Utilidad de la lipasa pancreática en el diagnóstico de carcinoma pancreático
Resumen breve
La lipasa pancreática sérica sigue siendo una herramienta útil en el diagnóstico de enfermedades pancreáticas, pero su capacidad para diagnosticar específicamente el carcinoma pancreático, tanto en perros, gatos como en humanos es limitada. La combinación de pruebas de lipasa con otros marcadores y técnicas diagnósticas, puede mejorar las posibilidades de un diagnóstico temprano y un tratamiento más efectivo.Índice de contenidos
Resumen
El carcinoma pancreático, conocido como adenocarcinoma pancreático, es una neoplasia agresiva que afecta tanto a los seres humanos como a los animales, particularmente a perros y gatos. Este tipo de cáncer es difícil de diagnosticar debido a sus síntomas iniciales inespecíficos y a su tendencia a detectarse en etapas avanzadas.
La lipasa pancreática sérica, un marcador bioquímico que se utiliza comúnmente para evaluar la función pancreática, ha emergido como una herramienta valiosa en el diagnóstico de enfermedades pancreáticas en humanos y animales.
Este artículo tiene como objetivo revisar la utilidad de la lipasa pancreática sérica en el diagnóstico del carcinoma pancreático, tanto en perros como en gatos, analizando su relevancia clínica, sus limitaciones y sus implicaciones para el manejo de esta enfermedad.
Introducción
Las neoplasias pancreáticas son poco frecuentes en perros y gatos. La mayoría tienen origen epitelial y, en el caso del páncreas exocrino, el tumor más frecuente es el carcinoma pancreático ductal o acinar1.La incidencia del carcinoma pancreático en el perro es de 0.01-0.07 % y aproximadamente del 0.017 % en el gato1-4. Suele aparecer en individuos de edad avanzada (9-10 años), sin que se haya identificado predilección sexual ni racial2-9.
Los signos clínicos son poco específicos y a menudo se asemejan a los de la pancreatitis. Los más comunes son hiporexia/anorexia y pérdida de peso progresiva, seguidos en menor frecuencia por vómitos, distensión abdominal, diabetes mellitus (muy rara), alopecia (síndrome paraneoplásico en gatos) y efusión abdominal (carcinomatosis)2, lo que puede dificultar la identificación temprana de la enfermedad.
Las alteraciones analíticas también son leves e inespecíficas. Se puede observar leucocitosis con neutrofilia y anemia debido a la inflamación o a úlceras gástricas secundarias. Otras alteraciones descritas son hipoalbuminemia, hipokalemia, hipocloremia e hiponatremia, que suelen estar asociadas a vómitos crónicos, diarreas o metástasis hepáticas9.
Por lo general, las lesiones presentan un efecto masa de gran tamaño, bien definidas, y pueden localizarse en cualquier parte del páncreas1-4. Los principales sitios de metástasis son los ganglios linfáticos regionales, el hígado, el intestino delgado y los pulmones. El 78 % de los casos ya presenta metástasis en el momento del diagnóstico3,4.
La lipasa pancreática es una enzima producida por las células acinares del páncreas que juega un papel crucial en la digestión de los lípidos. Su concentración sérica puede ofrecer información valiosa sobre la función pancreática y puede ser útil para identificar trastornos como la pancreatitis y el carcinoma pancreático. A pesar de ser un marcador importante, la utilidad de la lipasa pancreática sérica en el diagnóstico del carcinoma pancreático sigue siendo un área de investigación en curso tanto en humanos como en animales y se ha valorado como una posible herramienta diagnóstica para el carcinoma pancreático5-7.
Procedimiento diagnóstico y estadio clínico
Debido a la inespecificidad de los signos clínicos, el diagnóstico suele seguir el protocolo estándar para cualquier proceso digestivo, que incluye la realización de análisis sanguíneos, hematología, bioquímica completa, análisis de iones, urianálisis con UPC y ecografía abdominal8,9 (Tabla 1).
Tumor primario (T) Tis – Carcinoma in situ T1 <=2 cm de dimensión T2 2 cm 4 cm de dimensión T3 > 4 cm de dimensión T4 - incluye CA, SMA y/o CHA Nódulos linfáticos regionales (N) N0 - No metástasis en LN regionales N1 – 1-3 metástasis LN regional N2 - ≥ 4 metástasis LN regional Metástasis a distancia (M) M0 – Sin metástasis a distancia M1 – Metástasis a distancia | Pronóstico según estadio 0 Tis N0 M0 IA T1 N0 M0 IB T2 N0 M0 IIA T3 N0 M0 IIB T1-3 N1 M0 III T4 cualquier N M0 IV cualquier T cualquier N M1 |
Abreviaturas: CA arteria celíaca, CHA arteria común hepática, LN nódulo linfático; SMA arteria mesentérica superior. |
Tabla 1. Comité Conjunto Americano sobre el Cáncer (AJCC), Tumor (T), Nódulo (N) y Metástasis (M) sistema de estadiaje para pacientes con carcinoma pancreático.
Los niveles de amilasa y lipasa sérica pueden orientar hacia la enfermedad pancreática, aunque es importante destacar que tienen baja sensibilidad, ya que también pueden elevarse en la presencia de gastritis y/o duodenitis (con una sensibilidad y especificidad bajas, de alrededor del 73 %, y con falsos positivos frecuentes, que pueden llegar al 40 %)5-7.
La ecografía abdominal puede ayudar a detectar la presencia de una neoplasia pancreática, pero no siempre es concluyente. En algunos casos, el carcinoma pancreático se presenta con características de pancreatitis sin ninguna masa evidente. En estos casos, se ha propuesto el uso de ecografía con contraste para observar las características de la lesión y diferenciar entre neoplasia pancreática exocrina o endocrina10,11.
Si durante el estudio ecográfico se observa una lesión pancreática compatible con neoplasia, se debe proceder con la toma de muestras, generalmente mediante citología guiada por ecografía (Figura 1).
Figura 1. Citología de una lesion nodular pancreática en un gato compatible con carcinoma pancreático.
Sin embargo, es común que la muestra no sea diagnóstica, lo que lleva a la necesidad de una biopsia para confirmar el diagnóstico presuntivo12.
Las neoplasias pancreáticas pueden mostrar características de imagen variables, desde lesiones heterogéneas en ecogenicidad y ecotextura con bordes definidos hasta patrones más difusos, en los que el páncreas aparece hipoecoico y/o aumentado de tamaño. En los gatos, una característica es la presencia de un único nódulo o masa pancreática de más de 2 cm, lo que permite diferenciar las neoplasias malignas de la hiperplasia nodular10,11.
Cuando se sospecha de una neoplasia, se deben realizar radiografías torácicas (en 3 proyecciones) para descartar metástasis a distancia3.
Con respecto a la histopatología, las características más relevantes de los adenocarcinomas pancreáticos bien y moderadamente diferenciados son la presencia de estructuras glandulares y ductales con un patrón de proliferación desordenada, una marcada desmoplasia y producción de mucinas ácidas, como las sialo y sulfatadas. A pesar de estas observaciones, las clasificaciones relacionadas con el comportamiento biológico no han sido actualizadas recientemente en medicina veterinaria12.
La tomografía computarizada (TC) es una modalidad de imagen útil en medicina humana para el diagnóstico de neoplasias pancreáticas. En medicina veterinaria, se recomienda para realizar un estadio clínico completo, utilizando un medio de contraste intravenoso para evaluar el realce de la masa. En un estudio, se observó que, tanto en perros como en gatos, las imágenes obtenidas por TC mostraban características similares, como masas grandes, bien definidas, captadoras de contraste y de apariencia heterogénea, que podían localizarse en cualquier parte del páncreas11.
Lipasa pancreática como marcador diagnóstico
A pesar de la disponibilidad de herramientas diagnósticas avanzadas, como la ecografía y la TC, la lipasa pancreática sérica se ha propuesto como un posible marcador para detectar trastornos pancreáticos en estos animales.
La lipasa pancreática pertenece a la familia de las lipasas, que incluye a la lipoproteína lipasa y la lipasa hepática. Este biomarcador proviene de las células acinares pancreáticas y se libera del páncreas exocrino para hidrolizar los triglicéridos en el lumen intestinal. En condiciones fisiológicas normales, se encuentra en circulación en muy pequeñas cantidades13-17.
Si se produce inflamación pancreática, se liberan grandes cantidades de lipasa a la circulación, lo que permite su utilización como método diagnóstico orientativo en enfermedades pancreáticas. En la mayoría de los casos, esto se realiza mediante anticuerpos específicos que miden la concentración de la enzima13-17.
En medicina veterinaria, se han realizado estudios sobre el uso de la lipasa pancreática como marcador de neoplasia pancreática.
En perros, el carcinoma pancreático se asocia típicamente con altos niveles de lipasa pancreática en sangre, especialmente en casos donde la neoplasia ha provocado pancreatitis secundaria o daño pancreático. Sin embargo, los resultados de los estudios clínicos sobre la utilidad de la lipasa pancreática en perros con carcinoma pancreático han sido variables. Algunos estudios han encontrado que la lipasa pancreática sérica se eleva en animales con carcinoma pancreático, aunque no es lo suficientemente específica para utilizarse como una prueba diagnóstica confiable por sí sola19. En otros estudios, la elevación de lipasa ha sido más prominente en animales con pancreatitis que en aquellos con carcinoma pancreático, lo que indica que la lipasa no siempre refleja la presencia de tumores pancreáticos de manera directa16. Por ejemplo, en un estudio con 72 perros, no se encontraron diferencias significativas en los niveles de lipasa pancreática entre los perros con neoplasias pancreáticas y aquellos con pancreatitis aguda moderada o grave. Los niveles de PLI sérica en ambos grupos oscilaron entre 235.2 y 490.5 μg/l15.
En gatos, el carcinoma pancreático es aún más raro, y su diagnóstico se enfrenta a obstáculos similares. Al igual que en los perros, la lipasa pancreática puede elevarse en presencia de enfermedades pancreáticas, pero su valor en el diagnóstico específico del carcinoma pancreático sigue siendo incierto. Los gatos diagnosticados con carcinoma pancreático pueden presentar niveles elevados de lipasa, aunque, como ocurre en los perros, esto también puede ocurrir en casos de pancreatitis o disfunción pancreática no relacionada con neoplasias. Los estudios existentes sugieren que, si bien la lipasa pancreática puede ser útil para sospechar de un trastorno pancreático en general, no es un marcador fiable para el diagnóstico exclusivo de carcinoma pancreático en felinos17. Así, en un estudio realizado en 80 gatos, se observó un aumento de los niveles de PLI sérica por encima de 3.6 μg/l (en un rango de 3.6-5.3 μg/l) en el 72.2 % de los pacientes con neoplasia pancreática, lo que fue similar a los valores encontrados en gatos con pancreatitis aguda o severa19.
En los seres humanos, el adenocarcinoma pancreático es la forma más común de cáncer pancreático y se caracteriza por un diagnóstico tardío y una alta tasa de mortalidad. La supervivencia en humanos con carcinoma pancreático es limitada, con una tasa de cinco años inferior al 5 %20.
En los estudios humanos, la lipasa pancreática sérica puede estar elevada en pacientes con carcinoma pancreático, especialmente cuando la neoplasia está asociada con pancreatitis o con invasión del conducto pancreático13. Sin embargo, la lipasa también puede estar elevada en otras condiciones como la pancreatitis aguda o crónica, lo que limita su especificidad como marcador de carcinoma pancreático. A pesar de estas limitaciones, la medición de lipasa sigue siendo un componente importante en el diagnóstico diferencial de las patologías pancreáticas en humanos, y su elevación junto con otros marcadores, como la amilasa y la CA 19-9 (un marcador tumoral relacionado con el cáncer pancreático), puede ayudar en el diagnóstico temprano del carcinoma pancreático.
Varios estudios han sugerido que la combinación de pruebas de lipasa y otros biomarcadores, como la proteína C-reactiva (PCR), los niveles de CA 19-9 y las técnicas de imagen, puede mejorar la precisión del diagnóstico de carcinoma pancreático en humanos. Esto resalta la importancia de la lipasa pancreática no solo como un marcador aislado, sino como parte de un enfoque diagnóstico14.
Por lo tanto, aunque la lipasa pancreática sérica es una herramienta útil para la evaluación de enfermedades pancreáticas, su utilidad específica para el diagnóstico del carcinoma pancreático es limitada, tanto en animales como en humanos. Algunas de las limitaciones incluyen:
- Falta de especificidad: la lipasa se eleva en una variedad de alteraciones pancreáticas, como pancreatitis, pancreatitis crónica, obstrucción del conducto pancreático y neoplasias. Por lo tanto, la elevación de lipasa no es indicativa exclusiva de carcinoma pancreático.
- Variabilidad en los resultados: los niveles de lipasa pueden variar entre individuos y entre especies, lo que hace que la interpretación de los resultados de los análisis de sangre sea más complicada. Además, la lipasa puede no elevarse significativamente en todos los pacientes con carcinoma pancreático, especialmente en etapas tempranas de la enfermedad.
- Sensibilidad limitada: en algunos casos, los niveles de lipasa pancreática pueden permanecer dentro de los límites normales, incluso cuando existe un carcinoma pancreático. Esto reduce la sensibilidad de la lipasa como marcador diagnóstico en casos de cáncer pancreático.
Tratamiento y pronóstico
El tratamiento de elección para los tumores pancreáticos, incluido el carcinoma pancreático, es la resección quirúrgica (si es posible). Sin embargo, la escisión quirúrgica completa suele ser difícil debido a la proximidad del intestino delgado21.
En medicina humana, este procedimiento se asocia con un 50 % de morbilidad y un 8 % de mortalidad20. De manera similar, en perros y gatos, la mayoría de los casos se detectan en estadios muy avanzados, lo que empeora el pronóstico.
En los perros, es importante considerar la capacidad regenerativa del páncreas, que permite realizar una pancreatectomía parcial, siempre que se preserve el conducto pancreático accesorio. Esto posibilita la resección de hasta el 75-90 % del páncreas sin comprometer la función exocrina y/o endocrina. Si el conducto pancreático accesorio está afectado, se recomienda la pancreaticoduodenectomía, un procedimiento complejo que incluye la resección total del páncreas, el píloro y el duodeno, junto con una colecistoenterostomía para estabilizar el drenaje biliar. Este procedimiento conlleva un alto índice de morbilidad y mortalidad, por lo que es raro realizarlo en animales. Las complicaciones más comunes son insuficiencia pancreática exocrina, diabetes mellitus y ulceración en la zona de la anastomosis entre el yeyuno y el estómago.22
Tanto en perros como en gatos, la supervivencia media varía entre 1 y 97 días, aunque en la mayoría se procede a la eutanasia en el momento del diagnóstico23-25.
En algunos casos, se ha intentado el tratamiento con quimioterapia o radioterapia, aunque la respuesta es limitada y los tiempos medios de supervivencia son cortos. La radioterapia se utiliza como tratamiento adyuvante, neoadyuvante o definitivo cuando la cirugía no es posible, aunque presenta efectos secundarios frecuentes, como náuseas, vómitos o diarrea26.
En la actualidad, uno de los tratamientos más aceptados es el uso de toceranib fosfato, solo o combinado con gemcitabina27. En medicina humana, se ha observado que los tumores pancreáticos expresan receptores de tirosina quinasa y sus ligandos, lo que se asocia con un peor pronóstico. Esto podría explicar la respuesta biológica similar en los tumores pancreáticos caninos y felinos, lo que justifica el uso de toceranib en estos animales28,29.
Se ha documentado una respuesta positiva al toceranib en monoterapia, con un 75 % de beneficio clínico y una supervivencia media de 89.5 días, administrado a una dosis de 2.5 mg/kg tres veces por semana en perros28,30.
En gatos, la tolerancia al tratamiento fue buena, con tiempos de supervivencia que alcanzaron hasta 792 días sin cirugía y 1432 días con cirugía29,31.
El tratamiento con toceranib fosfato puede presentar efectos secundarios, como anorexia, náuseas, diarrea, neutropenia o aumento de las enzimas hepáticas, siendo los más comunes los efectos gastrointestinales28. Un estudio indicó que el 35 % de los pacientes felinos presentaron toxicidad gastrointestinal.30
Conclusión
El carcinoma pancreático es una patología poco frecuente en veterinaria y se asocia con una baja supervivencia. Por ello, es fundamental continuar investigando para encontrar métodos de diagnóstico temprano que puedan mejorar la supervivencia de los pacientes.
La lipasa pancreática sérica sigue siendo una herramienta útil en el diagnóstico de enfermedades pancreáticas, pero su capacidad para diagnosticar específicamente el carcinoma pancreático, tanto en perros, gatos como en humanos es limitada. Si bien los niveles elevados de lipasa pueden ser indicativos de pancreatitis o daño pancreático, no siempre reflejan la presencia de carcinoma pancreático.
La combinación de pruebas de lipasa con otros marcadores y técnicas diagnósticas, como las imágenes por TC o ecografía y otros biomarcadores, puede proporcionar una evaluación más precisa de los trastornos pancreáticos, mejorando las posibilidades de un diagnóstico temprano y un tratamiento más efectivo.
Hasta que se logren avances significativos en estos campos, la lipasa pancreática sérica seguirá siendo una herramienta valiosa, aunque no definitiva, en el diagnóstico de enfermedades pancreáticas.
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