Clinatv

El urianálisis

Resumen breve

La orina es la segunda muestra más frecuente que se puede encontrar en los laboratorios de los centros veterinarios.Se trata de un material biológico fácil de obtener, cuyo análisis básico supone un bajo coste y que aporta información diagnóstica de gran interés, especialmente, en el caso de los pacientes con patologías renales.

Introducción

La orina es la segunda muestra más frecuente que se puede encontrar en los laboratorios de los centros veterinarios.
Se trata de un material biológico fácil de obtener, cuyo análisis básico supone un bajo coste y que aporta información diagnóstica de gran interés, especialmente, en el caso de los pacientes con patologías renales.

El urianálisis se debe realizar en un breve lapso de tiempo para evitar interferencias en los resultados, mantenerse bajo unas condiciones concretas de almacenamiento y desecharse de la forma más adecuada.

Si bien se trata de estudios muy habituales y de complejidad moderada, en momentos puntuales de las técnicas pueden surgir errores que desemboquen en resultados inexactos.

En este artículo pretende acercar los análisis que comprenden el examen general de orina de manera sencilla y práctica, haciendo hincapié en los momentos de mayor sensbilidad para la obtención de unos resultados certeros y que aproximen al veterinario al diagnóstico correcto.

Análisis de orina

El urianálisis debe hacerse de forma inmediata, tras la extracción. Si esto no es posible se puede refrigerar a 4º C un máximo de 6 h. En el caso de una espera más larga, es posible que se obtengan resultados alterados por la precipitación o degradación de algunos de los componentes.

La muestra para el examen general de orina (EGO) debe estar atemperada y bien mezclada. El EGO comprende dos análisis: el sistemático, que a su vez incluye un análisis físico y uno químico; y el estudio del sedimento urinario.

SISTEMÁTICO

El sistemático de orina, es el estudio de las propiedades físicas y químicas que tiene la muestra. Se considera el análisis básico, ya que es el más rápido, de bajo coste y aporta información muy valiosa de cara al diagnóstico.

Físico

  • El volumen
    No suele ser valorable, ya que normalmente se realiza una extracción mediante cistocentesis.
  • El color
    La orina fisiológica varía entre distintos tonos de amarillo, que van desde el más pálido a un tono ámbar. La diferencia de tonalidad está determinada por la concentración de la orina, algunos pigmentos y también, el volumen.
    Otros colores se asocian con cambios en la dieta, enfermedades o presencia de fármacos, principalmente. La orina suele adquirir un color entre rojizo y marronáceo en presencia de eritrocitos, hemólisis o bilirrubina mientras que un color blanquecino comúnmente está asociado a cristales, leucocituria o lipuria.
  • La turbidez
    Se refiere al grado de transparencia de una muestra líquida que contenga partículas en suspensión. La orina normal es transparente o turbia en un grado muy leve. Se debe determinar el motivo de la turbidez en el estudio del sedimento urinario (Figura 1).
  • El olor
    La orina tiene un olor característico, pero no excesivamente fuerte. Este olor está influenciado por la presencia de microorganismos, por la dieta y medicamentos, entre otros. Por ejemplo, la orina de los pacientes diabéticos tiene un olor afrutado y dulce mientras que las muestras con bacteriuria, tienen un olor muy intenso y desagradable.
  • La densidad urinaria
    Se trata de una medición indirecta de la osmolalidad de la orina. La osmolalidad es la concentración de partículas osmóticamente activas que están suspendidas en una dilución; para poder evaluarlo, los veterinarios deberán tener en cuenta otros datos como el nivel de deshidratación, los valores plasmáticos de iones, creatinina y nitrógeno uréico (BUN), principalmente.
    Para su medición se utiliza un refractómetro de Goldberg. El refractómetro mide el índice de refracción, es la inclinación de la luz que depende de la cantidad de partículas que estén en el líquido a estudiar. Se deposita una gota en el cristal, se cierra la cubierta y se dirige a una fuente de luz. El valor será el corte entre la interfaz clara/oscura de la escala (Figura 2).
Figura 1: Gradiente de turbidez en orina.
Figura 1: Gradiente de turbidez en orina.
Figura 2: Medición con espectofotómetro de Goldberg.
Figura 2: Medición con espectofotómetro de Goldberg.

La muestra puede ser la orina recién extraída o del sobrenadante, en el caso de muestras muy turbias, para evitar interferencias. La DU puede aumentar con la presencia excesiva de sustancias como glucosa o proteínas.

El refractómetro es un equipo de uso habitual, por lo que se deben realizar calibraciones y limpiezas diarias.

Químico

Figura 3. Recipiente de tiras reactivas multiparamétricas.
Figura 3. Recipiente de tiras reactivas multiparamétricas.

El análisis químico, de forma habitual, se realiza con las tiras reactivas. La fotometría de reflectancia es la técnica usada por dichas tiras. La unión de la orina con los reactivos químicos secos impregnados en la tira, provocan un cambio en el color que, comparado con la escala colorimétrica, aportada por el fabricante, darán el resultado de forma semicuantitativa (Figura 3).

Se puede introducir la tira en un recipiente o, bien, depositar una gota de orina en cada almohadilla. Tras esto, se debe retirar el exceso de muestra escurriéndolo en un papel de filtro y se deja reposar durante 60 segundos. Es muy importante esperar el tiempo que indique el fabricante, ya que los colores desaparecerán o cambiaran de tonalidad si se lee antes o después de ese intervalo de tiempo, provocando la lectura de resultados falsos.

  • Eritrocitos y hemoglobina. En las guías colorimétricas de las tiras reactivas aparecen dos marcadores para distinguir entre hemoglobinuria y hematuria, sin embargo, esto deberá confirmarse con la presencia o ausencia de eritrocitos en el sedimento.
  • Proteínas. La presencia de proteínas en orina se denomina proteinuria y existen tres tipos: prerrenal, renal y postrrenal. De forma normal, las proteínas no pueden atravesar el glomérulo, sin embargo, en determinadas patologías o en situaciones fisiológicas concretas como, por ejemplo, en la gestación, se produce un paso de estas proteínas de la sangre a la orina. Se evalúa en conjunto con la densidad urinaria y el sedimento.
  • Glucosa. La glucosa es una molécula de gran importancia para el organismo. De forma natural, circula por el torrente sanguíneo (glucemia) y en la orina no debe aparecer, pero en casos de aumento excesivo en la concentración (hiperglucemia) o algunas patologías, puede presentarse en la orina (glucosuria).
  • pH. El pH es el potencial de hidrógeno, es decir, la concentración de iones de hidrógeno que indica la acidez o basicidad de una disolución. De forma ideal, se debe usar un pH-metro, pero es un equipo de coste elevado y que necesita muchos mantenimientos por lo que es prácticamente imposible encontrarlo en clínicas u hospitales veterinarios. El medidor más común son las tiras de pH. La muestra para realizar una determinación de pH debe estar recién extraída y los valores normales se encuentran entre 5.5 y 7.5.
  • Leucocitos. El uso de las tiras de reactivas para determinar la presencia de leucocitos no es recomendable. Por ejemplo, en gatos la esterasa leucocitaria presente en siempre reacciona con la tira dando lugar a falsos positivos.
  • Bilirrubina y urobilinógeno. Son pigmentos biliares, el urobilinógeno no se suele tener en cuenta a la hora de la evaluación diagnóstica. Por otro lado, la bilirrubina es un indicador de hepatotoxicidad. En el caso de los perros se puede encontrar una mínima cantidad mientras que en gatos siempre está considerado como un hallazgo anormal.
  • Cuerpos cetónicos. Los cuerpos cetónicos o cetonas son productos de desecho del metabolismo lipídico. Son un conjunto de tres componentes: acetona, acetoacetato y β-hidroxibutirato, pero este último no suele ser detectable por las tiras reactivas. La presencia de cuerpos cetónicos se considera anormal.
  • Nitritos. En medicina humana son un buen indicador de bacteriuria, sin embargo, en veterinaria existen numerosas interferencias por lo que aunque las tiras reactivas lo incluyen, a menudo se ignora.
  • Creatinina. La creatinina es un producto del metabolismo muscular y es la fuente de información más importante sobre la salud renal. No son muchas las casas comerciales que incluyen este parámetro, no obstante, sirve de guía para una estimación semicuantitativa del ratio proteína/creatinina en orina.

SEDIMENTO

El estudio del sedimento urinario es un examen microscópico mediante el cual se produce una identificación de los solutos que se encuentran en la orina.

Se realiza de la siguiente forma:

  1. Se recoge una muestra de volumen conocido y estandarizado en la clínica. La cantidad recomendada es de 5 a 10mL, para poder obtener un resultado significativo.
  2. Se centrifuga durante 5 minutos a 1500 revoluciones por minuto (rpm).
  3. Se decanta el sobrenadante, que es el líquido superior. Todas las sustancias no solubles, habrán caído al fondo por la fuerza centrífuga; eso es lo que se conoce como “sedimento” (Figura 4).
  4. Con una pipeta se mezcla muy suavemente el sedimento con la cantidad de sobrenadante que haya permanecido tras la decantación.
  5. Se deposita una gota igualmente estandarizada, siempre con la misma pipeta, en un portaobjetos. Se coloca un cubreobjetos y se observa al microscopio óptico con los objetivos del 10x y el 40x.
    De forma opcional, se puede añadir una gota de tinción, por ejemplo, azul de metileno. En este caso, se debe esperar un par de minutos para dejar que la tinción actúe y tiña los componentes afines (Figura 5).
Figura 4: Muestra centrifugada, sobrenadante transparente y sedimento con tonalidad rojiza por hematuria.
Figura 4: Muestra centrifugada, sobrenadante transparente y sedimento con tonalidad rojiza por hematuria.
Figura 5: Sedimento teñido con azul de metileno. Leucocituria severa y bacteriuria marcada.
Figura 5: Sedimento teñido con azul de metileno. Leucocituria severa y bacteriuria marcada.

Una vez se produce la observación microscópica, se deben reconocer e identificar las estructuras que se encuentren.

  • Células propias. Se pueden encontrar una gran cantidad de células del organismo en el sedimento urinario. Si hay una gran población celular, será necesaria una preparación en seco y una tinción panóptica rápida para poder identificarlas, debido al gran parecido morfológico.
    • Células epiteliales transicionales. Normalmente se trata de células ovales o poligonales, de tamaño variable (de 2 a 4 veces mayor que un leucocito), con un núcleo central grande y redondeado. Son un hallazgo común en bajo número, especialmente en orinas extraídas por sondaje.
    • Células epiteliales escamosas. Son células planas, poligonales con un núcleo pequeño, redondo y un citoplasma muy amplio. Se encuentran en zonas distales del aparato urinario como la uretra; por lo que estas células no se encontrarán en orinas extraídas por cistocentesis.
    • Células epiteliales del túbulo renal. Son, con frecuencia, redondas con un núcleo oval excéntrico, a menudo cuentan con pequeñas gotas lipídicas.
    • Eritrocitos y leucocitos. Son células de la sangre; los eritrocitos serán identificados por ser células de pequeño tamaño, con forma de discos bicóncavos. Los leucocitos, por otro lado, son redondos y más grandes (1.5-2 veces más grandes que un hematíe), en ocasiones se pueden apreciar sus gránulos. Es posible encontrar un máximo de cinco células, tanto hematíes como leucocitos, en animales sanos. Más cantidad se considerará patológico, o un contaminante en el caso de orina extraída por cistocentesis.
  • Microorganismos. De forma excepcional, se pueden encontrar microorganismos que estén provocando algunas alteraciones y patologías.
    • Bacterias. La orina es estéril dentro del organismo, por lo que se debe preservar este estado para obtener resultados certeros en lo relacionado con estudios microbiológicos. La bacteria más frecuente es E. coli. Para la identificación bacteriana se debe atender al sedimento, en el que se observaran estructuras de tamaño más pequeño que los eritrocitos y de distintas formas, especialmente: cocos (forma redonda) y bacilos (forma de bastón). La bacteriuria es muy común en gatos.
    • Hifas. Se pueden encontrar hifas fúngicas de dos formas septadas (segmentos divididos) y no septadas (segmentos unidos). Es posible confundir las hifas septadas con bacilos en cadena, para poder distinguirlo se debe tener en cuenta el tamaño, que es relativamente mayor en los hongos que en las bacterias. No son un agente infeccioso común, en la gran mayoría de los casos se trata de contaminantes externos.
    • Levaduras. Son células pequeñas (pueden encontrarse otras más grandes), de un tamaño cercano al de los eritrocitos, pero más refráctiles, de forma oval; pueden encontrarse maduras o en estadios previos. Normalmente se consideran contaminantes o artefactos.
    • Parásitos. Son un hallazgo extremadamente excepcional, pero pueden aparecer ya sea por contaminación fecal o por migración del parásito. Un ejemplo es Capillaria felis cati.
  • Cristales. La precipitación de sustancias, el pH, la densidad urinaria e incluso las condiciones de almacenamiento o tiempo transcurrido hasta el análisis puede provocar la aparición de cristales. Algunos tipos se consideran siempre patológicos, ya sea debido a defectos metabólicos hereditarios (p.ej., cistina) o adquiridos (p.ej., tirosina) o a la administración de medicamentos (p.ej., ampicilina) mientras que otros pueden encontrarse, siempre en cantidades muy reducidas, en orinas de animales sanos (p.ej., uratos y fosfatos amorfos). Los cristales más frecuentes que, además están asociados a la formación de urolitos, por lo que conviene reconocerlos son:
Figura 6. Sedimento con hematuria marcada y cristales de fosfato amónico magnésico abundantes.
Figura 6. Sedimento con hematuria marcada y cristales de fosfato amónico magnésico abundantes.
  • Fosfato amónico magnésico, estruvita o fosfato triple. Su aparición se asocia a pH básicos y cuentan con una gran variedad de formas, sin embargo, la más frecuente es la clásica “tapa de ataúd”. Son muy comunes en animales sanos. Si se encuentran en cantidades abundantes, conviene investigar sobre su causa (Figura 6).
  • Oxalato de calcio. Por el contrario, estos cristales aparecen en orinas ácidas generalmente. Existen numerosas formas, dependiendo del tipo de cristal; el más frecuente es el oxalato de calcio dihidratado, cuya forma es cuadrada y con una “X” central, lo que se suele conocer como forma de “sobre”.
  • Cilindros. Se trata de estructuras cilíndricas que se forman en los túbulos renales; una proteína llamada Tamm-Horsfall (THM) es el centro de todos los cilindros, a los que se van sumando unas u otras estructuras; lo que determinará el tipo de cilindro. A continuación, se explican los principales tipos:
    • Hialinos. Son prácticamente transparentes, uniformes y cuentan con un extremo romo y otro, normalmente, acabado de punta. El hallazgo de un máximo de 2 cilindros en un campo con objetivo al 10x; en una orina concentrada, se reconoce como normal. En cuanto a patologías, está relacionado con enfermedad glomerular.
    • Celulares. A la matriz de proteína se le adhieren células (epiteliales, leucocitos, eritrocitos), y se denominarán según el tipo celular adherido; p.ej., cilindro celular epitelial). Puede darse una situación en la que se encuentren dos tipos celulares, en tal caso se utilizará: cilindro celular mixto. La identificación de estos cilindros es sencilla: se observan numerosas células reconocibles, en disposición cilíndrica. Dependiendo de las células que se reporten, estarán asociados a unas u otras patologías.
    • Granulares. En lugar de células, como en el tipo de cilindro anteriormente mencionado, se encontrarán adheridas a la matriz proteica unas partículas que, con frecuencia, son células degeneradas o porciones de células necrosadas. Existen dos tipos, dependiendo del tamaño de los gránulos: los granulares gruesos son más oscuros y cortos que los de gránulos finos; aunque esta diferenciación no tiene relevancia clínica. Generalmente, son cilindros muy frágiles y se encuentran con los bordes rotos; el tamaño de los gránulos así como su color y forma, puede variar dentro de un mismo cilindro.
    • Céreos. Se trata de un tipo distinto a los anteriores; son cilindros densos con aspecto de cera, uniformes, en muchas ocasiones se encuentran fisuras y cuentan con bordes desgarrados o romos rectos. Pueden confundirse con cilindros hialinos, pero los céreos son mucho más densos, gruesos y fácilmente visibles en comparación. Son los más raros y se forman a partir de otros cilindros que se han mantenido “atrapados” en los túbulos renales durante un periodo prolongado tras un daño renal agudo.
  • OTROS ESTUDIOS

    En centros y hospitales con laboratorios especializados se pueden realizar estudios más específicos y complejos como:

    Figura 7. Cultivo bacteriológico positivo de orina.
    Figura 7. Cultivo bacteriológico positivo de orina.
    • Ratio proteína: creatinina en orina (UPC). Es la medición más precisa de la proteinuria; se puede realizar un seguimiento haciendo varias mediciones a lo largo del tiempo. El estudio de la UPC se hace en los analizadores de bioquímica sérica, con el sobrenadante resultante de la centrifugación de orina recién extraída (5 minutos a 1500rpm). Se deben descartar aquellas orinas en las que se observe una hematuria macroscópica debido a la interferencia que se reflejará en los resultados. Con el fin de detectar resultados falseados, siempre que se realice un estudio de la UPC se debe realizar un sistemático de orina y una observación del sedimento.
    • Fracción de excreción del potasio (FEP). Se utiliza para encontrar la causa de una hipokalemia sérica, dependiendo del nivel de potasio eliminado se podrá valorar una alteración renal o digestiva.

    Otros estudios frecuentes que se realizan en orina, esta vez en laboratorios externos son:

    • Cultivos microbiológicos. Se deben evitar en la clínica, si no se cuenta con un personal cualificado y unos medios específicos, debido a su alta complejidad y sensibilidad (Figura 7).
    • Análisis bioquímicos especiales: electroforesis, microalbúmina, análisis COLA (determinación de cistinuria), análisis Fanconi (screening para el síndrome de Fanconi) y ratio cortisol:creatinina, entre otros.

    Una vez se hayan realizado los análisis pertinentes, se debe almacenar un mínimo de 24h en nevera, para poder repetir el examen en el caso de ser necesario. Tras este tiempo, se desechará la muestra y el contenedor siguiendo la normativa vigente.

    Técnicas de extracción

    Los métodos de extracción de orina son cuatro:

    Figura 8. Orina extraída por cistocentesis.
    Figura 8. Orina extraída por cistocentesis.
    • Micción espontánea. La muestra es la orina expulsada durante la micción natural. En el caso de los perros existen unos recipientes que permiten recolectarla mientras que para los gatos se están comercializando unos kits que cuentan con unas bolitas no absorbentes que imitan la arena de las bandejas higiénicas y una pipeta para recoger la orina del fondo del arenero. De forma ideal, se debería desechar la primera y última parte de la micción; aunque, es algo muy poco práctico y complicado. No es una muestra apta para urocultivo ya que no es estéril y se encuentran contaminantes tanto de los genitales y la uretra como del ambiente.
    • Micción forzada por masaje abdominal. Puede resultar molesto o incluso doloroso en animales despiertos, pero es frecuente en pacientes sedados. La muestra obtenida por esta técnica es poco utilizada ya que aumenta la concentración proteica y celular además de estar contaminada de la misma forma que la micción espontánea.
    • Sondaje o cateterismo. A pesar de ser una técnica frecuente en clínicas y hospitales, la orina recolectada con este sistema no es recomendable para el urianálisis ya que existe una considerable probabilidad de contaminación e incluso, la propia sonda puede provocar una infección que el paciente no tenía previamente. Sin embargo, puede resultar útil en el caso de vejigas con poca cantidad de orina.
    • Cistocentesis. Es la técnica de elección para el urianálisis, ya que se obtiene la muestra de la forma más aséptica y realista posible, es decir, apenas se producen alteraciones por la extracción (puede aparecer hematuria microscópica, por la punción). Se trata de obtener la orina mediante una punción ecoguiada por personal cualificado (Figura 8).

    El análisis de orina debe realizarse lo antes posible, preferiblemente en la hora posterior a su recolección. Si no se va a realizar en ese período de tiempo, se debe refrigerar a 4º C, ya que algunos parámetros pueden alterarse si se mantiene la muestra a temperatura ambiente como el pH (se basifica si hay bacteriuria) o la glucosa (disminuyendo); o estructuras como los cilindros que pueden degenerarse o desaparecer e incluso, como en el caso de los cristales, formar nuevos.

    Se puede realizar un urianálisis si ha sido refrigerado, en las 6h posteriores sin que haya cambios significativos. Para ello, siempre se debe dejar atemperar y, posteriormente, homogeneizar antes de comenzar el estudio. En ningún caso se podrá analizar orina sin conservantes de más de 24h, ya que los resultados pueden verse altamente alterados.

    Si se va a enviar a un laboratorio externo se deben seguir, de forma estricta, las pautas determinadas por el propio laboratorio.

    Los recipientes para almacenar la orina dependen del tipo de análisis para el que se haya extraído:

    • Para análisis fisicoquímicos se almacenarán en tubos de rosca o microtubos.
    • Para urocultivos: recipientes estériles.
    • Para citologías: tubos o bien, botes con EDTA.

    Existen algunos reactivos químicos como el ácido bórico o el timol, que actúan como conservantes, pero su presencia no es nada habitual en clínicas veterinarias.

    Conclusiones

    Gracias a la fácil obtención de la muestra y el bajo coste, el urianálisis es un examen de gran valor para el diagnóstico de patologías renales, principalmente. La formación y experiencia del profesional que lo realice es esencial para una correcta realización de las técnicas laboratoriales, para la interpretación de la observación microscópica y, asimismo, para la obtención de los resultados más certeros.

    Bibliografía

    Juste de Santa-Ana, MC., Carretón Gómez E.; Fundamentos de análisis clínicos en animales de compañía; Multimédica Ediciones Veterinarias; 2015; Barcelona.

    Valenciano A., Cowell, RL., Rizzi TE., Tyler RE.; Atlas de urianálisis canino y felino; Multimédica Ediciones Veterinarias; 2018; Barcelona.

    Engel Manchado J., García Guasch L.; Manual del ATV (2º edición); Multimédica Ediciones Veterinarias; 2019; Barcelona.

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