Alimentos secos vs alimentos húmedos: ¿cuál escoger?

Los alimentos comerciales para mascotas se pueden clasificar de varias maneras, incluyendo su adecuación nutricional (completos o complementarios), etapa de vida, o sensibilidades. También se pueden clasificar según su contenido en agua en alimentos secos, húmedos o semihúmedos. Los más comunes son los secos (humedad < 14 %) y húmedos (> 60 %). Los alimentos secos son comúnmente extrusionados y suelen ser más económicos, además de durar más tiempo una vez abierto el envase. Los alimentos húmedos tienen una vida útil más larga antes de su apertura, ya que se esterilizan dentro del envase.

Los perros y gatos obtienen el agua que necesitan del agua de bebida, del alimento, y (en menor medida) del metabolismo de los macronutrientes. En aquellos individuos alimentados con alimento húmedo, la proporción de agua aportada por la bebida se reduce ya que, salvo problemas de salud, son capaces de adaptar el consumo de agua a sus necesidades.

El uso de alimento seco o húmedo tiene sus pros y contras, y la mejor decisión se debe individualizar a cada caso tras realizar una evaluación nutricional completa.

En general, los perros y gatos saludables son capaces de mantener su estado de hidratación independientemente del contenido en humedad del alimento, siempre que tengan agua fresca y limpia disponible en todo momento. Dicho esto, en gatos se ha sugerido que alimentar con comida húmeda es una mejor manera de mantenerlos bien hidratados. Esta especie tiene una alta capacidad de concentrar la orina cuando su alimento es bajo en agua antes que beber más agua. Esto se ha relacionado con la dieta con la que los gatos han evolucionado, presa, que suele tener un contenido en humedad del 60 % o más, con lo que cubre un alto porcentaje de sus necesidades hídricas. Este es un tema de interés, ya que la deshidratación se ha asociado como factor de riesgo en ciertas enfermedades en estudios retrospectivos, incluyendo enfermedad renal crónica. Sin embargo, las investigaciones que comparan el efecto de alimentar con comida húmeda vsseca en el estado hídrico felino han mostrado resultados contradictorios, lo cual puede deberse a diferencias en cómo se mide este estatus, pero también a otras diferencias entre los alimentos. Por ejemplo, tanto la proteína dietética como el consumo de ciertos minerales puede afectar a la excreción renal de agua, y el contenido en fibra puede afectar también a su excreción fecal. En estos momentos no hay evidencia que los gatos alimentados con comida seca tengan un peor estado de hidratación que cuando se alimentan con comida húmeda, y en este último caso, simplemente puede asociarse a una mayor diuresis como mecanismo de homeostasis.

El uso de alimentos altos en humedad puede ser positivos en ciertas enfermedades, como enfermedades del tracto urinario (urolitos, cistitis idiopática felina) y sobrepeso.

El potencial beneficio de dietas altas en humedad en cistitis idiopática felina se describe en otro artículo de este número en más detalle.

Estos alimentos también pueden ser beneficiosos en todo tipo de urolitos, al promover una menor densidad, mayor volumen de orina y alta frecuencia de micción. Esto conlleva una menor concentración de precursores y un menor tiempo de residencia de estos precursores en el tracto urinario. Existen datos en perros y gatos sanos mostrando que una mayor humedad de la dieta (en la forma de alimento húmedo o de alimento seco mezclado con agua) resulta en menores densidades urinarias y una menor supersaturación relativa (SSR, que estima del riesgo de urolitos) para ciertos cálculos urinarios. Pese a los beneficios teóricos, existen pocos estudios enfocados en el efecto la humedad dietética en la recurrencia de urolitiasis independientemente de otras características del alimento, como su contenido en minerales, pH urinario, etc. Mas aún, existen estudios mostrando que alimentos secos también pueden reducir la SSR de ciertos urolitos y el uso de esta medida como riesgo de urolitiasis tiene sus limitaciones.

En cualquier caso, promover una densidad urinaria reducida es una recomendación común para el manejo de urolitiasis, recomendándose valores empíricos de < 1.020 en perros y < 1.030 en gatos. El uso de agua para promover esta densidad urinaria es seguro y potencialmente positivo. Esto se puede conseguir mediante un alimento alto en humedad (por ejemplo, alimentos dietéticos urinarios suelen tener una humedad del 80 %) aunque esto puede ser costoso. Otras opciones (resumidas en Figura 1) incluyen:

• Adición de agua al alimento seco: esta estrategia es segura y económica; el principal problema es la aceptación por parte de ciertos pacientes, con lo que se debe instaurar de manera gradual. Para conseguir el equivalente de una humedad del 80-85 %, se pueden necesitar hasta 500 ml de agua por 100 gramos de alimento seco.
• En alimentos húmedos con humedad de 70 % o menor, es posible que haga falta añadir más agua para conseguir la densidad energética deseada, en estos casos se pueden necesitar hasta 100 ml de agua por 100 g de alimento húmedo.
• Se puede promover el consumo de agua de bebida con ciertas estrategias, como elección del material del recipiente, numero de bebederos y localización. Por ejemplo, los gatos suelen preferir cerámica a plástico, y algunos prefieren agua en movimiento (fuentes). El agua también se puede saborizar con caldo, por ejemplo, aunque esto puede afectar al pH urinario y no siempre será posible. Existe un producto para gatos (agua enriquecida en nutrientes) donde estudios muestran que puede promover un mayor consumo de agua y menor densidad urinaria en gatos sanos. Este producto no se ha testado aún en urolitiasis.
• También existen dietas veterinarias urinarias enriquecidas en sal (tanto cloruro sódico como cloruro potásico) que pueden promover diuresis vía estimulación de la sed. Estas se consideran seguras y son una opción en pacientes donde las dietas húmedas o la adición de agua no son buenas opciones. Están contraindicadas en ciertos urolitos (como los de cistina y los de uratos) y se deben usar con cautela en pacientes con enfermedades sensibles al sodio (no usarlas o usar las versiones bajas en sodio).

Los alimentos húmedos tienen una menor densidad energética (en materia fresca) que los secos, ya que el agua no aporta calorías. Estos tienen una densidad calórica de alrededor de 1 kcal por gramo, con un rango de 0.6 a 1.6 aproximadamente; en las dietas veterinarias para obesidad suele ser menor que 1. Por otra parte, el alimento seco aporta de 3 a 4 kcal por gramo, o incluso más. Las dietas veterinarias secas para obesidad están alrededor de 2.8-3.4 kcal por gramo. Al ser el alimento húmedo más voluminoso, esto puede ayudar potencialmente a saciar al paciente, y hay algunos estudios en gatos que apoyan esta hipótesis en esta especie. También se ha estudiado el efecto del uso de alimento seco vshúmedo en la actividad física, pero los resultados son controvertidos.

El uso de alimento húmedo en vez de seco puede también ayudar a la precisión de la medición de la ración diaria. El alimento húmedo se presenta en forma de latas, sobres o tarrinas que tienen poco error de medida en comparación con el uso de vasos medidores para alimento seco, que tienen un alto error de medida y puede resultar en mayor aporte calórico del deseado. Si se usa alimento seco para prevención y tratamiento de obesidad es importante usar una balanza de cocina de forma diaria, especialmente en gatos y perros pequeños.

El uso de alimentos húmedo puede ayudar a mantener una hidratación adecuada en pacientes con tendencia a deshidratación con mayor diuresis asociada a su enfermedad, como enfermedad renal crónica o diabetes mellitus. En este momento no existen estudios prospectivos que confirmen su superioridad en estos casos, y, si se usa, se debe comprobar que el paciente consume la cantidad adecuada. La baja densidad calórica de estos alimentos es un beneficio en pacientes con sobrepeso o a riesgo, pero pueden ser demasiado voluminosas en pacientes con inapetencia.

Como se ha mencionado, el alimento húmedo puede ayudar a la prevención del sobrepeso (especialmente en gatos) y al manejo de problemas urinarios, además de ayudar a promover consumo de agua, de nuevo especialmente en gatos. El alimento húmedo puede también ser más apetente en muchos casos, con lo que puede ayudar en casos de apetito caprichoso.

Un problema del alimento húmedo es el precio (Figura 2). Aunque hay cierto solapamiento (dependiendo de la marca, gama, etc.), el alimento húmedo es más costoso por caloría que el seco y no siempre es una opción en todos los hogares.

La textura del alimento puede también afectar a la salud oral por varios mecanismos, como la estimulación del flujo salivar, modificación del perfil bacteriano de la placa, y efecto sobre las superficies dentales. Algunos alimentos secos tienen estrategias para enlentecer la formación de placa bacteriana. Esto no implica necesariamente que todos los alimentos secos sean mejores para la salud dental que los húmedos, ya que los datos no son concluyentes. En todos los casos, otras medidas para salud oral (como cepillado y/o el uso de ciertos premios o suplementos) están indicadas, además de limpiezas de forma rutinaria.

Ciertos estudios epidemiológicos han asociado el uso de alimentos húmedos en gatos con un mayor riesgo de hipertiroidismo, y la razón de esta asociación no se ha identificado en estudios prospectivos hasta el momento. Estos son necesarios para confirmar o descartar el papel de la dieta, de momento no es posible dar recomendaciones sólidas al respecto.

En gatos, las necesidades de taurina son el doble cuando son alimentados con dietas húmedas vs secas. La hipótesis es que el tipo de ingredientes y procesado del alimento húmedo afectan a la composición de la microbiota intestinal, resultando en un mayor número de bacterias que deconjugan las sales biliares, reduciendo la cantidad de taurina que se recicla por la vía enterohepática. Los fabricantes de estos alimentos deben compensar este efecto cuando formulan y fabrican sus alimentos felinos húmedos.

El alimento seco suele ser más económico y, en algunos casos, incorporar estrategias para la reducción de la placa bacteriana. Puede alimentarse a voluntad (ad libitum) lo que puede ser positivo en pacientes con altas necesidades calóricas (como hembras en lactación) y en gatos puede favorecer su conducta de múltiples comidas a lo largo del día (mucho más complicado o no posible con alimento húmedo). Esto también permite utilizar juguetes dispensadores de alimento y otros tipos de enriquecimiento ambiental durante la alimentación. Sin embargo, su alta densidad calórica y uso a voluntad se asocia a un mayor riesgo de sobrepeso en pacientes susceptibles. El uso de alimento seco exclusivo se ha asociado a un mayor riesgo de urolitiasis en gatos susceptibles.

La evaluación nutricional nos va a dar indicaciones sobre la mejor opción en cada caso, incluyendo una historia dietética completa. Es también importante identificar las preferencias y presupuesto de los cuidadores, ya que son ellos quienes compran la comida y la administran a sus mascotas. En las dos especies se puede alimentar principalmente con seco, con húmedo, o con una mezcla, según los riesgos individuales y preferencias del paciente.

Por ejemplo, en gatos con sobrepeso (o a riesgo) se puede usar parte de la ración (o toda) con alimento húmedo, mientras que, en pacientes delgados con inapetencia, tener alimento seco a voluntad puede promover un mayor consumo calórico. El uso de alimentación mixta (seca + húmeda) puede aportar ciertos beneficios de ambos tipos de comida, excepto el efecto sobre la densidad urinaria, ya que este se nota a niveles de humedad dietética elevada.

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