma del paciente. En dicha tabla observamos lo siguiente: suero hemolizado 1+, eritrocitosis transitoria y/o hemoconcentración, hiperproteinemia por inflamación y/o hemoconcentración; heterofilia por proceso infeccioso y/o inflamatorio, linfocitosis asociada a inflamación; eosinofilia por parasitismo y/o sepsis; monocitosis por proceso crónico inflamatorio

Una vez obtenido los resultados de laboratorio y observadas las tomas radiográficas, se procede a comunicarle a la propietaria los hallazgos encontrados, y nos comenta que no observo que la tortuga presentara alguna conducta de postura, debido a la gravedad del cuadro, se decide ingresar a la paciente a cirugía al día siguiente y aprovechar su noche previa para continuar con su doble esquema antibiótico e hidratación, lamentablemente la paciente murió durante la madrugada de hospitalización, el propietario accede a realizar la necropsia, la cual se realiza en horas de la mañana del mismo día. Después, se lleva a cabo la necropsia con el paciente ventro-dorsal, realizando la misma técnica quirúrgica (Celiotomía transplastral: se realiza la demarcación previa en el plastrón en forma de trapezoide en el borde más grande a lo largo del borde craneal y la incisión lateral cruzando a través de los escudos femorales y abdominales10. Luego, se realiza la apertura sobre el plastrón, con el uso de un disco de corte uso odontológico unido a un taladro con su extensión e interruptor de pie, posterior a ello se realizó un corte a través del plastrón formando un ángulo, esto permite que el aspecto anterior del colgajo sea más pequeño que el exterior, una vez que vuelva a colocarse en su sitio. Además, se ejecuta el corte en los 4 lados del colgajo retirándolo por completo una vez en cavidad celómica y/o fosa pre-femoral, se evidencia ruptura de 2 huevos no osificados en cavidad celómica lo que pudo ocasionar peritonitis.

Adicionalmente, se extraen 6 huevos con cáscara, 4 de ellos con deformidad de su estructura, uno de ellos es encontrado adherido en su oviducto, sin duda alguna la paciente cursaba con un cuadro de estasis folicular inducido por una serie de deficiencias durante su manejo en cautiverio como deficiencia de vitamina D3 (EMO), vitamina A (hipovitaminosis), el conjunto de todos los factores conlleva a que en el paciente comiencen a desarrollarse una serie de patologías que ponen en riesgo la salud del animal (neumonías, retención de huevos, estasis folicular, distocia, entre otras) (Figura 4).

Figura 1A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años con historial de inapetencia y letargo durante un mes. (A-B) Imágenes ilustrativa de la colocación de un catéter (24G) en el paciente. C. Imagen ilustrativa de la colocación de jeringa con tubo de control de flujo (Springfusor 10 ml).
Figura 1A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años con historial de inapetencia y letargo durante un mes. (A-B) Imágenes ilustrativa de la colocación de un catéter (24G) en el paciente. C. Imagen ilustrativa de la colocación de jeringa con tubo de control de flujo (Springfusor 10 ml).
Figura 1B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años con historial de inapetencia y letargo durante un mes. (A-B) Imágenes ilustrativa de la colocación de un catéter (24G) en el paciente. C. Imagen ilustrativa de la colocación de jeringa con tubo de control de flujo (Springfusor 10 ml).
Figura 1B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años con historial de inapetencia y letargo durante un mes. (A-B) Imágenes ilustrativa de la colocación de un catéter (24G) en el paciente. C. Imagen ilustrativa de la colocación de jeringa con tubo de control de flujo (Springfusor 10 ml).
Figura 1C. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años con historial de inapetencia y letargo durante un mes. (A-B) Imágenes ilustrativa de la colocación de un catéter (24G) en el paciente. C. Imagen ilustrativa de la colocación de jeringa con tubo de control de flujo (Springfusor 10 ml).
Figura 1C. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años con historial de inapetencia y letargo durante un mes. (A-B) Imágenes ilustrativa de la colocación de un catéter (24G) en el paciente. C. Imagen ilustrativa de la colocación de jeringa con tubo de control de flujo (Springfusor 10 ml).
Figura 2A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica craneocaudal. Se observa campo pulmonar anormal e incremento de la densidad en todo el parénquima pulmonar confirmando el diagnostico de neumonía bilateral. (B) Proyección radiográfica lateral (Ld-Li). Se observan huevos calcificados en cavidad celómica y se evidencia campo pulmonar anormal con incremento de la densidad en zona ventral
Figura 2A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica craneocaudal. Se observa campo pulmonar anormal e incremento de la densidad en todo el parénquima pulmonar confirmando el diagnostico de neumonía bilateral. (B) Proyección radiográfica lateral (Ld-Li). Se observan huevos calcificados en cavidad celómica y se evidencia campo pulmonar anormal con incremento de la densidad en zona ventral
Figura 2B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica craneocaudal. Se observa campo pulmonar anormal e incremento de la densidad en todo el parénquima pulmonar confirmando el diagnostico de neumonía bilateral. (B) Proyección radiográfica lateral (Ld-Li). Se observan huevos calcificados en cavidad celómica y se evidencia campo pulmonar anormal con incremento de la densidad en zona ventral
Figura 2B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica craneocaudal. Se observa campo pulmonar anormal e incremento de la densidad en todo el parénquima pulmonar confirmando el diagnostico de neumonía bilateral. (B) Proyección radiográfica lateral (Ld-Li). Se observan huevos calcificados en cavidad celómica y se evidencia campo pulmonar anormal con incremento de la densidad en zona ventral
Figura 3A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica ventro-dorsal (VD). Se observan huevos calcificados en la cavidad celómica. (B) Placa similar a la anterior con medición de diámetro de cada uno de los seis 6 huevos.
Figura 3A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica ventro-dorsal (VD). Se observan huevos calcificados en la cavidad celómica. (B) Placa similar a la anterior con medición de diámetro de cada uno de los seis 6 huevos.
Figura 3B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica ventro-dorsal (VD). Se observan huevos calcificados en la cavidad celómica. (B) Placa similar a la anterior con medición de diámetro de cada uno de los seis 6 huevos.
Figura 3B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Proyección radiográfica ventro-dorsal (VD). Se observan huevos calcificados en la cavidad celómica. (B) Placa similar a la anterior con medición de diámetro de cada uno de los seis 6 huevos.
Figura 4A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4A. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4B. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4C. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4C. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4D. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4D. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4F. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.
Figura 4F. Tortuga terrestre Chelonoidis carbonaria, hembra de 20 años. (A) Colocación ventro-dorsal del paciente; (B-C) Incisión del plastrón con disco de corte; (D-E) Se observan huevos sin cáscara formada y estasis folicular en la cavidad celómica. (F) Huevos extraídos.

Conclusiones

Las diferentes especies de quelonios tienen necesidades nutricionales y ambientales completamente diferentes, por este motivo es necesario conocer las necesidades de cada especie, estas condiciones son las causas que están íntimamente ligadas en las enfermedades que presentan las tortugas.

Tener bajo cuidado cualquier especie conlleva al conocimiento, desde el aspecto más básico, ¿qué especie es?, su alimentación, requerimientos metabólicos (nutricionales), disposición de libre acceso de fuente de agua fresca y limpia y alojamiento (condiciones ambientales, temperatura, humedad), de este modo, lograr implementar correctamente los cuidados necesarios, para garantizar el buen estado de salud del animal, lo cual conducirá a que la vida sea lo más longeva posible con una excelente calidad de vida.

La deficiencia nutricional, factores ambientales y vitamínicas, tanto de D3 como A, pueden ser corregidas, siempre y cuando su detección sea temprana, ya que, gracias a ella se podrá garantizar la recuperación del paciente y que su salud no esté comprometida. Son deficiencias que con ayuda del propietario y el médico tratante pueden ser resolutivas a largo a plazo, es importante tanto la detención por parte del propietario como la rapidez con que el mismo es llevado a consulta médica, lo que permite la acción oportuna del médico y que tiene esta suma un porcentaje importante en la recuperación del paciente.

Discusiones

Para llevar a cabo una correcta medicina clínica en reptiles, resulta imprescindible conocer básicamente su biología, fisiología, anatomía y etología, ya que, sin esta información, es difícil sustentar un diagnóstico y tratamiento adecuados11. Así mismo, se debe concientizar al propietario de la responsabilidad que conlleva tener una mascota no convencional, si bien las tortugas en general se adaptan fácilmente al cautiverio, mientras se le ofrezcan los requerimientos básicos para vivir, hay una gran variedad de patologías que pueden sufrir estos animales a causa del mascotismo. Además de los traumatismos causados por accidentes domésticos y de las deficiencias nutricionales, es importante considerar a los problemas reproductivos, siendo la retención de huevos, el inconveniente más habitual que aqueja a las tortugas en cautiverio12.

La resolución favorable y exitosa de cuadros patológicos en cualquier especie está íntimamente ligada en la proximidad que el paciente es llevado a consulta y el pronto diagnóstico de la enfermedad existente. En la mayoría de los casos clínicos en reptiles el médico tiene la necesidad de realizar diferentes estudios de imagen y muestras sanguíneas para poder llegar a un diagnóstico certero, como es el caso de la radiología. Resulta trascendental solicitar una radiografía para la confirmación del diagnóstico, como así también para determinar número de huevos, ubicación, grado de calcificación, tamaño, morfología y presencia de huevos rotos o fracturados11.

Este caso en particular es uno de los cuadros con mayor casuística presentada en medicina/clínica en reptiles, por tal motivo es de vital importancia que tanto el propietario y el médico quien recibe al paciente conozca las posibilidades que existen para tratar de llegar al diagnóstico y salvar la vida del paciente.

Bibliografía

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